El día que te enteras de que vas a tener un hijo empiezan las dudas acerca de lo que vais a necesitar y, como es la primera vez que vas a tener un bebé, sueles buscar ayuda acerca de lo que necesitas o dejas de necesitar en las tiendas de puericultura, en internet y en conversaciones con otras madres o padres recientes.
Uno de los artilugios que muchas madres no saben si comprar o no es el cojín de lactancia. Pueden encontrarse a partir de los 30 € aproximadamente (los más pequeños), llegando a costar como norma unos 50-60 €, pudiendo encontrar algunos cerca de los 100 €. Esta cantidad de dinero no hace rico ni pobre a nadie, pero es suficiente como para que una madre que no conoce el artilugio llegue a preguntarse: cojín de lactancia, ¿sí o no?
Sirven para antes de dar a luz, para la lactancia y para el bebé
Hay cojines de lactancia de formas diversas, siendo los más frecuentes los que tienen forma de media luna. Suelen ser grandes, lo suficiente para que pueda ser utilizado por una mujer embarazada para estar más cómoda en la cama o el sofá.
Luego, cuando el bebé ya ha nacido, sirve para ponerlo encima y poder dar el pecho sin tener que sujetar al bebé con los brazos continuamente evitando además que la mamá se eche hacia adelante a riesgo de padecer dolores de espalda.
Más tarde, cuando el bebé ha crecido y puede mantenerse un poco sentado, puede utilizarse para él, para que esté sentado en el hueco del cojín, en el suelo o el sofá, y el cojín en sí le sirva como soporte trasero y lateral.
Pero puede sustituirse por otras cosas cotidianas
Sin embargo, una embarazada puede mejorar su posición al dormir con otra almohada o con cojines entre las piernas.
Una madre que da el pecho puede buscar la posición más idónea sin cojines (es lo recomendable) y, una vez tiene al bebé bien enganchado, añadirlos si hace falta para fijar al bebé en dicha posición. Si una madre es de dar el pecho siempre sentada, sí podría irle bien un cojín de lactancia, pero hay madres que dan el pecho sentadas, de pie, tumbadas, mientras duermen de noche, etc., y estas madres pueden hacer las tomas que hagan sentadas con uno o dos cojines normales.
Cuando el bebé crece, puede sentarse también en el sofá con cojines alrededor que hagan la misma función, por lo que a pesar de ser un cojín aprovechable, no parece ser imprescindible.
Opiniones para dar y tomar
He oído opiniones de todo tipo acerca del cojín de lactancia. Algunas madres lo rechazan de inmediato porque “tuve uno y nunca lo usé”, otras en cambio lo recomiendan siempre porque “tuve uno y me fue genial”.
Como hemos comentado en la entrada, puede ser un artilugio muy útil, si le sabes sacar provecho a los 50-60 € que cuesta. Sin embargo, si no están las cosas como para gastar, puede conseguirse lo mismo con unos simples cojines bien puestos.
En mi casa y en nuestro caso, Jon, el mayor, sí pasó bastante tiempo con mamá en el cojín de lactancia. Parecía que ese cojín nos iba a acompañar mucho tiempo a lo largo de los siguientes hijos, sin embargo no fue así. Hace mucho que no sé nada de ese cojín y eso que después vinieron Aran y Guim. Mi mujer no lo ha necesitado ni lo ha echado de menos, así que yo diría: útil sí, imprescindible no y, cuando ya tienes muchos cacharros en casa y poco espacio, puede ser hasta molesto.
Vuestra opinión cuenta
Ahora me gustaría que vosotras como madres nos ofrecierais vuestra opinión al respecto, porque el poder dar respuesta a la pregunta “cojín de lactancia, ¿si o no?” es algo muy subjetivo que tiene mucha relación con las costumbres de cada mujer, con su salud física (si tienes la espalda fastidiada antes de parir, puede ser un elemento imprescindible), con su salud económica, con el espacio en casa, etc. Cuantas más opiniones haya al respecto, más fácil será para las nuevas madres decidir qué hacer al respecto, así que os invito a hablar de ello.
Foto | Mothering Touch en Flickr
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