Consentir a los niños o dar muchos caprichos: ¿sí o no? ¿Qué significa realmente consentir?
Actualmente hay mucha información acerca de los diferentes estilos de crianza que existen, y mientras que algunos defienden consentir a los niños para que desarrollen una sana personalidad, son otros los que plantean todo lo opuesto, cuestionando estas acciones como negativas para su desarrollo.
Entonces, entre tanta información resulta confuso saber si es bueno o malo consentir a nuestros hijos. Si te has preguntado esto y aún no sabes la respuesta, no te preocupes, aquí te lo explicaremos un poco mejor.
Sea como sea, es importante remarcar que, en la educación de nuestros hijos, todas las decisiones están bien si son libres y se toman desde la plena consciencia; nunca debemos cuestionar o juzgar el estilo de crianza de otras familias.
Sin embargo, sí es interesante conocer las consecuencias de las diferentes prácticas que podemos llevar a cabo durante la maternidad y la paternidad y, sobre todo, empezar a delimitar qué significa realmente consentir.
Consentir a los niños: ¿qué significa realmente?
La principal confusión se presenta ante esta interrogante, no por el hecho de saber si debemos hacerlo o no, sino porque muchas veces no tenemos muy en claro en qué consiste consentir.
Para muchos consentir se trata de dar regalos y todos los caprichos que nuestros niños quieran, mientras que para otros, consentir se trata de dar afecto, de demostrar cariño por medio de contacto físico, con palabras de amor, etc.
El verdadero consentimiento va de esto último, del afecto, pues dar a los niños todo lo que quieren no es consentir, es solo ceder ante sus caprichos y esto no resulta ser tan positivo.
Consecuencias de consentir o dar todos los caprichos a nuestros hijos
Consentir con demostraciones de amor a nuestros hijos no tiene riesgos. Pero cuando los consentimos con objetos, cediendo a sus caprichos y deseos sin ningún tipo de criterio o sentido, sí, y es que a través de estas acciones fomentamos:
- Que no aprendan a tolerar la frustración ni generen estrategias para afrontar las negativas de los demás.
- Que tengan rabietas para expresar su descontento. No es porque sean malos, es solo que no saben cómo manejar estas situaciones.
- Que no sepan cómo actuar ante situaciones en las que se requiera esforzarse para lograr algo.
- Que no aprendan a valorar las cosas que tienen, pues las logran sin esfuerzo.
- Que no aprenden que cada cosa tiene su valor y lo bonito que es ganárselas con esfuerzo.
- Que no aprenden a esperar, pues se acostumbran a tenerlo todo al instante en que lo piden.
Todo esto puede parecer no ser un gran inconveniente para algunos padres, pues no tienen problemas en estar a la orden del día para cumplir los deseos y caprichos de sus hijos, pero recuerda que en algún momento, tu hijo debe salir al mundo e interactuar con otras personas que no van a estar dispuestas a hacer lo mismo por él.
En estos casos, los principales problemas se presentan cuando se inicia la escolaridad de los pequeños y éstos se ven abrumados ante una realidad en la que el mundo no gira a su alrededor, algo que puede ser muy angustiante para los pequeños.
“Es más fácil criar niños fuertes que reparar hombres rotos.”
-Frederick Douglas-
Beneficios de consentir a nuestros hijos a través del amor
Cuando hablamos de consentir con demostraciones de afecto, esto también conlleva diferentes consecuencias para los niños.
En estos casos, hay personas que afirman que la muestra excesiva de afecto hace que los niños se vuelvan dependientes de los padres, y que no los ayudan a su crecimiento.
Afortunadamente, las investigaciones han avanzado y han podido confirmar que el demostrar afecto de manera constante a nuestros hijos solo trae cosas positivas para su desarrollo pleno y sano crecimiento. Y es que a través de esta manera de consentir se puede:
- Fortalecer el vínculo entre padres e hijos.
- El contacto físico por medio de caricias y abrazos a nuestros hijos, les ayuda a fortalecer también su sistema inmunológico.
- Ayuda además a regular el sistema nervioso, principalmente en el caso de los bebés.
- Tener un vínculo emocional fuerte les ayuda a sentir más seguridad.
- Favorece la autoestima de nuestros niños.
- Disminuye los niveles de ansiedad.
Así, lejos de lo que muchas personas creen, el consentir constantemente a nuestros hijos a través del contacto físico y de las palabras de afecto no los vuelve dependientes ni inseguros. ¡Al contrario!
Un niño que desarrolla un tipo de apego seguro con sus padres (cultivado a través del amor) genera relaciones sanas en el futuro, se siente seguro de sí mismo y de sus capacidades y crece con una personalidad fuerte y una autoestima sana.
Consentir... ¿de qué forma?
Cuando hablamos de consentir es preciso determinar a qué estamos haciendo referencia.
Consentir en el sentido de dar todos los caprichos a nuestros niños, independientemente de su comportamiento, sin reglas o límites, no trae ningún tipo de beneficio; al contrario, puede llegar a ser muy perjudicial para su sano desarrollo. Eso sí, deberá valorarse cada caso en concreto.
Consentir con amor
En cambio, si nos referimos a consentir como el acto de ofrecer contacto físico a través de besos, abrazos y caricias o cosquillas, además de sonrisas y del uso de palabras de afirmación que les indiquen a nuestros hijos que los amamos y que cuentan con nosotros, hay múltiples aspectos positivos en ello.
Recuerda que:
“El medio mejor para hacer buenos a los niños es hacerlos felices.”
-Oscar Wilde-
Y ser felices no tiene nada que ver con las cosas materiales que tenemos o que ofrecemos, sino con sabernos amados, cuidados y apreciados.
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