Durante el transcurso de la vida, las amistades evolucionan, y nuestras vidas y las vidas de nuestras amigas, también. Puede que tengamos amigas con las que hayamos compartido circunstancias vitales similares, pero que de repente, estas circunstancias cambien.
Hablamos por ejemplo de cuando alguna de nuestras amigas se enfrenta al diagnóstico de infertilidad, y no sabemos muy bien cómo acompañarla. Puede que nosotras no suframos el mismo problema, e incluso, que hayamos sido madres, estemos embarazadas o en búsqueda.
Y no siempre es fácil acompañar desde ese lugar. Sea como sea, es importante poder acompañar a estas amigas, pero nunca desde la condescendencia, sino desde el amor, la comprensión genuina y la naturalidad. ¿Cómo podemos hacerlo?
No se trata de "consolar", sino de estar
Primero de todo, ten en cuenta que no se trata de consolar (el dolor no se lo podemos ahorrar, y ellas necesitan transitar su proceso de duelo), sino de acompañar sin juzgar, de simplemente estar.
Muchas veces, al tratar de "consolar" a la otra persona y para huir de los silencios que tanto nos cuesta sostener, acudimos a frases tópicas (vacías de significado, que en realidad hacen más daño), intentamos quitarle hierro al asunto o nos pasamos al otro extremo, siendo condescendientes y manifestando que sufrimos mucho su pena.
Pero se trata, justamente, de acompañar desde la naturalidad y la franqueza, ni más ni menos. A veces, solo hace falta estar. Muchas veces la otra persona agradece un silencio, o un "estoy aquí para lo que necesites", "si quieres comentar algo, podemos hablar".
Olvidémonos de quitar la pena a nuestra amiga, o ahorrarle el dolor de lo que está viviendo, porque eso no lo podremos lograr; lo que sí podemos hacer es acompañarla en su dolor, mostrarnos disponibles, que sepa que tiene una amiga aquí por si necesita hablar del tema, salir y airearse, desconectar, etc.
Muéstrate disponible sin agobiar
Como decíamos, se trata de mostrarnos disponibles. Podemos hacerlo llamándola de vez en cuando, escribiéndole, preguntándole simplemente cómo está. O con preguntas sencillas como "¿necesitas algo?", "¿cómo lo llevas?", "¿quieres hablar del tema?", "si necesitas algo, dímelo".
Pero sin agobiar, respetando sus ritmos y entendiendo que a veces no tendrá ganas de quedar o de hablar, y no pasa nada. Aunque quizás haya acciones que no entendamos (porque no lo hemos vivido), no hace falta entenderlas para ayudarle; seamos empáticas con su proceso. Puede ayudarnos el hecho de preguntarnos; ¿cómo me gustaría que me acompañara mi amiga si estuviera en su situación?
La importancia de la naturalidad
Es importante que actuemos con naturalidad. Y esto incluye también contarle nuestros problemas, nuestros "temas". Cuando tenemos una amiga que está pasando por un proceso de infertilidad, muchas veces tendemos a evitar explicar nosotras nuestras cosas porque caemos en el error de pensar que "lo nuestro no es tan grave", o "esto es una tontería comparado con lo que le pasa a ella".
Seguramente, nuestra amiga lo que necesita a veces precisamente es desconectar de su tema y hablar de otras cosas, escuchar los problemas ajenos. Y si le ocultamos nuestras cosas sentirá que no actuamos con naturalidad, que la estamos intentando sobreproteger, cuando lo que necesita, justamente, es normalidad y sentirse fuerte.
Hablar abiertamente
Lógicamente, cada persona es un mundo, y puede que el punto anterior no se aplique a todas las mujeres, pero lo que queremos destacar con ello es la importancia de normalizar estos procesos y hacerlos visibles, pero sin caer en paternalismos o condescendencia hacia las mujeres con nuestro lenguaje.
Y por todo esto es tan importante hablar abiertamente con nuestra amiga sobre si necesita hablar de otras cosas o no, hacer preguntas, compartir cómo estáis cada una, etc. Y si hay algo que creemos que le puede molestar, preguntárselo pero de forma natural, sin dramatizar (aunque siendo sensibles siempre).
Si estás en búsqueda de embarazo, pregúntale hasta dónde quiere saber
En el caso de que estés en búsqueda de embarazo, y tú no estés viviendo un proceso de infertilidad, la comunicación aún es más clave. Pregúntale hasta dónde quiere saber. Esto te ayudará, en el caso de que te llegue finalmente un embarazo, a saber cómo compartir la noticia con ella (o hasta dónde quiere saber, cómo, etc.), con sensibilidad y empatía.
Cambia las frases tópicas por frases genuinas y empáticas
Finalmente, y como ya adelantábamos, procura no recurrir a frases tópicas como:
- "Cuando tenga que llegar, llegará"
- "También se vive bien sin hijos"
- "¡Aprovecha ahora que no tienes hijos!"
- "No te agobies, aún eres muy joven"
- "Piénsate bien esto de tener hijos porque luego quizás te arrepientes"
- "Si te agobias es peor, intenta relajarte y seguro que llega"
Son frases que solemos decir sin pensar (y sin mala intención) pero que, si las piensas bien, te darás cuenta de que son horribles, y que están llenas de condescendencia, estereotipos y falta de empatía.
Cuando las decimos, aunque sea con la mejor de las intenciones, lo que estamos haciendo es invalidar su dolor e invisibilizar el duelo por la no maternidad. En lugar de usar estas frases, a la hora de acompañar a nuestra amiga podemos optar por:
- "No puedo imaginar lo que estás pasando pero me pongo un tu lugar y debe ser muy duro"
- "Lo que estás viviendo es muy duro"
- "Estoy aquí para lo que necesites"
- "No hace falta que hablemos si no te apetece"
- "¿Quieres hablar de lo que te preocupa?"
- "¿Te apetece salir y hacer algún plan?"
Recuerda, la empatía y el respeto, ¡son claves!
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