Ha pasado un tiempo desde la tormenta desatada por el programa Diario De emitido por Telecinco que denunciaba una aberrante situación de maltratos a niños en una guardería de Madrid.
Nos hemos vuelto locos e incluso derramado lágrimas por lo brutal de las imágenes, pero como suele suceder en estos casos, tienden a caer en el olvido a la espera de soluciones cuando podría estar sucediendo lo mismo en alguna otra guardería infantil.
Creo que en los días siguientes a la emisión del programa muchos padres no hemos podido evitar mirar a las maestras de nuestros hijos con cierta desconfianza, aunque el día anterior hubiéramos puesto las manos en el fuego por ellas.
Era inevitable. En definitiva, nuestros hijos pasan en la guardería entre 6 y 8 horas diarias en las que desconocemos qué hacen y cómo los tratan a cada momento.
¿Cuáles serían las soluciones a este terrible problema?
Hay dos tipos de soluciones. Por un lado, más control en la contratación del personal que debe ser absolutamente idóneo y estar psicológicamente capacitado para trabajar con niños.
Por el otro, sin lugar a dudas desde mi punto de vista de madre, las cámaras en las guarderías deberían ser obligatorias.
Cuando buscaba una escuela infantil para mi niña, visité una que tenía este sistema. Había dos cámaras en su clase y en el comedor a las que se podía acceder a través de internet con una clave personal.
Por motivos obvios, no había cámaras ni en el baño ni en la zona de la clase donde cambian a los niños.
Hay quienes creen que sería demasiado control, que atenta contra la privacidad de los niños, dónde vamos a terminar si permitimos eso, bla, bla, bla.
A lo mejor tienen parte de razón pero tratándose de la seguridad y el bienestar de nuestros hijos menores e indefensos, prefiero el control excesivo a que sean maltratados impunemente por seres detestables, que dicho sea de paso, ojalá acaben en la cárcel.
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