Hace unos días traíamos el preocupante dato de que muchos niños menores de 5 años tienen problemas de sueño, y entre esos problemas se citaba el "síndrome de piernas inquietas". Seguro que todos hemos pasado en algún momento por una sensación que se percibe cuando estamos acostados o descansando, la sensación de molestias en las piernas, que nos lleva a moverlas y a cambiar de postura, y que impide momentáneamente que nos relajemos.
Pero cuando sus síntomas se agravan, este síndrome es una de las causas más frecuentes de insomnio en personas de más de 45 años. Sin embargo, como vimos, también puede afectar a los niños, y es frecuente en las embarazadas, sobre todo al final de la gestación.
No resulta verdaderamente un problema, a no ser que se manifieste de manera intensa y que impida a los niños o embarazadas iniciar o mantener el sueño. ¿Cuáles son esas manifestaciones más graves que sí afectarían la calidad del sueño?
Las sensaciones desagradables en las piernas se incrementan, y se suelen describir como si algo (un insecto o animal pequeño) se estuviese deslizando sobre sus piernas, hormigueo, sensaciones distérmicas (quemazón, frío...), tirantez o incluso dolor. Se puede sentir en una o ambas piernas.
El resultado es que voluntariamente se mueven las piernas, estirándolas o doblándolas, se frotan entre ellas o con las manos, se sacuden o se dan vueltas en la cama, se levanta para caminar... También en los cortos periodos de sueño se producen sacudidas de las piernas a modo de ráfagas.
Aún se está investigando acerca de los mejores tratamientos para este síndrome. Las formas menos severas requieren simples medidas de cambio en los hábitos de sueño (horarios regulares, evitar el déficit de sueño...), la práctica de ejercicio físico moderado al atardecer, abstención de café, medidas de fisioterapia... También se apunta a determinados suplementos vitamínicos, aunque estos casos es el especialista el que debe indicar el tratamiento.
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