Tres palabras que tienes que erradicar en las discusiones con tu pareja si quieres dejar de discutir siempre por lo mismo

Las discusiones en una relación de pareja son inevitables, pero hay ciertas palabras que pueden convertirse en el combustible "perfecto" para alimentar el fuego de los malentendidos y los enfados, que aleja a la pareja de una reconciliación.

Si sientes que siempre acabas discutiendo por lo mismo con tu pareja, es hora de prestar atención a las palabras que utilizas (o utilizáis) durante esas disputas. Te cuento qué palabras debéis evitar y cómo erradicarlas (y reformularlas) para fomentar una comunicación más saludable, a través de ejemplos.

Tres palabras que tienes que erradicar en las discusiones

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1. Nunca: el adverbio que causa estragos

El adverbio "nunca" tiene el poder de convertir una discusión común en una batalla emocional intensa. Cuando decimos cosas como "nunca me escuchas" o "nunca tienes tiempo para mí", estamos generalizando y exagerando la situación.

Esto no solo distorsiona la realidad, sino que también provoca que nuestra pareja se sienta atacada e incomprendida. En lugar de utilizar el término "nunca", intenta ser específico y concreto. Así, por ejemplo, en lugar de decir "nunca me apoyas", podrías expresar: "Me sentí sola cuando necesitaba apoyo y no estuviste ahí para mí ayer". Esta modificación no solo elimina la generalización, sino que también da a tu pareja la oportunidad de comprender y abordar la situación de manera más efectiva.

2. Siempre: la palabra que congela el cambio

Así como "nunca" puede ser destructivo, el uso excesivo de "siempre" también puede contribuir a la escalada de las discusiones. Decir cosas como "siempre haces lo mismo" o "siempre me decepcionas" crea una narrativa de repetición constante, ignorando la posibilidad de cambio y crecimiento en la relación.

Además de que, como en el caso anterior, "siempre" es una palabra muy determinista, que nos hace generalizar cosas que, en realidad, no son siempre así. Por ello, en lugar de utilizar "siempre", intenta centrarte en situaciones específicas y evolución.

Por ejemplo, en lugar de decir "siempre olvidas mis cumpleaños", podrías expresar: "Recuerdo que olvidaste mi cumpleaños el año pasado, y eso me hizo sentir triste. ¿Podemos hablar sobre cómo podemos evitar que esto vuelva a suceder?". Este enfoque permite que la conversación se centre en soluciones prácticas en lugar de quedar atrapada en un patrón de reproche constante.

3. Culpa o culpable: los reproches que no llevan a nada

Las palabras "culpable" o "culpa" también aparecen en las discusiones de pareja, por ejemplo a través de expresiones como "tú tienes la culpa de que me sienta así, "si no hubieras hecho tal cosa, no hubiera pasado tal" o "eres el culpable de que me sienta triste", en lugar de hacerse cargo cada uno de sus sentimientos.

Estas palabras hacen que nos quedemos anclados en los mismos conflictos de siempre. En lugar de ellas, podemos recurrir a otras con menos carga de reproche, más compasivas, como por ejemplo "responsabilidad" (por ejemplo: "te responsabilizaste de esto y al final no lo hiciste", en lugar de "tienes la culpa de que haya salido mal").

Y es que culpar a tu pareja de manera directa, utilizando frases como estas, crea un ambiente tóxico en el que ambos os podéis sentir a la defensiva. En lugar de culpar, enfócate en expresar tus propios sentimientos y necesidades de forma asertiva.

Por ejemplo, en lugar de "tienes la culpa de que yo me sienta mal", podrías decir: "Me siento herido cuando no tengo la sensación de que mis sentimientos sean tenidos en cuenta. ¿Podemos encontrar una manera de comunicarnos que funcione para los dos?".

Con esta formulación expresamos cómo nos sentimos en lugar de señalar con el dedo y de "atacar" al otro, algo que invita a la colaboración abriendo la puerta a soluciones más constructivas y sanas.

Mejorar la relación de pareja: cambiar el lenguaje para cambiar la realidad

En resumen, erradicar las palabras "nunca", "siempre" y "culpa" o "culpable" de tus discusiones de pareja puede marcar una gran diferencia en la dinámica de tu relación. Al eliminar la generalización, enfocarte en situaciones específicas y no quedarte atrapado atacando al otro sino expresando cómo te sientes, permites que la comunicación fluya de manera más efectiva.

Y también ayuda a ser más objetivos con la narrativa que hacemos de la realidad. Por ejemplo, quizás tu pareja normalmente no tenga detalles contigo, pero ¿NUNCA ha tenido alguno? ¿Seguro?

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O quizás sientes que siempre eres tú la que tiene que iniciar las conversaciones incómodas, pero ¿realmente esto SIEMPRE es así? Cambiar estas palabras por otras como "a veces", "quizás" o "normalmente", es una forma de flexibilizar nuestro discurso y también nuestra mente, lo que favorece que empaticemos con el otro y una comunicación más ligera y cercana.

Por otro lado, hablar de responsabilidad en lugar de hablar de culpables a favor de expresar tus propios sentimientos fomenta un ambiente de comprensión mutua. Al adoptar estas prácticas, estarás (y estaréis) un paso más cerca de romper con el ciclo de discusiones interminables y de cultivar una relación más saludable y sólida.

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