Generación de Cristal: ¿estamos criando hijos frágiles?

El término 'Generación de Cristal' fue acuñado en 2021 por la filósofa española Monserrat Nebrera, y desde entonces mucho se ha escrito sobre las características que definen a esta generación nacida a partir del año 2000.

Para Nebrera, la palabra 'cristal' es la metáfora perfecta para describir la fragilidad que caracteriza a esta generación, su facilidad para 'romperse' ante las críticas, su baja tolerancia a la frustración y su inseguridad. Pero también poseen características positivas que se atribuyen al cristal, como la transparencia y la sensibilidad.

Analizamos en detalle las características de la llamada 'Generación de cristal', quiénes la forman y a qué se debe la supuesta fragilidad que se le achaca.

Generación Z y Generación de Cristal, ¿es lo mismo?

La llamada Generación de Cristal nació con el nuevo siglo. Está formada por niños, adolescentes y jóvenes nacidos a partir del año 2000, y muy especialmente a partir del 2010. Son hijos de la Generación X (los nacidos entre mediados de los 60 y principios de los 80); una generación a la que siempre se la ha considerado especialmente trabajadora y luchadora.

Cronológicamente, la llamada Generación de Cristal y la Generación Z se solapan, pues esta última hace referencia a los nacidos entre mediados de 1990 y mediados de la década de 2000. Es por ello que muchos autores y medios de comunicación hablan de una y otra generación de forma indistinta.

No obstante, tal y como ahora veremos, resulta absurdo, ilógico e injusto atribuir las mismas características a todo un grupo generacional, pese a haber nacido todos en el mismo lapso de tiempo.

Características de la Generación de Cristal

A finales del año pasado, el Observatorio de la Juventud de Iberoamérica y la Fundación SM llevaron a cabo una serie de encuestas entre los jóvenes acerca de la Generación de Cristal, sus principales características y el sentimiento que les provoca ser catalogados así.

Si atendemos a las respuestas de los jóvenes españoles, dos de cada tres considera que el nombre 'Generación de Cristal' es una crítica hacia ellos, ya que la mayoría de personas utiliza este término de forma peyorativa, asociando únicamente atributos negativos.

Así, entre las características que con mayor frecuencia definen a este grupo están:

Baja tolerancia a la frustración y poca cultura del esfuerzo

Se acusa a los jóvenes de la Generación de la Cristal de frustrarse fácilmente cuando las cosas no salen como ellos quieren, así como de no esforzarse lo suficiente en los estudios, trabajo y en la vida, en general.

¿Qué hay de cierto? Si bien en la encuesta, más de la mitad de los jóvenes reconoce abiertamente que debería esforzarse más, es injusto atribuir esta característica a toda una generación. El valor del esfuerzo debe fomentarse a desde la más tierna infancia en el seno familiar, por lo que no es inherente a una generación per se.

Sensibles a las críticas

Se acusa a la Generación de Cristal de ofenderse rápidamente y 'romperse' ante las críticas, haciendo alusión a la fragilidad del cristal cuyo nombre les identifica.

¿Qué hay de cierto? La transformación digital que caracteriza a este grupo generacional hace que estén mucho más expuestos a las críticas y las comparaciones por redes sociales, y por tanto, ser más sensibles a ellas.

Pero además, según las encuestas, casi seis de cada 10 jóvenes cree que los adultos los critican con frecuencia por el mero hecho de ser jóvenes, algo que la mayoría no está dispuesto a tolerar.

Inseguros

A menudo, se acusa a esta generación de ser individuos inseguros y a los que les cuesta tomar decisiones.

¿Qué hay de cierto? El 75% de los jóvenes alude que las crisis económicas, sanitarias y sociales que les está tocando vivir dificulta más la toma de decisiones y posibilidades de elección que las generaciones más adultas. No obstante, la mitad de los encuestados afirma evitar tomar decisiones por miedo a equivocarse, quizá precisamente debido a las críticas que habitualmente reciben.

Inestabilidad emocional

Probablemente fruto de todo lo anterior, a menudo se considera que los jóvenes de esta generación tienen baja autoestima, son tristes, frágiles e inestables emocionalmente.

¿Qué hay de cierto? Si atendemos a las estadísticas, hay una clara incidencia de problemas de salud mental entre los adolescentes y jóvenes actuales. Ahora bien, hay que tener en cuenta que hemos vivido una pandemia que ha hecho mucho daño especialmente a este grupo de edad. Por otro lado, también cabría preguntarse si el aumento de diagnósticos se debe realmente a una peor salud mental de esta generación con respecto a las anteriores, o a un mayor grado de sensibilidad hacia los problemas psicológicos y la importancia de hablar de ello.

Adicción a la tecnología

Los jóvenes y adolescentes de hoy en día nacieron bajo la influencia de las nuevas tecnologías y las redes sociales. Internet forma parte de su día a día, tanto en su ámbito de estudios y trabajo, como en su forma de entender el ocio, la información y las relaciones sociales.

¿Qué hay de cierto? No solo es imposible rebatir esta característica tan propia de la Generación de Cristal, sino que merece la pena pararnos a pensar hasta qué punto la inmediatez de Internet y el efecto de las redes sociales podrían estar detrás de muchas de las características atribuidas a esta generación.

Comprometidos y respetuosos

Pero aparte de estas características a menudo vistas como algo negativo, también hay otros atributos positivos ligados a la Generación de Cristal y con los que los jóvenes actuales se sienten más identificados.

Por ejemplo, se les atribuye una especial sensibilidad hacia los problemas de salud mental, una gran preocupación por las causas sociales y las injusticias, y un alto respeto hacia la diversidad. En definitiva, estaríamos ante una generación especialmente comprometida, fiel a sus principios y respetuosa.

¿Estamos criando hijos frágiles?

No cabe duda de que cada generación vive sus propias circunstancias, retos y factores sociales y económicos que contribuyen a ser identificados con unas características u otras.

Uno de los condicionantes que más se ha ligado siempre a la supuesta fragilidad de la Generación de Cristal es la sobreprotección y la falta de autoridad de los padres. 

Y es que tal y como mencionábamos más arriba, los expertos consideran que la crianza autoritaria y las carencias que vivió la Generación X, han influido a la hora de educar a sus propios hijos, cayendo en un exceso de protección y confundiendo la crianza respetuosa con la ausencia de límites.

No en vano, los propios jóvenes y adolescentes reconocen en las encuestas que sus padres son demasiado protectores con ellos.

Pero criar con amor, respeto y empatía no significa no poner límites o estar criando hijos frágiles; sino todo lo contrario. Las investigaciones han demostrado que el amor y la educación respetuosa, positiva y democrática contribuyen a una buena salud mental de los hijos y a la creación de una fuerte autoestima, mayor empatía, resiliencia y seguridad.

Por el contrario, aquellas actitudes que estarían contribuyendo a criar hijos frágiles estarían relacionadas con el sobreproteccionismo (darles todo hecho, no permitir que cometan errores, ser su agenda...), el autoritarismo (decidir por ellos, no escuchar sus opiniones, establecer límites sin consenso, querer controlar su vida...) y la falta de educación emocional (no hablar de emociones, acallarlas, usar la tecnología como chupete emocional...).

En definitiva, no cabe duda de que algunas de las características que definen a la Generación de Cristal son fruto del contexto histórico en el que se están criando, por lo que en mayor o menor medida están reflejadas en todos los individuos que integran este grupo. Pero otras se deben exclusivamente a la educación recibida en los hogares, y en este sentido, sería injusto atribuirlas a toda una generación.

Foto de portada | Freepik

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