Un parto respetado o humanizado es aquel en el que se tienen en cuenta los deseos y necesidades de la mujer que está dando a luz, se respetan sus derechos y los del bebé, así como el propio proceso fisiológico del parto, evitando intervenciones innecesarias.
Cada vez son más los hospitales que siguiendo las recomendaciones de la OMS ofrecen a la mujer una experiencia de parto positiva, respetuosa y humanizada. Estos son los principales puntos que se deben considerar para tener un parto respetado.
Ser tratada con respeto
Comenzamos con la primera premisa fundamental y que aglutina todas las siguientes: la mujer embarazada debe ser tratada con respeto, como merece cualquier persona.
Desde hace algunos años, la OMS ha dejado clara su postura acerca de la falta de respeto y el maltrato durante el parto: hay que erradicarlos, pues todas las mujeres tienen derecho a una atención digna y respetuosa en el embarazo y en el parto, y el derecho a no sufrir violencia física o verbal, ni discriminación.
Escuchar y tener en cuenta los deseos de la madre
El plan de parto es un documento escrito elaborado por la mujer embarazada en donde plasma sus preferencias, necesidades, deseos y expectativas relativas al momento del parto y nacimiento de su bebé. Cualquier mujer tiene derecho a elaborar un plan de parto y a cambiar sus preferencias en cualquier momento de la gestación o el parto, según su estado y el desarrollo de los acontecimientos.
Este documento debe ser tenido en cuenta por los profesionales sanitarios que atienden a la mujer en el momento del parto, si bien alguno de los puntos contemplados podría ser modificado si surgieran circunstancias imprevisibles que así lo requirieran.
- Para elaborar un plan de parto, consulta aquí.
- Para elaborar un plan de parto por cesárea, consulta aquí.
Derecho a estar acompañada
La mujer que da a luz tiene derecho a estar acompañada durante todo el proceso de parto (fases de preparto, parto y postparto) por la persona que ella elija, tanto si se trata de un parto natural como de una cesárea, siempre que las circunstancias no lo desaconsejen.
Y es que el hecho de que la mujer pueda estar acompañada por una persona de su elección, favorece una experiencia de parto positiva, mejora el estado emocional de la madre y facilita la realización del piel con piel con su hijo.
La mujer debe estar informada en todo momento
La mujer es dueña de su cuerpo, de su embarazo y de su parto, por lo que tiene derecho a saber en todo momento qué procedimientos se le van a realizar a ella o a su bebé. Igualmente, cualquier procedimiento, intervención o uso de medicación durante el parto y postparto debe estar justificado, evitando procedimientos innecesarios.
No realizar intervenciones sin consentimiento
Al hilo de lo anterior, en el caso de ser necesario realizar a la mujer algún procedimiento, este no solo debe ser informado con un lenguaje claro y accesible, sino que la madre debe tener oportunidad de preguntar y aclarar todas sus dudas antes de dar o denegar su consentimiento.
Entre las intervenciones que deben contar con el consentimiento de la mujer estarían los tactos vaginales, la maniobra de Hamilton o rotura de membranas, el sondaje vesical, la episiotomía en el momento del parto y en general, cualquier procedimiento diagnóstico y terapéutico invasor.
Dar tiempo a que el parto se desencadene y no acelerar la dilatación
El parto es un proceso natural que no se debe forzar. Todo está sincronizado para que las hormonas hagan su trabajo cuando llegue el momento oportuno, por eso, y salvo excepciones debidamente justificadas (que en ningún caso debería ser mayor al 10% de los partos), no se deben realizar inducciones.
Igualmente, cuando la dilatación ha comenzado es importante dar tiempo a que el cuerpo haga su trabajo y no acelerar este proceso con intervenciones médicas como la estimulación con oxitocina o la cesárea, siempre y cuando se aseguren las buenas condiciones del bebé y de la madre.
Evitar prácticas innecesarias y/o no recomendadas
Poco a poco, los hospitales van desterrando prácticas innecesarias para el correcto trascurso del parto, así como en el momento del nacimiento.
Según la OMS, algunas de estas prácticas innecesarias serían la realización de tactos vaginales en intervalos inferiores a cuatro horas cuando el parto ha comenzado, el rasurado púbico o perineal de rutina antes del parto vaginal (una práctica que no está exenta de riesgos y que no ha demostrado beneficios), el enema previo al parto o la episiotomía durante el parto por defecto.
En cuanto al bebé, se considerarían prácticas no recomendadas según la OMS la aspiración nasal u oral de rutina tras el nacimiento. Tampoco se debe bañar o limpiar al bebé nada más nacer, pues la vérnix caseosa con la que nacen tiene importantes beneficios para su salud.
Mención especial merece el tema de las cesáreas, una cirugía mayor abdominal que solo debe realizarse con justificación cuando la salud de la madre y/o del bebé así lo aconseje. En caso de que la práctica de la cesárea esté justificada, salvo situaciones especiales, esta no deben programarse antes de la semana 39 y en embarazos gemelares en la semana 38.
Libertad de movimiento durante la dilatación
Siempre que lo desee y sea posible, la mujer tiene derecho a poder moverse libremente durante el proceso de dilatación, pues los movimientos de la madre favorecen el descenso y encajamiento del bebé, que con su propio peso ayuda a ablandar el cuello del útero para favorecer el nacimiento.
Cada vez son más los hospitales que ofrecen a las mujeres recursos para facilitar esta libertad de movimiento (pelotas, lianas, bañeras, diseño y mobiliario funcional de la habitación...), así como métodos analgésicos que calmen el dolor sin impedir el movimiento
Libertad para elegir la postura para dar a luz
Igualmente, llegado el momento del expulsivo la mujer debe poder elegir la postura con la que se sienta más cómoda para parir (acostada, de pie, en cuclillas, a cuatro patas...). No existe una postura más adecuada que otra, sino que esta será elegida por la mujer de forma natural siguiendo su propio instinto.
En este sentido, muchos hospitales cuentan ya con taburetes o sillas de parto vertical para que la mujer pueda dar a luz sentada si lo desea.
Corte tardío del cordón
En el momento del alumbramiento, un parto respetado también pasaría por esperar entre dos y tres minutos antes de cortar el cordón. Y es que se ha demostrado que el corte tardío del cordón umbilical permite que al bebé le llegue más sangre, lo que se traduce en más hierro, más hemoglobina, un mayor efecto antioxidante y un descenso de la inflamación en los casos de partos inducidos.
Piel con piel en el momento del nacimiento
Siempre que la situación lo permita, nada más nacer se debe facilitar el contacto piel con piel entre madre y bebé -también en el caso de las cesáreas-, permitiendo que esta lo tome en brazos y se lo coloque sobre su pecho. Se ha demostrado que esta práctica realizada de forma precoz tiene innumerables beneficios para madre y bebé, además de fortalecer el vínculo y favorecer la instauración de la lactancia materna.
El bebé no debería ser separado del pecho de su madre salvo que sus condiciones de salud así lo indiquen. De esta forma, boca abajo sobre el cuerpo de su madre puede ser evaluado, secado, identificado e incluso se le puede practicar el test de Apgar sin necesidad de separarlos. El resto de pruebas y procedimientos rutinarios pueden posponerse para más tarde o bien realizarse en el momento pero siempre en presencia de la madre.
Si por algún motivo la madre no pudiera estar en contacto piel con piel con su bebé, se debe favorecer esta práctica con el padre o acompañante de la mujer en el momento del parto.
No separar a la madre y al bebé
Durante el tiempo que la madre y el bebé permanezcan en el hospital, se debe garantizar en todo momento el contacto piel con piel y la no separación de ambos. Ciertas pruebas y reconocimiento médicos pueden realizarse en la habitación en compañía de los padres o sobre el pecho de la madre, para minimizar el dolor y el estrés del bebé.
Si el bebé tuviera alguna condición de salud por la que necesitara ser ingresado en una Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales, siempre que sea posible se debe favorecer el método canguro y la lactancia materna sin horarios. De hecho, ya son varios los hospitales que cuentan con proyectos que facilitan la cohabitación del bebé y sus padres mientras dura el ingreso, pues estar juntos es un derecho tanto del niño como de los padres.
Fomentar y apoyar la lactancia materna
Es importante que ya desde el paritorio la madre pueda contar profesionales sanitarios informados que le aconsejen sobre lactancia materna, la apoyen en la toma de decisiones y solventen cualquier duda o dificultad que pueda surgir en esos primeros momentos. Y es que se ha demostrado que contar con apoyo en materia de lactancia desde el mismo momento en que el bebé nace, favorece el éxito de la misma y potencia la relación de apego entre la madre y el bebé.
En el caso de las mujeres que decidan no amamantar a sus bebés, su decisión debe ser respetada y no sentirse juzgadas por ello, si bien es importante que los profesionales sanitarios se aseguren de que esta decisión ha sido tomada con información.
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