Libros para colorear de la película "Up"

Libros para colorear de la película "Up"
1 comentario

El último éxito de Disney Pixar es la película de dibujos animados "Up", que aún no he tenido la oportunidad de ver pero que parece ser muy recomendable y divertida para los más pequeños de la casa. Si han visto la película, seguro que les hará ilusión colorear estos libros con los personajes y aventuras de "Up".

A partir de 5 años tenemos "Up. Pintamanía rotuladores" y a partir de los 3 años dos libros más, "Pintamanía acuarelas" y "Pintamanía lápices de colores", para todos los estilos de los pequeños artistas... Los libros para colorear de la película "Up" cuestan 5'95 euros.

Además, para los pequeños lectores a partir de 6 años tenemos "Up, el libro de la película", que cuesta 8'95 euros.

Aquí os dejo un resumen del argumento de la película y que recogen estos libros en distintas aventuras:

Carl Fredricksen es un vendedor de globos quien, a los 78 años, consigue finalmente llevar a cabo el sueño de su vida de ser un gran aventurero al enganchar miles de globos a su casa y salir volando rumbo a América del Sur. Pero lo que no sabe es que la mayor de sus pesadillas se ha embarcado sin querer en el viaje: un Explorador Intrépido junior llamado Rusell, de 8 años y con un optimismo a prueba de bomba. A pesar de formar el dúo menos preparado de la Tierra para vivir cualquier tipo de aventura, ambos llegarán a conocer las Cataratas Paraíso, una tierra perdida en el tiempo, y, sobre todo, descubrirán el verdadero sentido de la vida.

Todos los libros para colorear de la película de Disney Pixar "Up" están editados por Planeta Junior.

Más información | Planeta Junior En Bebés y más | Nuevos libros de Bob y sus amigos, Los personajes Disney y Pocoyó son los favoritos de los niños, Libros para colorear en las playas, Futuras películas de Disney y Pixar para los próximos años

Temas
Comentarios cerrados
    • http://codigovenezuela.com/2009/07/1421/ ver aqui completo con ilustración Up es la pesadilla de un ecólogo venezolano

      Algunas escenas describen exactamente lo que no se debe hacer en estos delicados ecosistemas

      Carlos Peláez

      La última película de Pixar, Up, levantó el interés del mundo (y de los venezolanos) por los tepuyes. Estas formaciones son únicas. Sólo Suráfrica posee montañas similares de paredes verticales y cimas planas, pero las venezolanas son especiales por estar hechas de cuarzo y granito, por su imponente tamaño, número y especies endémicas.

      El paisaje generado en computadora para la película estuvo inspirado en un viaje que hizo el equipo al cerro Roraima y al Auyán Tepui, mientras buscaban locaciones exóticas para un nuevo trabajo. Es inevitable sentir alegría (y algo de angustia) al ver esos paisajes tan bien retratados y saber que tan increíble mundo está bajo nuestra responsabilidad.

      Por ello, lo que el villano explorador hace durante la trama sobre estas cimas es la pesadilla de cualquier ecologista venezolano:

      Friedricksen literalmente bota la casa por la ventana en la cima del Auyan Tepui

      El hecho de que esté ahí con la misión de cazar una especie de la que quedan pocos ejemplares (quizá uno) es algo inquietante. Aunque este pájaro hipotético no es habitante de estas formaciones, efectivamente existen animales y plantas en ellas que no se encuentran en ningún otro sitio del mundo (a veces ni siquiera en otros tepuyes). Extraer cualquier ejemplar silvestre del territorio venezolano es delito, mucho más cuando se trata de especies con muy pocos miembros y de ambientes frágiles.

      El villano incendia la casa del protagonista en un paraje que, aunque reciba tanta agua como la selva amazónica, está sometido a una constante sequía debido a que la roca no absorbe el agua y a que el sol, cuando da directamente, es inclemente. Un incendio que consuma la poca materia orgánica de estas cimas sería catastrófico.

      Para perder lastre, Carl Fredricksen bota los muebles de su casa y los deja tirados nada más y nada menos que en lo que uno reconoce como la cima del Auyán Tepui, al lado de la caída de agua más alta del mundo (el Salto Churún, o como se le conoce normalmente, Salto Ángel). Debido a la acidez del suelo, el frío clima y las condiciones de alta insolación, la descomposición de desechos en la cima de los tepuyes es extremadamente lenta. Si esto hubiera pasado en realidad, esa basura se quedaría ahí eternamente, para cualquier efecto práctico. Lamentablemente eso es lo que pasa en el Roraima con la basura de muchos visitantes.

      En una persecución, la jauría de perros que corre sobre la superficie tepuyana destruye varios megalitos que son inspirados en formaciones rocosas reales. En la realidad, estas fascinantes esculturas naturales están hechas de cuarzo y granito, y su material se formó prácticamente al mismo tiempo que la tierra. A lo largo del tiempo, el agua y el viento las han esculpido, de manera que ver a unos señores en casa-globo destruyendo un patrimonio tan antiguo como la misma tierra es casi blasfemia.

      La presencia de esa numerosa jauría de perros es perturbadora, ya que no hay nada más dañino para un ecosistema delicado que la introducción de especies nuevas (mucho peor si son depredadoras u oportunistas, como es el caso de los cánidos)

      Sin duda lo que debemos llevarnos los venezolanos de esta película no es el orgullo de “poseer” tepuyes en nuestro territorio, pues nosotros no tuvimos nada que ver en eso. Debemos en cambio agradecerle que nos recuerda que ellos son lugares únicos y delicados, que están efectivamente bajo nuestra custodia y que en la medida que seamos más conscientes de ello, haremos más para cuidarlos. Algo de lo que si podríamos enorgullecernos.

      Casi todo lo que pasa en la película es ecológicamente indeseable

    Inicio
    ×

    Utilizamos cookies de terceros para generar estadísticas de audiencia y mostrar publicidad personalizada analizando tu navegación. Si sigues navegando estarás aceptando su uso. Más información