Todos conocemos esta sensación... es la siguiente: cuando suena el despertador, el cuerpo y la mente salen de ese estado reconfortante del sueño para enfrentarse a un nuevo día. Y aunque parezca insignificante, cómo arrancamos la jornada puede tener un gran impacto en nuestro bienestar.
Algunos de los hábitos que practicamos apenas al abrir los ojos nos restan energía, nos frenan o nos condicionan negativamente sin que nos demos cuenta. Aquí te contamos tres de esos hábitos que muchos hacemos casi en automático… ¡y cómo evitarlos para sumar calidad de vida desde primera hora!
1) Posponer el despertador y seguir durmiendo "un ratito más"
Suena el despertador, y lo primero que hacemos es posponerlo unos minutos. Esta escena es tan común que para muchos es su "momento de gloria" de la mañana. Sin embargo, ese pequeño "extra" de sueño fragmentado es engañoso y además puede arruinar el inicio del día.
Porque cada vez que pulsamos el botón de repetición, nuestro cuerpo se prepara para un nuevo ciclo de sueño que, en realidad, no llegamos a completar. Esto nos deja en una especie de "neblina" que suele durar varias horas: una inercia del sueño que nos impide sentirnos despiertos y frescos.
- Cómo cambiarlo: Ajusta tu despertador para que suene a la hora exacta en la que necesitas levantarte (o cinco minutos antes), evitando las repeticiones. Y, si necesitas algo que te ayude a despertar sin posponer, prueba a colocar el despertador al otro lado de la habitación; de esta forma, tendrás que levantarte para apagarlo y podrás romper ese hábito de volver a dormir.
2) Revisar el móvil apenas abrir los ojos
Muchos de nosotros, lo reconozcamos o no, tenemos la tentación de coger el móvil como primera actividad del día. Es automático: miramos el correo, las redes sociales, los mensajes… Sin embargo, esta práctica nos expone a un aluvión de información antes de que nuestro cerebro esté preparado para procesarla.
Piensa que la transición entre el sueño y el estado de alerta debería ser suave, ya que el cerebro necesita tiempo para "activarse". Qué ocurre, que al revisar el móvil de inmediato, alteramos ese proceso natural y, además, nos exponemos a contenidos que pueden generarnos ansiedad o estrés, como noticias o mensajes del trabajo.
- Cómo cambiarlo: Si usas el móvil como despertador, prueba a dejarlo en "modo avión" durante la noche para que no haya notificaciones cuando lo cojas por la mañana. Y dedica los primeros minutos del día a ti mismo: una rutina de respiración, unos estiramientos o incluso disfrutar del silencio. Espera al menos 15 minutos antes de revisar el móvil; este sencillo cambio puede ser más beneficioso de lo que imaginas para tu salud mental.
3) Saltarse el desayuno… o desayunar "cualquier cosa"
Otra práctica habitual es salir de casa sin desayunar o improvisar algo rápido, como una bebida azucarada o un snack. Esta costumbre tiene efectos profundos en nuestro cuerpo: después de varias horas sin comer, nuestro organismo necesita energía y nutrientes para funcionar correctamente.
Al no darle un desayuno adecuado, el cuerpo puede entrar en un estado de "hambre reactiva", lo que lleva a una caída de energía a media mañana y a sentir antojos por alimentos de baja calidad. Además, desayunar "cualquier cosa" suele implicar alimentos ricos en azúcares y grasas que, aunque aportan energía rápida, no sostienen el nivel de energía por mucho tiempo.
- Cómo cambiarlo: Un desayuno nutritivo no tiene por qué ser 'complicado'. Puedes dejar algo preparado la noche anterior: un yogur con fruta y frutos secos, un batido de avena y plátano, o incluso unas tostadas con aguacate. Si las mañanas son muy ajetreadas, prueba opciones como barritas saludables o un pequeño smoothie que puedas llevar. La clave es tener algo fácil y nutritivo para empezar el día de forma equilibrada.
Pequeños cambios para respetar nuestros ritmos
Como vemos, cambiar estos tres hábitos no requiere una gran revolución en tu vida, pero puede mejorar mucho tu calidad de vida. Estos pequeños cambios nos ayudan a despertar de una forma más natural, pausada y respetuosa para nuestro cuerpo y nuestro cerebro.
Así que no infravalores la importancia de las primeras horas del día, ya que pueden definir, en gran parte, 'cómo empiezas' tu jornada. Empezar con pequeños gestos de autocuidado es una inversión en nuestro bienestar. Así que la próxima vez que te levantes, pregúntate: ¿qué puedo hacer hoy, desde ya, para empezar el día con más calidad de vida?
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