Hay gestos que valen más que mil palabras, y más cuando se hacen por sus hijos. ¿Qué no haríamos por ellos, verdad? Uno digno de aplaudir es el de Alistair Campbell, un padre de Nueva Zelanda que se tatuó un implante en la cabeza como muestra de apoyo a su hija sorda.
Debido a una sordera profunda, a la pequeña Charlotte tuvieron que colocarle un implante coclear en el oído izquierdo cuando tenía cuatro años, y ahora que tiene seis, el segundo en su oído derecho. Días después de colocárselo, su padre la sorprendió con un tatuaje espectacular.
La niña lo tocó, se rió y le pareció "cool", pero según los padres, todavía no comprende el verdadero significado del tatuaje. Más adelante seguramente lo hará y entenderá hasta dónde puede llegar el amor de un padre hacia una hija.
Pero Charlotte no es la única de la familia con problemas de audición. Anita, su madre también lleva un implante coclear y su hermano Lewis, de 8, lleva audífonos, por tanto no se sorprendieron cuando supieron que la niña necesitaría los implantes.
Tatuarle el implante llevó 45 minutos previa afeitada de cabeza. Y aunque dice que sintió dolor, nada que no pudiese soportar por una hija. Alistair, es, sin duda, uno de mis candidatos favoritos a Padre del Año.
Vía | Buzzfeed y NZHerald
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