Una pareja de mamás dan el pecho a su bebé: nos cuentan cómo lograron la co-lactancia materna

La lactancia materna compartida, en la que ambas madres dan el pecho a su bebé, es poco frecuente.

Las parejas del mismo sexo suelen optar por alimentar a su bebé con biberón, leche materna donada o con leche de fórmula.

Tiffany y Glenis Decuir, un matrimonio de Ohio, Estados Unidos, se propusieron amamantar las dos a su hijo Orion, y lo lograron con la lactancia inducida. Nos cuentan cómo y por qué lo hicieron.

"Queríamos compartir la experiencia de la maternidad"

La Navidad pasada descubrieron que Tiffany estaba embarazada. Cuenta Glenis que ella quería comparir con ella la experiencia, consciente de la conexión tan fuerte que se establece entre madre e hijo durante el embarazo y la lactancia, ya que ya había dado a luz y amamantado a sus hijos mayores: Savannah, de 13 años, y Nicholas, de 10.

"Sé lo profundo que es este vínculo, que comienza desde el mismo momento en que te enteras de que estás embarazada, así que no sabía cómo iba a poder conectar emocionalmente con nuestro bebé".

Así explica Glenis cómo se sentía y que fue Tiffany la que encontró información sobre la inducción de la lactancia:

"No conocíamos a nadie que lo hubiera hecho, así que no teníamos ni idea de que existía. Sin embargo, una vez que nos dimos cuenta de que era posible, decidimos intentarlo".

Investigaron sobre los métodos para hacerlo y elegieron el protocolo Newman Goldfarb. Consiste en combinar la sincronización de las hormonas correctas y retirarlas en el momento óptimo para engañar al cuerpo y que crea que la mujer está embarazada. Cuanto antes se inicie el proceso, más posibilidades de éxito.

"Comencé a inducir la lactancia en febrero de 2018 con anticonceptivos hormonales. Nueve semanas antes del nacimiento del bebé comencé a sacarme la leche para estimular las mamas".

No todo el mundo lo entiende

Glenis reconoce que le costó encontrar un médico que apoyara su deseo de inducir la lactancia:

"Mi médico me miró como si estuviera loca y me mandó a mi ginecóloga, quien también se negó a recetarme anticonceptivos para lograr mi propósito. Así que me cambié de especialista y esta vez no le expliqué para qué quería las píldoras".

Por suerte, añade la feliz mamá, "encontramos a una consultora de lactancia que aunque nunca había probado la inducción de la lactancia, decidió ayudarnos en nuestro camino".

Cuenta que también tomó domperidona, un medicamento que se usa normalmente para tratar afecciones estomacales y que la hicieron engordar más de 13 kilos. Pero se benefició de su efecto, el aumento de los niveles de prolactina. Por eso, continuó tomándola incluso después de que naciera su bebé en agosto.

Dos madres lactantes desde el minuto cero

Cuenta Glenis que desarrollaron un plan de parto que incluyera a las dos en el proceso: "Dejamos que Orion se enganchara primero a Tiffany, para que ella pudiera establecer la lactancia, y luego ya le amamantaría yo".

En el momento en que nació Orion, ya tenía más de 17 litros de leche materna el congelador, así que su prioridad era que Tiffany estableciera la lactancia.

"Todos en la sala de partos fueron muy comprensivos y estaban muy intrigados, porque nunca antes había vivido un situación similar. Después de una hora de piel con piel con Tiffany y de que ella le diera el pecho, le amamanté yo. Y así durante las siguientes tres semanas:, cada vez que Orion comía, sus dos mamás le dábamos el pecho, siempre Tiffany primero, y después yo. Trasncurridas tres semanas pudimos alternarnos en las tomas sin que la lactancia se resintiera".

Una vivencia totalmente positiva

Glenis relata que se sintieron apoyadas por toda la gente cercana y que lograr la ella pudiera amamantar sirvió par que su mujer y ella se sintieran más conectadas y unidas a Orion.

"Tiffany incluso ha reconocido que si yo no hubiera podido alimentar a nuestro bebé, la lactancia hubiera sido más estresante para ella y asegura que le encanta mirarnos cuando doy el pecho porque cree que tengo el mismo derecho que ella, como madre, a alimentarlo con leche materna".

Pero hay más: gracias a que las dos pueden amamantar, Tiffany pudo descansar y asegura que de ninguna manera siente que la inducción haya obstaculizado o afectado su vinculación con Orion.

"Ahora las dos hemos vuelto al trabajo y ambas extraemos leche materna para que el pequeño la tome cuando no estamos".

Reconoce que tras el rechazo por parte de los médicos y la falta de información sobre la indución, decidió abrir una cuenta en Instagram donde contar su experiencia con la intención de ayudar a otras madres que quieran intentarlo.

Además, Glenis admite que no todo ha sido un camino de rosa. De hecho, sufrió IGT (Insuficiencia de tejido glandular o hipoplasia mamaria), una afección que provoca que la mujer no pueda producir suficiente leche para su hijo, ya que no hay suficiente tejido mamario para contenerla.

"Por eso, mirando ahora atrás, hace un año, cuando ni siquiera sabía que la inducción era posible, me sorprende lo lejos que hemos llegado y lo que hemos logrado como familia".

De cualquier forma, esto es solo un testimonio, que puede resultar positivo para demostrar que la inducción de la lactancia es posible, pero para nada compartimos que se realice sin el apoyo médico necesario. Nunca debe tomarse ningún medicamente sin que esté recetado por un especialista, por los peligros médicos que implican.

De hecho, la venta de Domperidona no está aprobada en los EE.UU. por la FDA (Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos), a causa de los riesgos que representa para la salud de de la madre lactante. Y aquí en España también están restringidas sus indicaciones.

Fotos | Cedidas por Glenis Decuir

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