Leighton es un bebé prematuro que nació con apenas 23 semanas de gestación y el pronóstico sobre su supervivencia no era demasiado alentador. Con esa edad gestacional la tasa de supervivencia es de entre el 20 y el 35 por ciento.
Con tan solo 760 gramos de peso tenía pocas posibilidades de salir adelante, pero los médicos decidieron utilizar una técnica novedosa para el tratamiento de los bebés que llegan al mundo demasiado pronto: meterlo dentro de una bolsa de plástico llena de oxígeno que funciona como una especie de útero artificial.
El niño se aferró a la vida y logró salir adelante contra todo pronóstico. Hoy es un bebé sano de ocho meses que crece sin secuelas derivadas de su prematuridad. Gracias a este procedimiento, el bebé nacido en Perth (Australia) 17 semanas antes de lo previsto, pudo desarrollar sus pulmones hasta que estuvieron maduros para permitirle respirar por sí mismo.
Un útero artificial probado en corderos
La técnica es nueva en humanos, pero ya se había probado en animales. En abril de 2017 saltaba la noticia de que un grupo de investigadores había logrado que una oveja nacida prematura se desarrollara hasta llegar a término dentro de una bolsa que funcionaba como un útero artificial.
El sistema fue probado para ponerlo en práctica con grandes prematuros como Leighton, es decir bebés nacidos antes de la semana 28 de gestación. El bebé nace mediante cesárea y es introducido en una bolsa completamente estéril a la que se conecta el oxígeno que el bebé necesita para seguir avanzando en su gestación. La bolsa protege al bebé de sufrir hipotermia neonatal, una de las complicaciones más habituales en prematuros debido a que su sistema de regulación de temperatura corporal es aún inmaduro.
El siguiente paso, un ensayo que están desarrollando investigadores de la Universidad de West Australia, es llenar la bolsa con líquido amniótico y mantenerla conectada a una placenta artificial.
Como podemos ver en el vídeo de arriba, el bebé no estuvo permanentemente aislado en la bolsa, sino que su madre hizo el Método Canguro manteniéndolo en contacto piel con piel, una práctica muy beneficiosa para los bebés prematuros que les ayuda a regular la temperatura corporal, la frecuencia cardíaca y favorecer la lactancia materna.
Cada año nacen 15 millones de prematuros en el mundo y esta nueva técnica podría contribuir a que muchos de ellos logren salir adelante con éxito.
Vía | 7News