Si hay algo que caracteriza a la Navidad es la ilusión de los niños por recibir regalos. Esta ilusión procede de la rutina, de la tradición, de asociar de año en año los días de Navidad con recibir regalos hasta que los niños acaban entendiendo que existen unos días en los que no tienen que ir al cole y en los que reciben regalos, muchos de ellos elegidos por ellos mismos.
Pues bien, hay padres desaprensivos (para mí son de lo peor, qué queréis que os diga), que se dedican a reírse de sus hijos regalándoles tonterías o regalos ridículos como un plátano maduro, un sandwich mordido o un martillo.
Este vídeo, que se pudo ver en un programa americano de comedia y que al parecer hizo mucha gracia a todo el mundo se titula “I gave my kids a terrible present”, que yo he traducido como “Di a mis hijos un regalo horrible”, es una muestra de esto que comento.
Es curioso ver la reacción de los niños. Los más pequeños se extrañan, pero más o menos aceptan el regalo. Los más mayores, que ya viven con esa ilusión fruto de nuestra conducta en años anteriores (les hemos ido regalando aquello que han querido), se enfadan y hay uno que llega hasta al “i hate you” (te odio).
Habrá quien diga que no es para tanto, que sólo es una broma, y es cierto, sólo es una broma, pero las bromas divertidas son aquellas en las que te ríes con la otra persona, no aquellas en las que te ríes de los demás, son niños, no entienden la broma y encima les grabas y envías el vídeo a la televisión.
Vía | Peques y más
En Bebés y más | Reírse con ellos, no de ellos