Seguro que la mayoría de los que nos leéis conocéis a Eduard Estivill. Es el autor de diversas obras para madres y padres que tienen como objetivo lograr extinguir ciertas conductas en los niños, siendo la más conocida su libro Duérmete niño, con cuyas instrucciones los niños dejan de llorar por las noches en la búsqueda de sus cuidadores.
Hablamos del método 'controlled crying', también conocido como "Método Estivill", que consiste en desasistir de manera controlada a los bebés, aunque lloraen, y que en realidad tiene muchas décadas de antigüedad porque no es más que una evolución del método 'crying it out' (deja llorar a tu hijo solo en su habitación, hasta que deje de llorar).
Pues bien, después de muchos años escribiendo sobre ello aquí en Bebés y más, por fin pude debatir hace unos días con Estivill, hablando de su método.
Muchos años haciendo llorar a miles de bebés
Hace 10 años que escribo sobre un montón de cosas relacionadas con los bebés y la crianza, y uno de los temas que más me ha sorprendido siempre es el del llanto de los bebés. Para mí (y para la mayoría, imagino), el llanto de los bebés es una llamada de atención, un grito pidiendo ayuda, su manera de decirnos que nos necesitan. Para otras personas, en cambio, puede ser la expresión de un capricho, o la muestra de que tienen un problema a erradicar.
En el caso que nos ocupa, el de las noches, son diversos los profesionales que dicen que los bebés tienen algo llamado "insomnio infantil por hábitos incorrectos", que en realidad es una patología que no existe, y que da nombre a un suceso de lo más lógico: lo que los bebés hacen por las noches, despertándose un montón de veces, nos molesta por cómo funciona nuestra sociedad, porque sus despertares son perfectamente normales.
Es decir: hemos creado un funcionamiento de sociedad que nos obliga a permanecer despiertos por el día y a dormir por la noche, y los bebés no funcionan así. Y en vez de tratar de entenderles, echar el freno de mano y adaptarnos un poco a sus ritmos, nos dicen que el problema es de los niños, que deberíamos haberlos acostumbrado a dormir por la noche sin llorar, y que como no lo hemos hecho, los tenemos que dejar llorar a ratitos para extinguir sus demandas de atención (que son totalmente lógicas).
Uno de los que lo dicen es el protagonista de este post, Estivill, que en su libro presenta una tabla de tiempos que los padres debemos seguir, dejando al bebé solo, probablemente llorando, para que, en unos días, el bebé deje de llamarnos.
¿El problema? Que como digo, somos muchos los padres, y muchos los profesionales, que lo consideramos cruel, y no solo eso: no sabemos qué consecuencias puede tener para el futuro enseñar a un bebé que sus necesidades básicas le pueden ser negadas hasta el punto de reprimirlas. Y es que la necesidad no desaparece, solo queda ahogada en la resignación de entender que esa demanda no es merecedora de atención.
El riesgo de que padezcan 'indefensión aprendida'
Se habla de la posibilidad de acabar sufriendo lo que conocemos como indefensión aprendida, si el pequeño descubre finalmente que por más que llame a los padres, no le harán caso. La indefensión aprendida es una situación en la que la persona o niño que la sufre da por sentado que su destino no puede ser alterado por lo que haga; que por más que pida ayuda, no la va a recibir. Aprende que no tiene sentido llorar, o reclamar afecto, porque sus necesidades no son importantes.
El problema es que sí lo son.
El riesgo de tener una relación de apego inseguro con sus cuidadores
Se habla de la posibilidad de acabar teniendo una relación de apego inseguro con los padres, si el pequeño pierde el control de las respuestas de sus cuidadores: esto es el sentimiento, o la sensación, de que no sabe cómo van a actuar. Porque si unas veces llora y le atienden, pero otras veces lo hace y no le atienden, ya no sabe a qué atenerse, llegando a un momento en el que considera necesarios a sus cuidadores, pero no los considera totalmente aptos para ser las personas que le acompañen emocionalmente.
Es muy duro esto que estoy diciendo, lo sé, pero sucede. Este vídeo de tan solo un minuto de duración lo muestra muy gráficamente:
El riesgo de desconexión emocional de los padres
Y se habla también de algo que tiene mucho que ver con los dos puntos anteriores: el riesgo de desconexión emocional de los padres hacia su bebé. Llevamos años hablando de lo importante que es el vínculo materno, e incluso paterno, desde el principio de la vida del bebé. Que exista y se potencie, que se haga sólido, que los padres sean activos y respondan a las necesidades genuinas del bebé, desde el primer momento, y de repente, cuando cumplen 6 meses, llega alguien de fuera y dice que su hijo ya debería dormir solo toda la noche, que lo que han hecho no está bien, y que tienen que solucionarlo dejándole solo en su cuna a ratitos, aun cuando pueda llegar a llorar.
Una ruptura del mencionado vínculo que puede llegar a ser bidireccional: el niño puede llegar a perder la confianza en los padres, como acabo de explicar, y los padres pueden llegar a romper el vínculo con los hijos, desconectándose emocionalmente de ellos. Porque si pueden llegar a dejar llorar para que no les necesite, a un bebé de meses, estarán abriéndose a la posibilidad de hacerlo en otros momentos: dejarlo solo cuando tenga una explosión emocional en forma de rabieta; ignorarlo cuando no les guste su actitud; obligarle a comer lo que quieren que coma, y cuando quieren que coma, etc.
Y esto es un problema porque la extinción de la necesidad de compañía por las noches se hace mediante métodos conductuales que actúan sobre los actos, pero no sobre las necesidades. Y si esto se hace con los actos de los bebés y niños, y en consecuencia sobre sus necesidades, no les estaremos enseñando a satisfacerlas y superarlas, sino que simplemente las estaremos reprimiendo, a riesgo de que luego, todo eso, salga por otro lado.
¿Por otro lado? Sí, es lo que he comentado del apego inseguro: niños que ya no confían en nosotros y que se convierten en niños callados, obedientes, y "buenos" a ojos externos, pero con un mundo emocional caótico en su interior, del que no hablan, ni ven la necesidad de hacerlo, por considerar que no solo no va a ser escuchado, sino que tampoco merece ser escuchado: así, acaba sintiendo que él no es importante, y que sus problemas lo son aún menos.
¿Y el debate con Estivill?
Perdonad que haya tardado en contároslo, pero antes de relatarlo quería sentar las bases de en qué punto está él, y en qué punto estoy yo. Él defiende que su método es muy válido, y que no pasa nada por hacerlo, y yo defiendo que no está tan claro que no sea válido, porque no sabemos hasta qué punto puede dañar al bebé y a su relación con los padres.
Y todo empieza el pasado 31 de octubre, cuando TV3 anunció un programa de Estivill en la tele con un vídeo:
Dormir bé per viure millor. Dimecres, a la nit, estrena "De llit en llit". Amb el @Dr_Estivill. #DeLlitenLllit
Un rato después, Miri Pris (@MiriPrisCh) dejó su opinión al respecto:
El mismo que decía que a los bebés para dormirlos había que dejarles llorar y no tocarlos? Pues no sé yo... Mucha credibilidad no tiene.
Y Estivill salió en defensa de su método al pedir que antes de opinar, se informe, porque no consiste en dejar llorar al niño:
Los métodos conductuales no consisten en dejar llorar, por favor antes de opinar informaros: https://t.co/W9avyileyy. Muchas gracias
A lo que Miri Pris le respondió lo que muchos ya hemos dicho en otras ocasiones: que en su libro sí dice claramente que el niño va a llorar, y que lo dejemos los tiempos requeridos antes de entrar de nuevo en la habitación:
Lo dice usted en su libro "Duérmete, niño" muchos pediatras critican su método de dejar llorar. Yo, como madre, también.
Y Miri añadió el enlace de un post que publiqué aquí mismo, momento en el que me saltó la notificación de Twitter al mencionarme:
https://t.co/Bqfd0xjhxX @armando_bastida lo explica muy bien en el enlace.
Estivill respondió pidiendo seriedad y ciencia, y no opiniones:
Pero agradecería no afirmar cosas que son solo opiniones. Los métodos conductuales estan avalados por la comunidad científica y médica.
Y aquí entré yo
Estaba yo paseando al perro cuando leí esto, y no pude callarme. Inicié una serie de tuits (luego los repetí para ordenarlos cronológicamente porque como no controlo mucho Twitter se me quedaron todos colgados del mismo tuit, y no se entendía bien el mensaje). A continuación os los pongo en el orden en que los escribí.
En el primero contesté a su tuit de métodos avalados por la ciencia:
Con bebés con patología del sueño, quizás sí. El problema es cuando se nos dice que hay que enseñar a dormir a miles de bebés sanos.
Y seguí con mi argumentación con cada tuit:
No creo que la comunidad científica y médica considere que miles y miles de niños 'estivillizados' tenían un problema de base.Porque de ser así tendremos que convenir que el diagnóstico es simplemente erróneo.
Además: las terapias conductuales las tenemos que aplicar los padres siguiendo un manual? Sin un diagnóstico médico? Sin individualizar?
Huele a lo que es: interés comercial puro y duro sobre una consecuencia de la sociedad occidental: los bebés no entienden nuestros horarios.
Y entonces, ya que él había pedido ciencia, y no opiniones, abrí la posibilidad de que fuera él mismo quien demostrara con ciencia, y no opiniones, que el método es válido y no dañino:
Que si existe un estudio bien diseñado, realizado comparando metodos conductuales vs padres reactivos a atienden al bebé, y demuestraA medio y largo plazo que no hay diferencias, ni indefensión aprendida, ni apego inseguro, ni padres 'desconectados' del llanto de su hijo,
Pues habrá que considerar la posibilidad de que no sea un método tan terrible... Yo hasta la fecha no he encontrado semejante investigación.
Vamos, que le dejé un resumen de lo que es su método en realidad, y le invité a que nos demostrara a todos que hay ciencia detrás de lo que predica, al pedirle un estudio bien hecho que demostrara, comparando a bebés a los que se les hace el método y bebés a los que se les atiende (no se les deja llorar por las noches), que no hay diferencias conductuales y que no afecta al vínculo ni a la relación entre madres, padres e hijos.
Y Estivill respondió
Y lo hizo a lo grande, generando un nuevo tuit para que su respuesta llegara al mayor número de personas posible:
Existe ese estudio se ha realizado en la Universidad de Flinders, Australia y está publicado en pediatrics.
Por fin. Por fin Estivill nos daba la respuesta a los que llevábamos años esperando, acerca de la ciencia que hay detrás del método; acerca de las posibles consecuencias o no consecuencias. Ese estudio que yo le pedía existe; y está publicado en Pediatrics.
En un primer momento imaginé que sería un estudio bastante antiguo. Porque claro, su método tiene ya unos cuantos años (el libro se publicó en 1995). Pero no, es de 2016. ¿En qué estudios se ha basado entonces anteriormente para defender su método? ¿Es que nunca ha estudiado el daño que puede llegar a provocar? ¿No hay ninguna demostración fehaciente de que no está provocando ningún mal a los hijos de los padres que compran su libro y siguen su método? ¿A esos que después de varios años de decirles que los dejara llorar, les dijo que en realidad él no decía que los dejaran llorar?
Y, obviamente, busqué el estudio. Y antes de leerlo pensé: "Será un estudio increíble, con una población a estudio muy numerosa y en el que compararán a bebés a los que han dejado llorar con bebés que incluso colechan con sus padres, habida cuenta de que hoy en día son muchísimos los bebés que empiezan la noche en la cama de los padres, o que empiezan en sus camas y en algún momento de la noche acaban con ellos".
Y me encontré con esto: un estudio hecho con solo 43 niños en total (con esto ya se puede considerar prácticamente inservible científicamente hablando), y con un diseño muy cuestionable.
Para que sepáis qué dice el estudio:
A 14 niños se les aplicaron métodos de extinción de sus demandas (método Estivill); a 15 se les hizo el llamado "bedtime fading", que consiste en dejar al bebé despierto en la cuna y estar con él para calmarlo, y poco a poco, día a día, permanecer en su campo de visión, o de escucha (calmándolo con un "Shhhh", por ejemplo), pero cada vez menos tiempo, y cada vez más lejos (sería un método de extinción un poco más 'amable'); y a los 14 niños restantes, a los que solo se les dio información sobre el sueño de los niños y sobre cómo podían actuar por las noches, se les consideró el grupo control.
¿Y qué dicen las conclusiones? Pues lo que dice Estivill, que el método es válido porque demostraron así que los niños del primer y segundo grupos dormían mejor, con el añadido de no tener más problemas de relación con los padres, ni peor comportamiento, que los niños del tercer grupo.
Y así le contesté yo:
La pena es que la muestra sea de tan sólo 43 niños y que entre los grupos no haya uno de bebés que duermen junto a sus padres, por ejemplo.
Comparar un grupo de niños al que se deja llorar con un grupo control que probablemente hace lo mismo arrojará resultados magníficos.
Y es que si lees bien el estudio te das cuenta de que no está claro qué hicieron los 14 niños del grupo de control. Según dicen, se les dio información acerca del sueño de los niños y, al parecer, les enlazaron a esta página donde dan consejos como "déjalo despierto en la cuna" o "déjale algo tuyo que pueda abrazar", que son mensajes que promueven la noche en soledad igualmente.
Así, cuando unos padres reciben información de que lo mejor es que el niño duerma solo, lo más probable es que acaben haciendo lo que se ha hecho en el último siglo: dejarlos llorar un poquito, a ratos, para que acaben logrando la finalidad que sugiere el documento. O incluso atender al niño en sus despertares, pero tardando cada vez más en acudir, como se suele recomendar en "el saber popular".
Dicho de otro modo: no sabemos qué pasó con el grupo control. No sabemos si los dejaron solos a dormir como sugiere la información que les dieron, o si los dejaron llorar. No sabemos si los padres durmieron con los bebés, o si a todos le aplicaron ese método tan conocido que consiste en hacerles cada vez un poco menos de caso, llorando, para que aprendan a necesitarte cada vez menos, mientras los dejas con un peluche y una camiseta que huele a ti (esto también lo sugiere la información que les dieron).
Así que con solo 14 niños, y muchos de ellos probablemente llorando, está claro que los grupos de intervención y el de control podían arrojar resultados muy parecidos, ¿no?
Y entonces Estivill agregó más información
Por si con el estudio no era suficiente, agregó un documento de consenso para dar más fuerza a sus palabras:
A parte del documento de concenso hecho público hace poco por la SES https://t.co/ma8RW28Gvj
El problema es que es un documento de consenso para profesionales, con indicaciones para tratar a niños y adolescentes con insomnio infantil. Es decir, a los niños que de verdad tienen una patología del sueño, un trastorno que les impide descansar y que les afecta negativamente durante el día tanto a nivel de comportamiento, como de energía, como de capacidad de aprendizaje.
Por eso le respondí de este modo:
Un documento muy interesante para niños que SÍ padecen insomnio, para ser indicado en consulta con estrategias personalizadas, imagino.
Es decir, una indicaciones que los profesionales deben aplicar después de estudiar cada caso de manera individualizada para dar con la mejor estrategia, con el fin de que el niño o adolescente pueda descansar mejor y, en general, tenga una mejor salud.
Y eso es todo...
Y ya está. No hubo más debate. Miles de niños han sido puestos a llorar en sus habitaciones (se habla de que se han vendido más de 2 millones de copias de su libro) sin que las indicaciones hayan sido personalizadas, con bebés muy probablemente sanos y sin la constancia de que el método sea seguro e inocuo.
Porque Estivill ha decidido demostrar que su método es seguro ahora, con un estudio del año 2016, hecho con 43 niños y con un diseño metodológico muy mejorable.
Sin ir más lejos, unos días después volvía a publicarlo, y se quedaba tan tranquilo:
Artículo en @AmerAcadPeds que confirma que los métodos conductuales son eficaces y sin efectos secundarios https://t.co/TCJBkOQidj #domir
Qué queréis que os diga. A mí se me parte el alma al descubrir que no solo no hay ciencia detrás del método, sino que cuando por fin se supone que la hay, o es poco concluyente, o es un documento de consenso para niños y adolescentes que sí tienen problemas de verdad.
A partir de aquí, que cada cual extraiga sus propias conclusiones. Yo sigo esperando que alguien haga un estudio bien diseñado comparando a bebés y niños "estivillizados" con bebés y niños de los que duermen con sus padres por las noches, sin lágrimas, hasta que llega el día en el que, ellos mismos, y sin ningún problema, empiezan a dormir solos.
Fotos | iStock
En Bebés y más | El colecho hace niños más inseguros y dependientes, afirma el doctor Estivill, Lo que el Dr. Estivill debería explicar (si fuera sincero), Estivill recomienda no dejar llorar a un bebé por la noche: ¿qué problema hay si solo son unos días y luego no lo recuerdan?