En medio de la pandemia por el coronavirus, son muchos los bebés que han venido al mundo. Uno de ellos es un bebé que había sido operado de espina bífida dentro del útero en el mes de febrero, durante la semana 24 de gestación.
La cirugía se llevó a cabo en el Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla, el bebé nació por cesárea a finales de abril, y ahora tanto la madre como el bebé han sido dados de alta.
Qué es la espina bífida
En la semana 19 de gestación, la familia fue informada que el bebé que esperaban padecía espina bífida, una grave malformación del sistema nervioso central que afecta a uno de cada 3.500 recién nacidos. Ocurre en el primer mes de vida embrionaria y se produce cuando el tubo neural no se cierra completamente dejando al descubierto y sin protección el contenido de la columna vertebral. La forma más frecuente de espina bífida abierta es el mielomeningocele, para el que no existe un tratamiento óptimo tras el nacimiento.
El mielomeningocele presenta una alta morbilidad y suele acompañarse de hidrocefalia y malformaciones en el cerebro que son responsables de la gran afectación neurocognitiva de estos niños. La espina bífida puede provocar secuelas neurológicas como parálisis, hidrocefalia, retraso cognitivo, alteraciones de la columna), además de otras urológicas y traumatológicas (deformidades, entre otras).
Cirugía fetal dentro del útero
Esta malformación puede ser operada dentro del útero durante el embarazo, lo que permite reducir la prematuridad de estos bebés y las secuelas posteriores de la enfermedad. Es una operación muy delicada que cada vez realizan más hospitales
En este caso, la intervención, en la que intervinieron más de 30 profesionales, tuvo una duración de tres horas y se realizó en la semana 24 de gestación. Antes de iniciar la intervención, el equipo realiza una valoración preoperatoria muy exhaustiva, que incluye ecografía de alta resolución y resonancia fetal donde se valora la morfología y biometría del feto, se localiza la placenta, se determina la altura, el tamaño y la morfología de la lesión.
La madre recibe anestesia general y se realiza una incisión en el útero de unos seis a ocho centímetros, mediante una técnica desarrollada y patentada por el equipo para la exposición del defecto espinal. El bebé, una vez colocado en la posición óptima, también recibe anestesia fetal para controlar el dolor y cualquier posible movimiento.
Una vez corregida la malformación, se repone el líquido amniótico y se cierra el útero, lo introducen en el abdomen y suturan la pared abdominal.
La intervención intrauterina se ha convertido en una opción terapéutica real para los bebés que presentan este defecto congénito. Desde el Virgen el Rocío destacan que "el sistema sanitario público de Andalucía ofrece esta alternativa que supera con creces los resultados de la cirugía correctora tras el nacimiento a la hora de evitar, o al menos minimizar las secuelas motoras y neurológicas del niño".
En plena pandemia
Si ya de por sí cualquier nacimiento durante la pandemia genera en la familia mayor incertidumbre, en este caso especial, los padres han recibido apoyo psicológico y asistencia durante todo el período de ingreso.
Nos alegramos de que el bebé haya superado una intervención tan delicada y que sido dado de alta junto a su madre, a pesar de haber nacido en plena pandemia.
Más información | Hospital Virgen del Rocío
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