Todos los niños a partir de seis años deben usar siempre mascarilla, salvo en casos excepcionales, y es deseable que lo hagan también los niños a partir de los tres años, siempre que hagan buen uso de ellas. Por su parte, están prohibidas para niños menores de dos años por el riesgo de asfixia.
En general, las mascarillas higiénicas y quirúrgicas son suficiente protección para los niños sanos, pero los pediatras alergólogos de la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP) recomiendan el uso de mascarillas homologadas FFP2 para los niños alérgicos al polen, ya que filtran las partículas suspendidas en el aire de manera más eficaz que las quirúrgicas.
Esta primavera habrá más polen
Asimismo, advierten de que las lluvias, las temperaturas frías y las nevadas del invierno van a propiciar un mayor crecimiento de las plantas, lo que deparará en una mayor producción de polen.
Por todo ello, recomiendan tomar las precauciones necesarias de cara a la llegada de la primavera y sobre todo, saber distinguir los síntomas de rinitis alérgica en niños para diferenciarlos de la COVID-19.
Mascarillas sin válvula respiratoria
La pandemia de COVID-19 ha generalizado el uso de mascarillas higiénicas y quirúrgicas pero no tanto las FFP2, sobre todo en niños.
“Las FFP2 son más eficaces porque filtran hasta el 95% de partículas y además se ajustan más a la cara. A diferencia de años previos, este año se debe evitar el uso de mascarillas dotadas de válvula respiratoria, pues aunque aportan comodidad al paciente, son una ventana para la diseminación de virus. Aunque las quirúrgicas también filtran partículas, quedan menos ajustadas y dejan más huecos por los que podría pasar el polen”, indica el doctor Javier Torres, miembro del Grupo de Trabajo de Alergia Respiratoria y Asma de SEICAP.
Por otro lado, las mascarillas quirúrgicas están hechas para proteger a los demás (hacia fuera) de los productos exhalados, mientras que las FFP protegen también al que la lleva puesta (hacia dentro) de las partículas suspendidas en el aire.
Distinguir síntomas de rinitis alérgica y Covid
La SEICAP señala que uno de los aspectos a tener en cuenta por los niños con rinitis alérgica y sus familias es la importancia de saber distinguir los síntomas para poder diferenciarlos de infecciones respiratorias como el resfriado o la causada por el virus SARS-CoV-2.
“Hay algunos síntomas que pueden llegar a ser coincidentes pero ya sabemos que la presencia de tos, fiebre y pérdida de olfato, son signos prominentes de COVID-19, mientras que la congestión nasal, el prurito y la conjuntivitis son más propios de una rinitis alérgica”, explica el doctor Torres.
Además, es importante que, dada la situación global de transmisión del virus SARS-CoV-2, los niños y adolescentes con rinitis alérgica “sigan más que nunca unas medidas higiénicas a la hora de toser o estornudar con el fin de evitar el contagio por aerosoles, en caso de ser asintomáticos”, comenta.
Por otro lado, cada paciente debe disponer de un plan de actuación establecido por su pediatra alergólogo. “Este incluye un tratamiento preventivo, que se ha de tomar a diario, y tratamientos de rescate que se utilizan en caso de la aparición de síntomas”, advierte el doctor Torres.
En este sentido, recuerda la importancia de cumplir con el tratamiento, “pues una alergia al polen no controlada puede incrementar el riesgo de diseminación viral”. También desde SEICAP se recuerda que los niños con alergia al polen no son grupo de riesgo frente al COVID-19 y que no existe contraindicación para el uso de corticosteroides intranasales.
En Bebés y más | Alergias en los bebés: Rinitis alérgica