¿A quién no le ha pasado? Tener que 'simular' que alguien le cae bien (por ejemplo en el trabajo), poniendo buena cara, cuando justamente sentimos todo lo contrario... Pero debo decirte que, en muchas ocasiones, ¡se nos nota! Y es que nuestro lenguaje no verbal es muy difícil de controlar. Por eso es un lenguaje tan sincero, que nos delata.
Vamos a analizar tres gestos de la comunicación no verbal (también a través de ejemplos) que reproducimos las personas cuando no soportamos a alguien, de forma totalmente inconsciente.
Tal vez te ayuden a controlar esos gestos inconscientes o a descubrir que quizás, haya alguien a quien justamente tú, tampoco despiertes simpatía que digamos.
1) La distancia física: cuando el cuerpo se aleja
El primer gesto revelador es la distancia que se genera entre dos personas. Cuando no soportamos a alguien, nuestro instinto natural es alejarnos, y esto se refleja en el espacio que colocamos entre nosotros y esa persona. Imagina una reunión de trabajo, en la que dos compañeros tienen posturas aparentemente neutrales.
Sin embargo, uno de ellos inclina ligeramente su cuerpo hacia atrás, cruza los brazos y, si tiene la oportunidad, coloca una barrera física, como una carpeta o un bolígrafo, entre él y su compañero. Esto no es casualidad. Cuando alguien no nos agrada, inconscientemente buscamos protegernos creando una barrera, y eso puede incluir mantener una mayor distancia.
El concepto del "espacio personal" varía culturalmente, pero siempre existe un umbral. Si una persona se aleja físicamente cada vez que está cerca de alguien en particular, es una señal clara de incomodidad. Incluso en contextos sociales, como una cena entre amigos, podrías notar que alguien siempre busca sentarse lo más lejos posible de la persona que no soporta.
2) Las microexpresiones: una forma inconsciente de mostrar desagrado
Aunque la persona intente sonreír o mantener una expresión neutral, las microexpresiones -esas rápidas y breves expresiones faciales que apenas duran una fracción de segundo- tienden a delatar los verdaderos sentimientos. El desagrado, en particular, tiene una forma muy específica: una leve elevación del labio superior y arrugamiento de la nariz.
Es un gesto que a menudo pasa desapercibido, pero que revela mucho. Imagina que estás en una conversación cordial con alguien que no es santo de tu devoción. Mientras sonríes, por un breve segundo, tu rostro muestra ese pequeño destello de disgusto. Es algo tan rápido que es difícil de controlar conscientemente.
Por otro lado, también podemos notar la rigidez en los músculos faciales cuando intentamos ocultar nuestras verdaderas emociones. Si una persona mantiene una sonrisa demasiado forzada o sus ojos no acompañan esa sonrisa, es probable que esté conteniendo emociones 'negativas', lo que deja entrever su incomodidad o aversión.
3) Mover de esta forma pies y manos: fíjate
Finalmente, otro de los gestos más sorprendentes que nos delata cuando no soportamos a alguien está en los pies. A diferencia de las manos o el rostro, que podemos controlar con mayor facilidad, los pies son una parte del cuerpo que solemos olvidar.
En situaciones de incomodidad o disgusto, los pies de una persona suelen apuntar hacia la salida o alejados de la persona que les desagrada, incluso si su cuerpo está enfrentado hacia ella.
Por ejemplo, en una reunión, fiesta, evento..., puedes notar que alguien tiene su torso girado hacia la conversación, pero sus pies están en dirección contraria. Esto indica que, aunque esté participando, inconscientemente busca escapar de la situación.
Lo mismo ocurre con las manos. Un gesto común es jugar nerviosamente con objetos cercanos (una taza, el móvil, un bolígrafo) o mantener las manos tensas en los bolsillos, lo que muestra una mezcla de ansiedad y ganas de estar en otro lugar.
¿En qué nos ayuda reconocer estos gestos?
Saber interpretar estos gestos es una herramienta más que nos ayuda, tanto en el ámbito personal como profesional. En una discusión laboral, puede ayudarte a identificar conflictos o tensiones no expresadas verbalmente.
En el ámbito social, puede servir para comprender mejor las dinámicas entre las personas y evitar situaciones incómodas. No se trata de juzgar o acusar a alguien por sus gestos, sino de ser conscientes de que nuestro cuerpo expresa lo que nuestras palabras a veces ocultan.
Cuando aprendemos a 'leer' el lenguaje no verbal del otro correctamente, accedemos a su ventana de emociones y pensamientos. Así que, la próxima vez que estés en una situación social o laboral, presta atención a estos tres gestos. Aunque alguien intente disimular sus verdaderos sentimientos, su lenguaje corporal probablemente lo delatará.
Foto | Portada (Película Taxi Driver, 1976)