La Navidad, con su mezcla de luces, tradiciones y expectativas, trae consigo una experiencia casi universal: encontrar el regalo perfecto. Sin embargo, hay quienes, por más esfuerzo que hagan, parecen tener un talento especial para regalar justo lo que no encaja.
Y cuando abres el regalo piensas (entre molesto y sorprendido): "¿De verdad me ha regalado esto? Qué poco me conoce...". Pero, ¿Por qué sucede esto? Desde la psicología, este fenómeno tiene mucho que decir sobre la personalidad, las emociones y las dinámicas sociales.
No acertar nunca con los regalos: esto es lo que puede significar
Los regalos no son solo objetos, son símbolos. Cuando damos un regalo, proyectamos aspectos de nuestra personalidad y la forma en que entendemos al otro. Por ejemplo, una persona que regala algo genérico, como un vale de regalo, podría estar reflejando inseguridad sobre lo que la otra persona desea, o incluso una evitación del conflicto que supone equivocarse.
Por otro lado, regalar algo extremadamente personal, pero que el receptor no necesita o no aprecia, puede ser un indicio de que el foco está más en el que regala que en el que recibe.
Esto ocurre, por ejemplo, cuando alguien regala su libro favorito porque cree que "a todos debería encantarles". Este tipo de elección puede apuntar a una necesidad de validación o a una falta de empatía para ponerse en el lugar del otro. Por otro lado, también puede indicar 'dejadez' (no darle importancia a la persona o al regalo en sí) o simplemente no 'currarse' demasiado el regalo.
Personas que nunca aciertan: sus 'tres personalidades'
En general, las personas que fallan recurrentemente en los regalos suelen encajar en uno de estos perfiles psicológicos:
1) El perfeccionista analítico
Dedican tanto tiempo a pensar en "el regalo ideal" que acaban bloqueándose y eligiendo algo a último momento. Este perfil podría estar vinculado a personas con altos niveles de neuroticismo, que temen ser juzgadas.
Ejemplo: Julia pasa semanas preguntando qué necesita su pareja. Al final, le compra un reloj carísimo que no usa porque él prefiere los relojes digitales. La presión la llevó a desconectar de los verdaderos intereses de su pareja.
2) El práctico desconectado
Suelen regalar cosas útiles, pero sin conexión emocional. Piensan en términos funcionales y no en lo simbólico. Esto suele ser común en personas con una personalidad más orientada a la lógica que a las emociones.
Ejemplo: Tomás regala utensilios de cocina a su mejor amiga que nunca cocina. Para él tiene sentido porque "al menos es algo útil". Para ella, el regalo carece de significado personal.
3) El egocéntrico inconsciente
Regalan lo que a ellos les gustaría recibir, sin considerar los intereses del otro. Esto suele estar relacionado con un estilo de personalidad más narcisista o con una falta de habilidades sociales.
Ejemplo: Ana le regala a su hermano entradas para una ópera porque ella quiere ir, sin darse cuenta de que él detesta la música clásica.
La presión de acertar y sus efectos psicológicos
La Navidad, con sus expectativas sociales, puede amplificar el miedo al rechazo o a la desaprobación. No acertar con un regalo puede ser interpretado como un "fallo" personal, lo que refuerza patrones de ansiedad o evitación.
Algunas personas incluso desarrollan una aversión a regalar por miedo a hacerlo mal, delegando siempre esta tarea o recurriendo al famoso "dinero en un sobre" (y ojo, ¡no es que eso esté mal!).
Cómo mejorar al regalar: claves psicológicas
Si te identificas con los perfiles anteriores o conoces a alguien que nunca da en el clavo, aquí tienes estrategias útiles:
1. Escucha activamente durante el año: Las pistas no suelen darse en diciembre, sino a lo largo del año. Comentarios como "me encantaría aprender a pintar" o "necesito una mochila nueva" son oro puro.
2. Pregunta directamente: No hay nada de malo en preguntar qué quiere la otra persona. Romper el mito de la sorpresa perfecta puede evitar frustraciones.
3. Personaliza desde lo simple: Un regalo no tiene que ser caro o extravagante para acertar. Una taza con una frase significativa o una fotografía enmarcada puede tener un gran impacto emocional.
4. Pon el foco en la experiencia: Regalar experiencias, como una cena, un curso o una actividad, permite compartir un momento y crear recuerdos, más allá del objeto físico.
El verdadero valor del regalo
Desde una perspectiva más profunda, la psicología también nos invita a reflexionar sobre el significado del regalo. A menudo, no acertar con un regalo no significa que no se quiera a la persona, sino que puede haber una desconexión emocional o una dificultad para expresar los propios sentimientos.
Así que, si eres de los que nunca aciertan, no te castigues. La intención, el aprendizaje y el esfuerzo también cuentan. Y si eres quien recibe un regalo poco acertado, recuerda: detrás del objeto, suele haber un deseo genuino de conectar, aunque el resultado no sea perfecto. Al final, lo que queda es el gesto (y su simbología), no el objeto.
En definitiva: regalar bien no es una ciencia exacta, pero entender la psicología detrás de los regalos nos puede ayudar a acertar más, o al menos, a intentarlo con mayor empatía. Porque, al final, lo importante no es el regalo en sí, sino el vínculo que construimos a través de él. ¡Felices fiestas y que este año aciertes, o al menos, regales desde el corazón!
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