"¡No hagas eso!", nos decían cada vez que, jugando, nos poníamos bizcos. "¡Que como te dé un aire te quedas así para siempre!", añadían, asustándonos. Tanto nos lo dijeron, tanto nos marcaron esas frases, que los primeros días, cuando tienes a tu bebé recién nacido en tus brazos y ves que se pone bizco te asustas.
Entonces es cuando te preguntas qué leches es eso del "aire", y miras a las ventanas para cerciorarte de que están cerradas, no sea que se refirieran a una corriente de aire. El caso es que en tu fueron interno, pese a que aquello de "te vas a quedar así" parecía tremendamente absurdo, tu subconsciente te dice que sería mejor si tu bebé no lo hiciera, y te preguntas ¿es normal?
Es normal que se ponga bizco, en los primeros meses
Sí, es normal que suceda en los primeros meses, y casi diría en las primeras semanas. El hecho de que se ponga bizco se debe a dos razones: la inmadurez de los músculos oculares y lo mal que ven cuando nacen.
En referencia a los músculos oculares, pues es más o menos como sucede con el resto del cuerpo. Los impulsos nerviosos son relativamente ineficaces a la hora de mover al cuerpo, y el cuerpo se mueve torpemente, sin ser los músculos capaces de hacer prácticamente nada bien. No coordinan apenas la mano con el ojo, no pueden usar sus deditos para coger cosas, no son capaces de gatear, ni de andar, y se mueven mucho para lo poco que consiguen.
Pues bien, sucede lo mismo con los músculos de los ojos, que al ser inmaduros, hacen que los ojos se muevan torpemente detrás de algo que les ha llamado la atención, llegando a veces a cruzar ambos ojos.
Si hablamos de lo mal que ven, como ya hemos comentado en alguna ocasión, deciros que, ciertamente, nacen viendo de pena. Hay quien dice que hasta ven en blanco y negro, así que imaginad. A esto se le suma que tienen un enfoque muy pobre, ya que sólo son capaces de ver con relativa nitidez aquello que está a unos 20-30 cm, y tenemos en conjunto un sistema visual en que lo menos raro es que se ponga bizco.
Esos 20 a 30 cm de distancia les va genial para poder reconocer a su madre o su padre cuando le cogen en brazos, o cuando está mamando, porque es la distancia que queda entre sus ojos y la cara del adulto. Sin embargo no dan para mucho más, y cuando tratan de mirar cosas que están más lejos acaban poniéndose bizcos al tratar de enfocar y ver bien algo para lo que no están preparados.
La tercera teoría
Yo, además, tengo una teoría relacionada con la adaptación al medio. Los bebés son tan inmaduros que muchos se estresan fácilmente y acaban "explotando" a la tarde-noche, llorando hasta no poder más, en lo que muchos conocen como cólicos y que yo describo más como un "hasta aquí he llegado" del bebé. El no poder enfocar bien sería, entonces, un beneficio en forma de limitador de estímulos, viendo mejor el bebé a medida que sus ojos maduran y a medida que es más capaz de gestionar todo lo que ve. Imaginad lo terrible que puede ser para un bebé verlo todo nítido y recibir tanto estímulo visual por minuto. Acabarían locos, y más si en una de esas les da por ver la tele y justo sale alguno de nuestros políticos diciendo barbaridades. Loco de por vida.
En definitiva, que es normal que no vean demasiado bien, es normal que se pongan bizcos y con el tiempo dejan de hacerlo. Si pasados unos meses lo sigue haciendo, entonces sí hay que preguntar al pediatra, por si ese estrabismo tuviera que controlarse.
Foto | Bill Tyne en Flickr En Bebés y más | Fumar en el embarazo podría causar estrabismo en el bebé, Estrabismo en el recién nacido, Problemas oculares en los bebés