Hace 17 años que ejerzo mi profesión como enfermero y son muchas las ocasiones en las que la gente me ha mostrado su admiración por tener el valor o la capacidad de hacer mi trabajo. En los primeros años trabajaba en una ambulancia, y allí vi de todo. Fue durísimo, pero me ayudaba pensar que esa gente me necesitaba y que debía hacer cuanto pudiera por mejorar su situación.
Después empecé a trabajar en pediatría, donde ahora estoy, y a menudo me preguntan cómo puedo ponerles vacunas, sacarles sangre, curarles, y a menudo verlos y hacerles sufrir. "Es pura vocación... intento no pensar mucho en ello, y soy consciente de que a pesar de todo es por su bien", les digo.
Vocación. Algo muy necesario en ciertas profesiones como la de enfermera. Porque si careces de ella corres el riesgo de desear estar en otro sitio, de acabar odiando tu trabajo o de hacer cosas terribles como la que hizo estar enfermera de la que hoy hablamos, una que puso en peligro a al menos un bebé al administrarle morfina para que no llorara.
Un bebé prematuro que empeoró de repente
Su nombre es Federica Vecchini, tiene 43 años y ha sido detenida, tal y como leemos en ABC, por administrar morfina a un bebé para que durmiera durante su turno.
Al parecer no calculó bien la dosis, y el pequeño sufrió una grave crisis respiratoria que la obligó a exponer su terrible acción.
El bebé había nacido prematuro y estaba evolucionando muy bien, ingresado en la unidad de neonatología del hospital Borgo Roma de Verona. Era su última noche, ya que habían programado el alta para el día siguiente, cuando de repente empezó a empeorar de manera preocupante.
Los médicos acudieron rápidamente, preguntándose qué podría estar pasándole, viendo como su respiración se iba frenando cada vez más, y su corazón empezaba a verse afectado. Lo trasladaron a cuidados intensivos para iniciar las maniobras de reanimación cuando les sorprendió la indicación de una enfermera, Federica, que les dijo que debían administrarle Naloxona.
La Naloxona es el antagonista de los receptores de opioides, o lo que es lo mismo, es el antídoto para drogas como la morfina, la heroína, etc.
Hubo un silencio en el que nadie dijo nada, pero a la vez se dijo todo. El médico de guardia no dudó en hacerle caso: "Haced lo que ella dice".
Al día siguiente, el mismo médico presentaba un informe al responsable de pediatría del hospital para que se estudiara el caso y se depuraran responsabilidades. La vida del pequeño había corrido grave peligro por culpa de la enfermera.
En la cárcel desde el jueves
Ahora Vecchini, enfermera con casi 20 años de experiencia en el hospital está en la cárcel, donde afirma que es inocente y que había salvado la vida del pequeño. Sin embargo, el medicamento que recomendó no habría hecho absolutamente nada por el bebé si antes alguien no le hubiera administrado una droga opioide. Ahora la investigación irá más allá en la búsqueda de otros bebés que pudieran haber sido sedados en sus turnos para que no lloraran.
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