El Tribunal de Roma ha condenado a una madre a pagar 10.000 euros a su hijo de 16 años si continúa publicando fotografías, vídeos y datos suyos en las redes sociales y no procede a eliminar toda la información anteriormente publicada.
Esta decisión judicial siembra un precendete en Italia, aunque no es el primer país que contempla multas de este tipo con el fin de proteger al menor del comportamiento de sus padres en redes sociales.
Una situación insostenible para el menor
El chico, de 16 años, se sentía molesto por el comportamiento de su madre que continuamente daba a conocer a través de las redes sociales todo tipo de información personal suya, datos familiares, fotografías e incluso contenidos relacionados con el proceso de divorcio que estaba llevando a cabo.
Tal era el malestar del niño que llegó a pedir a los jueces la posibilidad de continuar sus estudios en un colegio extranjero para "alejarse del actual contexto social, en el que todos sus compañeros estarían al tanto de sus asuntos personales, puestos en conocimiento por su madre con el uso constante y sistemático de las redes sociales".
La sentencia, dictada en diciembre del año pasado, ha condenado a la madre a pagar hasta 10.000 euros de multa a su hijo si continúa publicando comentarios y material sobre su vida y no retira las publicaciones anteriores.
Autorización en caso de divorcio
Aunque esta resolución del Tribunal de Roma ha sembrado un precente único en Italia, la prensa italiana afirma que ya han sido muchas las decisiones judiciales que se han tomado en torno a este tema, y que han obligado a los padres a eliminar perfiles de Facebook abiertos en nombre de sus hijos, a retirar fotografías de sus hijos publicadas en redes sociales, e incluso las publicadas en sus perfiles personales de WhatsApp.
Tanto es así que los tribunales se encuentran, a menudo, con casos de padres separados o divorciados en litigio porque uno de ellos ha publicado información o fotografías en redes sociales del hijo que tienen en común sin pedir consentimiento al otro progenitor.
En Italia, por ejemplo, las disposiciones que regulan la gestión pública de la imagen de los menores deben discutirse como parte de las condiciones en los casos de separación o divorcio. Es decir, los progenitores deben acordar si permiten a la otra parte publicar fotografías en redes sociales de sus hijos.
En nuestro país, y según informa el diario ABC, no es necesario que ambos progenitores estén de acuerdo en la publicación de fotos y datos en redes sociales sobre su hijo. Basta con que uno de ellos lo autorice, y en caso de producirse denuncia por parte del otro progenitor será un juez quien dictamine si el uso de esas fotografías ha sido adecuado y razonable o, por el contrario, ha perjudicado al menor (como parece que ha sido el caso de la madre italiana).
Cuidar la imagen de los niños en redes sociales
Desde que aparecieran las redes sociales todos vamos aprendiendo sobre la marcha los diferentes aspectos relacionados con su uso y sus consecuencias. Por eso, no es de extrañar que cada vez con más frecuencia vayamos conociendo sentencias como la de Italia en otros países del mundo.
De hecho, hace un año nos hicimos eco de las multas de hasta 45.000 euros que pueden imponer las autoridades francesas a los padres que publiquen fotografías de sus hijos en redes sociales sin su permiso. Y también en Austria conocimos el caso de una chica de 18 años que había denunciado a sus padres por compartir en sus redes sociales más de 500 fotografías suyas desde que era niña que "le habían hecho la vida imposible".
Y es que la moda de los selfies y las redes sociales nos llevan, en muchas ocasiones, a descuidar lo que publicamos acerca de nuestros hijos, y a no ser conscientes del daño que en un futuro, ciertas fotografías, vídeos o informaciones podrían ocasionarles.
No en vano, se ha estudiado que en los primeros años de vida de un niño sus padres llegan a compartir hasta 200 fotografías suyas al año, de modo que a sus cinco años ya contará con mil imágenes suyas circulando sin control por la red, entre Youtube, Facebook, Instagram, Twitter, Flickr, blogs...
Y ya no se trata "sólo" de que nuestros hijos puedan sentirse mal en un futuro por la cantidad de material que hemos publicado sobre ellos, ni que tomen la decisión de denunciarnos si consideran que les hemos perjudicado.
Se trata de ser conscientes de que cuando subimos una fotografía a redes sociales inmediatamente perdemos su control, y cedemos los derechos de esa imagen a la red social en cuestión: difundir y compartir fotografías de nuestros hijos, así como dar información sobre sus gustos, aficiones y estilo de vida podría abrir las puertas a los pederastas o a los acosadores.
Por ello, es importante educarles desde la infancia en el uso responsable de las tecnologías, para que cuando tengan edad de manejar sus propios perfiles sociales sepan como hacerlo con seguridad.
Y mientras son pequeños, los expertos recomiendan que lo mejor es preservar su intimidad e identidad no publicando fotografías ni datos en redes sociales, o en su defecto, ocultando sus caras y evitando dar sus nombres, localizaciones, colegio donde estudian o cualquier otro dato personal.
Foto iStock
Vía Il sole 24 ore, Euronews
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