Mi hijo es muy orgulloso y esto afecta a sus relaciones: cómo ayudarlo

Todos los seres humanos experimentamos el orgullo en algún momento de nuestras vidas, y esto puede hacer que llevemos a cabo conductas que para las demás personas suelen ser muy desagradables.

En este caso, hablamos de situaciones que normalmente son puntuales, o momentáneas. Pero, ¿qué sucede cuando nuestro hijo es orgulloso constantemente?

En estos casos podemos observar cómo se le dificulta el generar relaciones interpersonales sanas, tanto con sus iguales como con los adultos, pues las personas de alrededor también tienen dificultades para gestionar este tipo de situaciones.

Además, pocas personas están dispuestas a lidiar con una persona soberbia, o en el caso de las niños, a veces lo que ocurre es que los demás no tienen las herramientas necesarias para afrontar este tipo de situaciones. Entonces, ¿cómo acompañar a nuestro hijo si es muy orgulloso y eso le genera conflictos?

“Las personas orgullosas crían tristezas para ellas mismas”.
-Emily Brontë-

Mi hijo es muy orgulloso: ¿por qué ocurre?

Antes de empezar a buscar un por qué, es importante que tengamos claro de qué se trata ser orgulloso: hablamos de tener un exceso de confianza en uno mismo, así como un exceso de estimación de uno mismo, en cualquier aspecto de la vida; a nivel físico, cognitivo, emocional, etc. También, de las dificultades para pedir perdón cuando nos equivocamos.

Cabe destacar que el orgullo de manera controlada no es malo, lo negativo sucede cuando se trata de un sentimiento constante que hace que nuestro hijo se sienta y crea superior a los demás.

Ningún niño es orgulloso de manera espontánea, pues suele desarrollarse dentro de su círculo inmediato que es la familia.

Generalmente, cuando se evalúa su dinámica familiar, es fácil reconocer que se trata de cualidades aprendidas por medio de la imitación de alguna de las figuras importantes en su vida.

Sin embargo, tampoco podemos hablar de la parte genética y del carácter de cada niño (la parte más innata). ¡Todo influye!

“Un hombre orgulloso siempre está menospreciando las cosas y las personas; y, por supuesto, mientras mires hacia abajo, no puedes ver algo que está por encima de ti”.
-C. S. Lewis-

¿Cómo son los niños orgullosos?

Cuando los niños experimentan un orgullo exagerado y mal gestionado, podemos notar cómo se comportan con muy poca tolerancia a la frustración. Sin embargo, detrás de su comportamiento hostil se esconden miedos y tristezas no gestionados.

Generalmente se trata de niños con baja autoestima que no saben cómo actuar ante los fracasos, y a quienes se les hace muy difícil saber lidiar con sus errores y asumir las consecuencias de sus actos. Por esta razón acuden al orgullo, como un medio para evitar hacerse cargo de lo que sienten o han hecho.

En el fondo, los niños orgullosos solo sienten la necesidad de reconocimiento por parte de sus figuras importantes (mamá, papá, hermanos, abuelos, tíos, etc.), y al no saber cómo gestionarlo por conductas aprendidas de lo que ven en casa o en la escuela, por ejemplo, o de hábitos que han ido adquiriendo, acuden a mostrarse orgullosos en lugar de contactar con sus emociones.

¿Cómo acompañar o ayudar a mi hijo?

Lo primero que debemos hacer antes de buscar las maneras de ayudar a nuestro hijo es un pequeño (gran) proceso de introspección, en el que evaluemos de dónde ha aprendido a ser orgulloso.

Esto no lo hacemos para sentirnos mal o buscar culpables en terceros, sino para ser conscientes de lo que debemos mejorar.

El hecho de saber de dónde han surgido esas conductas, nos permite trabajar en cambiarlas. ¿Cómo hacerlo? Puedes probar con estas recomendaciones:

Ayúdale a comprender sus emociones

Muchas veces los niños no saben determinar lo que sienten, y lo van a evidenciar mediante conductas no deseadas. Es fundamental enseñarle que está bien sentir todas las emociones y expresarlas, pero no quedarnos estancados en ellas.

Explícale que no está mal sentir orgullo

Cuando hemos hecho algo bien o hemos logrado cosas buenas mediante nuestro propio esfuerzo, está bien sentirnos orgullosos.

Sin embargo, cuando esto sucede de forma continua y repetitiva, se puede convertir en algo negativo. Y es que, no es lo mismo sentirse orgulloso por algo bien hecho, que ser incapaz de reconocer un error.

Enséñale que hay consecuencias

Cuando hablamos de consecuencias no nos referimos a algo negativo, o a un castigo, sino al hecho de hacerle saber a nuestro hijo que cada acto suyo tiene repercusiones en otros, y que cuando se trata de cosas negativas debemos aprender a hacernos responsables de lo que hemos hecho y tratar de repararlo.

Muéstrale los beneficios de dejar atrás el orgullo

También puede irle bien a tu hijo conocer los beneficios de dejar atrás el orgullo y ser capaces de reconocer que a veces nos equivocamos, poder pedir perdón...

Entre los beneficios de ello está el hecho de tener amigos de verdad, que nos quieran por lo que somos, con nuestros defectos y nuestras virtudes.

Dejar de ser orgullosos también permite solucionar los problemas con las personas que queremos, sentir alivio y paz y dejar atrás el rencor, etc.

Busca ayuda profesional

En algunos casos se puede volver un poco complicado hacer frente a estas actitudes en nuestros hijos, y es justo ahí donde la experiencia de un terapeuta profesional resulta ser de gran ayuda para comprender lo que sucede y permitirle al niño generar estrategias para mejorar la situación.

Además, un psicólogo infantil también puede ofrecernos pautas a los padres para aprender a comprender mejor a nuestro hijo y apoyarle de forma saludable para él.

“Deja tu orgullo, tu ego y tu narcisismo en otro lugar. Las reacciones de esas partes de ti reforzarán los miedos más primitivos de tus hijos”.
-Henry Cloud-

El ejemplo es importante

Ten siempre presente que tus hijos aprenden más de lo que ven que de lo que les dices. Entonces, es importante tener un comportamiento coherente con lo que esperamos que ellos hagan.

Si por ejemplo quiero que mi hijo no sea orgulloso, no puedo actuar siempre con soberbia y prepotencia ante los demás.

Se trata pues, de un trabajo que corresponde a la familia entera, no solo a los hijos. Debemos evaluar las conductas de todos y ver de dónde ha aprendido a ser orgulloso para comenzar a cambiar estas actitudes.

Si esto te resulta muy complicado, no dudes en solicitar ayuda de un profesional de la psicología, quien está calificado para ayudarte. ¡No hay nada malo en pedir ayuda!

“El hombre humilde tiene todo que ganar, y el soberbio todo que perder, porque la modestia es siempre generosidad y la envidia orgullo”.
-Antoine Rivarol-

Fotos | Portada (freepik)

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