Hace unos días escuchaba una conversación en la puerta del colegio (maldito yo por tener la antena puesta) en que una madre le explicaba a otra que su hermana había dado a luz y que le costó tanto, pero tanto, que se le tuvieron que subir a la barriga para que el bebé saliera.
Luego hablaron de otros partos de bebés perezosos, que no quieren salir y que hay que ayudarles o que acaban en cesárea y el timbre hizo que perdiera el hilo de la conversación. Me sorprendió porque yo pensaba que ya no se hacía. Se conoce como la maniobra de Kristeller, consiste en apretar la barriga de la madre hacia abajo, como quien trata de sacar nata de una manga pastelera, y ahora os explicaré qué dicen los estudios al respecto de su uso: ¿Es útil que durante el parto se te suban a la barriga para que el bebé salga?
La maniobra de Kristeller, en entredicho
Se trata de una maniobra que lleva muchos años en entredicho porque a pesar de que no se conoce su prevalencia (lo más probable es que no sea una de las maniobras que se anotan en ningún curso clínico) de un tiempo a esta parte lleva consigo una estela de mala fama que parece desaconsejar su uso, pues se dice que podría provocar rotura uterina, fracturas en el bebé e incluso daño cerebral.
Qué dice la ciencia al respecto
En el año 2009 la Cochrane quiso hacer una revisión para saber cuál era el riesgo potencial de la maniobra de Kristeller y cómo afectaba al tiempo de parto. En un inicio cogieron tres estudios que analizaban dichos datos, pero errores en la metodología de dos de ellos hicieron que al final sólo analizaran uno, en el que se hacía uso de un cinturón inflable para realizar la presión sobre el útero.
En dicho estudio se incluyeron 500 mujeres divididas en dos grupos, uno de ellos utilizó el cinturón y el otro no. Vieron que no había diferencia en cuanto al número de partos instrumentalizados, sin cambios en el ph de sangre del cordón (que puede determinar si ha habido sufrimiento fetal), no había más ingresos en la unidad de neonatos ni hubo daños graves en los bebés ni en las madres. Sí vieron que las del grupo del cinturón parecían tener tras el parto el perineo más intacto.
De todo ello los autores concluyeron que no hay razón para recomendar el cinturón inflable, ya que no quedaba claro que el beneficio a nivel de perineo fuera concluyente, y sugiereron que habría que hacer más estudios al respecto para saber, además, cómo puede afectar que la maniobra de Kristeller se haga manual.
Vamos, que no despejaron muchas dudas porque lo que se estudió es una maniobra light, con un cinturoncito a modo de flotador que ejercía presión, probablemente poco comparable a que una mujer se te monte encima, como se puede ver en algunos partos. Vamos, que para muestra un botón, mirad el siguiente vídeo, secuela de la última novela de terror de Stephen King, por lo menos:
Otro estudio que tenía la misma intención en el que se analizaron 197 casos, pero esta vez sí haciendo uso de la maniobra de manera manual (imagino que de manera menos brutal que la del vídeo), concluyó que no había diferencias significativas en la duración de los partos según una y otra manera de dar a luz, que en ninguno de los grupos nació ningún bebé con un Apgar menor a 7 y que, aunque había variaciones en los datos de pO2 y pCO2 de la sangre del cordón, los datos permanecían dentro de los límites normales.
En otro estudio, que data del 2012, quisieron ver qué consecuencias tenía la maniobra en la salud del suelo pélvico de la mujer, es decir, si podría afectar de algún modo a aumentar la probabilidad de incontinencia urinaria y anal y de prolapso genital.
Estudiaron a 522 mujeres y vieron que las mujeres a las que se había efectuado la maniobra habían recibido más episiotomías (probablemente como pack para aligerar un parto que progresa poco: abrimos un poco más "la puerta" y le damos un empujoncito al bebé para "invitarle" a salir), así que no diría que es como consecuencia a la maniobra, habían sufrido más dispareunia (dolor al mantener relaciones sexuales) y más dolor general en la zona del perineo. En relación a la incontinencia vesical y anal y al prolapso no vieron diferencias significativas entre los dos grupos de mujeres.
Por qué no se debe utilizar la maniobra de Kristeller en un parto
O por qué no se te tiene que subir nadie a la barriga: lo primero, porque no hay evidencia científica que demuestre que sirva para algo y porque, como acabamos de ver, hace daño en el perineo. Así que, si no hace que la cosa vaya más rápida, pues no se hace, que en un parto cuanto menos se intervenga, si todo va bien, mejor.
Lo segundo, porque para hacer bien la maniobra de Kristeller la mujer tiene que estar tumbada, y eso, ya sólo eso, es un error. Lo recomendable es que la mujer esté de pie, o en cuclillas, o en posición de manos y rodillas (a cuatro patas, para que nos entendamos), de manera que la fuerza de la gravedad ayude a que el bebé descienda a través del canal del parto.
Y lo tercero, porque te puede tocar una matrona aventurera como la del vídeo, muy consciente con la causa y muy "este nace ya como que me llamo Antonia" que, fuera de los estudios, puede llegar a hacer mucho daño a la madre y/o mucho daño al bebé.
El Ministerio de Sanidad y Política Social, ya en su "Guía de Práctica Clínica sobre la Atención al Parto Normal" del año 2010, de la que os hablamos en su día, da su visión sobre la maniobra de Kristeller con una breve pero concisa frase: "Se recomienda no realizar la maniobra de Kristeller".
Foto | Big D2112 en Flickr En Bebés y más | Por qué no se recomienda la maniobra de Kristeller durante el parto, Campaña de información y sensibilización sobre la maniobra de Kristeller, Maniobra de Kristeller, una ayuda para nacer (pero con riesgos)