Usualmente cuando pensamos qué regalar a nuestros hijos durante una ocasión especial, como Navidad o uno de sus cumpleaños, solemos pensar en cosas materiales, que pueden variar de acuerdo a su edad, como juguetes para los más pequeños y consolas de videojuegos o gadgets electrónicos para los mayores, por mencionar ejemplos.
De acuerdo con un estudio, podemos decir que acertamos al elegir regalos materiales para los más pequeños, pero según sus resultados, llega una edad en la que recibir experiencias, y no regalos materiales, es lo que les hace más felices. Te compartimos sus resultados.
El estudio
Publicado en la revista International Journal of Research in Marketing, esta nueva investigación fue realizada en conjunto por la Universidad de Illinois en Chicago, la fundación HEC Paris, la Universidad Estatal de Michigan, la Escuela de Negocios Villanova, la Universidad de Temple y la Universidad de Texas en San Antonio, Estados Unidos.
En ella, se comparó el nivel de felicidad que los niños obtienen de los regalos materiales, con el que obtienen de las experiencias, utilizando cuatro estudios realizados en niños y adolescentes desde los tres hasta los 17 años de edad.
De acuerdo con sus resultados, desde los tres hasta los 12 años, recibir obsequios o bienes materiales proporcionaba mayor felicidad a los niños. Pero en el caso de los niños mayores de esa edad, les hacía más felices tener experiencias que recibir regalos materiales.
Esto no significa que a los adolescentes no les gusten los regalos materiales ni que los niños pequeños no disfruten las experiencias, como acudir a un parque de diversiones o salir de viaje. Ambas cosas les gustan, pero según su edad, una puede proporcionarles mayor felicidad que la otra.
Los investigadores explican que la diferencia o el impacto de estos dos tipos de regalos u obsequios está en la capacidad de recordar. Según comentan, los niños pequeños pueden disfrutar la experiencia en el momento, pero para que éstas les proporcionen felicidad a largo plazo, deben ser capaces de recordar detalles de ésta mucho después de que haya tenido lugar.
Con los regalos materiales, los niños pueden revivir esa sensación de felicidad una y otra vez al jugar con ellos, haciendo que ésta perdure por mayor tiempo, en comparación con las experiencias, que al no poder revivir de forma tangible, son más difíciles de apreciar a largo plazo.
Los adolescentes, por otro lado, tienen la memoria más desarrollada que los niños, por lo que para ellos proporcionará mayor felicidad aquellas experiencias que puedan vivir y recordar, incluso si no tienen alguna forma física de revivirlas, como al ver fotografías de dichas experiencias.
Debido a que la memoria se desarrolla con el paso de los años, es posible que los niños más pequeños no sientan tanta felicidad al pensar en experiencias anteriores, como con sus juguetes. Pero al crecer, esto se va invirtiendo y las experiencias se vuelven más importantes que los obsequios materiales, pues comienzan a crear recuerdos más claros.
Ahora, esto no significa que por el hecho de que no puedan revivir o recordar con claridad los niños no disfrutan las experiencias. También pueden hacerles felices a largo plazo, pero para ello deberemos de ayudarles a recordarlas, como al hacer fotos o vídeos de los viajes familiares que después puedan volver a ver.
De este modo, los niños más pequeños no solamente apreciarán los regalos materiales que reciban, sino también, recordarán mejor el tiempo que pasaron en familia y con amigos al revivir esas experiencias a través de recordatorios físicos, como las fotografías y vídeos.
Foto | Unsplash
Vía | EurekAlert
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