El sarampión, aunque mucha gente insiste en considerarla una enfermedad benigna, es una enfermedad que puede ser muy peligrosa para según qué colectivos de la sociedad. Hace unos años, al estar la gran mayoría de niños vacunados de sarampión los casos en nuestro país eran mínimos, poquísimos, al no haber apenas niños sin vacunar que pudieran sufrir y contagiar la enfermedad (ya sabéis que los niños son excelentes vehículos de virus y enfermedades, porque cogen muchas enfermedades y las contagian con mucha facilidad).
Sin embargo, a raíz de la bajada de los porcentajes de vacunación, producida por la decisión de algunos padres de no vacunar a sus hijos, la enfermedad ha vuelto a aparecer y los brotes han vuelto a suceder en algunos lugares del país, y también en el resto del mundo, claro. Ante tal situación, personas con el sistema inmunitario deprimido corren riesgo de padecer la enfermedad y un medicamento experimental podría ayudarles porque está obteniendo buenos resultados al ser probado con animales.
Podría evitar la infección
Según explican los creadores del fármaco, al darlo a hurones, que habían sido previamente infectados con un virus similar al sarampión, la enfermedad quedaba controlada y sus vidas no corrían peligro. Digo esto de las vidas porque el mencionado virus sí mata a los hurones si no se hace nada, y al medicarlos, todos sobreviven.
El medicamento, si finalmente puede utilizarse con humanos (aún quedan los estudios para comprobar que es seguro y eficaz con nosotros), podría proteger a personas con problemas de salud que no pueden vacunarse de sarampión (con cáncer u otras enfermedades que deja el sistema inmunitario bajo mínimos) ya que, en caso de coger la enfermedad, podría frenar la aparición de los síntomas y sus consecuencias.
En los niños no vacunados, en caso de ser contagiados de sarampión, también se podría utilizar con el mismo fin, evitar riesgos mayores por los posibles efectos secundarios del virus. Sin embargo, habría que ver si los padres prefieren el medicamento a la vacuna, ya que no deja de ser un fármaco ideado por la industria farmacéutica para tratar una enfermedad que ellos consideran benigna.
Los investigadores, en cualquier caso, advierten lo siguiente:
El sarampión no es una enfermedad benigna. Incluso después de que la enfermedad haya terminado, los niños tienen una respuesta inmunitaria suprimida que puede durar varios meses, dejándolos en riesgo de infecciones bacterianas [...] Este fármaco no es una alternativa a la vacuna, sino que nos da un arma adicional contra el virus. En combinación con la vacuna, un medicamento que pueda silenciar rápidamente un brote puede ayudarnos a erradicar esta enfermedad.
Pero todo está muy verde
La pastilla recibe el nombre de ERDRP-0519 y gracias a ella los hurones no fallecieron al ser contagiados del virus. De hecho, tras tomar el fármaco, una nueva infección posterior del mismo virus no pudo dañar a los hurones, por haber tomado el medicamento anteriormente.
El artículo fue publicado en la revista Science Translational Medicine y, aunque ya sabemos que aún falta mucho para que el medicamento llegue a ser realidad, si es que algún día llega a serlo, he querido hablar de él para volver a dar importancia al sarampión, para mostrar que los investigadores aseguran que no es una enfermedad benigna y que, aunque este fármaco podría ser un tratamiento real y efectivo para el sarampión, siguen pensando que lo primero y lo ideal es que los niños estén vacunados.
Y no es para menos, desde 2007, cada año mueren unas 150.000 personas en todo el mundo por culpa de esta enfermedad.
Vía | Medline Plus Foto | Thinkstock En Bebés y más | La carta que Roald Dahl escribió en defensa de las vacunas, El problema del sarampión en el mundo, Una comunidad antivacunas de Holanda sufre una epidemia de sarampión (otra vez)