Seguro que en más de una ocasión habéis visto vídeos de bebés que al nacer son cogidos por los profesionales sanitarios para aspirarles secreciones de la boca y para pasarles sondas por la nariz y por el recto como método para diagnosticar problemas de permeabilidad. Yo mismo publiqué uno hace no mucho en el que podían verse algunas de estas maniobras.
Si no los habéis visto, quizás como madres o padres lo hayáis visto hacer a vuestros hijos (o quizás se lo hayan hecho y no lo hayáis visto), el caso es que ahora en la actualidad son prácticas que están en desuso y hoy os quiero explicar la razón: por qué ya no se recomienda aspirar la boca ni pasar sondas por la nariz y el recto de los bebés recién nacidos.
Por qué se hacía
Evidentemente no se hacía para molestar a los bebés ni para fastidiarles, pese a que ciertamente sucedía (se les fastidiaba y se les molestaba). El objetivo de aspirar la cavidad bucal y la nariz, por ejemplo, era el de minimizar complicaciones respiratorias. Si por alguna razón el bebé había estado en contacto con el meconio (la primera caca del bebé) y restos de éste estaban en su boca y nariz había riesgo de que al empezar a respirar se produjera una aspiración del meconio.
Sin embargo, algunas publicaciones han mostrado que la aspiración tras nacer no previene del llamado síndrome de aspiración meconial (parece ser que es un fenómeno que sucede intraútero y que difícilmente se puede prevenir), sino que, como mucho, puede ayudar a reducir un poco su severidad. Como dicha aspiración comporta también algunos riesgos la necesidad o no de llevarla a cabo se puso en entredicho.
Por qué ahora se recomienda no probar la permeabilidad con sondas
En lo que respecta a probar la permeabilidad del sistema respiratorio y digestivo con sondas por la nariz y por el recto, aún se hace en algunos centros porque consideran que de este modo pueden saber que el niño podrá comer sin problemas (porque el esófago está abierto y la leche podrá llegar al estómago), podrá respirar sin problemas (porque las coanas son permeables) y podrá hacer caca sin problemas (porque no hay obstáculos entre la salida del recto y el colon).
Sin embargo, ahora se recomienda no hacerlo de manera sistemática, sino sólo a los niños de los que se sospeche puedan tener problemas. Si un bebé nace sano y no hay nada que pueda hacer pensar que pueda haber algún problema el mejor sitio en el que está es con su madre, sobre su pecho, en contacto piel con piel, a la espera de que haga su primera toma de pecho.
Alterar ese momento, separarles, introducir sondas y elementos por su boca y su nariz, puede hacer que desde ese momento el niño empiece a mamar mal, que el vínculo entre madre e hijo se vea alterado y que pueda haber problemas posteriores por esto mismo (muchos de los niños que empiezan mamando mal acaban por tomar biberón porque no se ha hallado una solución).
Además, algunas investigaciones que comparan a unos niños con otros muestran que los bebés que no son aspirados al nacer tienen una frecuencia cardíaca menor a los 3 a 6 minutos de nacer (están más tranquilos), que obtienen unos niveles de saturación de oxígeno superior al 92% antes que los otros (a los seis minutos, frente a los once minutos de los otros) y que obtienen mejores resultados en el test de Apgar a los cinco minutos.
Por todo ello, como digo, se recomienda no aspirar a los recién nacidos si no hay un motivo real para ello ni realizar la comprobación de permeabilidad de la nariz, esófago y recto con sondas, si no hay sospecha de un posible problema.
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