Nuestros hijos ya no son niños. Han crecido, se han convertido en adolescentes, y como es normal, ya no quieren salir siempre con nosotros y empiezan a salir con sus amigos. Quedan para ir al cine, para comer, para dar un paseo o simplemente se juntan en la calle para pasar el rato.
Hemos hablado con Carolina Barrios, psicóloga especialista en niños y adolescentes, quien nos ha dado las claves sobre todo lo que nos preocupa a los padres y cómo podemos gestionar las primeras salidas de nuestros hijos.
Las primeras salidas
-¿Es normal que a los padres nos cause una sensación agridulce las primeras salidas de nuestros hijos?
Lo primero que tienen que asumir los padres es que, con la pubertad, llega el momento en que los hijos comienzan a dar los primeros pasos hacia la independencia que tendrán que conseguir en la edad adulta y, para este camino, es fundamental la relación con los amigos.
En segundo lugar, que las primeras salidas generan un vacío en los padres, sentimiento que para algunos será de emoción pero para otros será de vértigo o miedo, según sea la relación que existe entre padres e hijos.
-¿A partir de qué edad se recomienda que empiecen a salir solos y qué tipo de salidas?
Es alrededor de los 13 años cuando ellos mismo empiezan a necesitar y a pedir salir “solos” con amigos, pero no se puede generalizar. Dónde y con quién salen varía tanto como el entorno de cada familia, en cualquier caso, ese sitio tiene que daros tranquilidad, sobre todo si hablamos de las primeras salidas.
-¿Deberíamos conocer a los amigos con los que salen?
En general los padres conocen a los amigos, son compañeros del colegio o del barrio, incluso a las familias con quienes es recomendable tener alguna relación, para tranquilidad de los adultos y de los propios jóvenes. Con el tiempo no será posible conocer a todos, pero considero imprescindible tener una idea del ámbito o los intereses con los que se mueven.
Fomentando la autonomía
-¿Deberíamos llevarles y recogerles a una hora en un sitio o es preferible dejarles cierta autonomía?
En la medida de lo posible, es preferible que vayan ganando autonomía en todos los sentidos, pero depende del sitio donde vivan, de la seguridad de los medios de transporte, como también de si es un chico o una chica. Lamentablemente, las chicas están más expuestas a riesgos al volver solas a casa por la noche y habrá que tomar los recaudos necesarios.
A pesar de los temores que suscite, no creo que sea una buena idea acompañarlos o “vigilarlos”, ya sea siguiendo sus pasos o instalando un localizador en el móvil, porque esta idea implica desconfianza en la capacidad de autocuidado del hijo o hija.
Hay que ser honestos y preguntarse si hay indicios reales de que no sabrá cuidarse o es solamente una necesidad de saber dónde están todo el tiempo. En este caso se estaría obstaculizando su proceso de búsqueda de una identidad diferente a la familiar.
La hora de llegada: "el" motivo de conflicto
-¿Deberíamos establecer una hora de llegada con nuestros hijos de acuerdo a su edad? ¿Qué hacer si llegan más tarde de la hora estipulada?
La hora de llegada es “el” motivo de conflicto en muchas familias, en las que se organizan grandes discusiones y posteriores castigos a cuenta del incumplimiento del horario.
Sin embargo, creo que poner el acento en la hora nos hace perder el foco. Lo que importa es qué hace durante ese tiempo que está fuera de casa y con quienes. Si han estado jugando a las cartas y la partida se alarga no es lo mismo que si han estado bebiendo y ya no pueden mantenerse en pie.
Cada hijo o hija es diferente, algunos saben cuidarse y autorregularse muy pronto pero a otros les lleva más tiempo, por lo que será necesario que lo hagan sus padres. Y esto vale para las salidas como para el tiempo del uso del móvil o de engancharse a las series.
Como tampoco es lo mismo el que lleva bien el curso y quiere salir el fin de semana hasta más tarde, que quien no da palo al agua y solo quiere estar con amigos.
-¿Es conveniente establecer una hora de llegada? ¿Hay que llegar a un acuerdo? ¿Qué hacer si no la respetan?
En cuanto a poner un horario, es importante que cada familia respete su estilo con pautas que les permitan estar tranquilos. En general se llega a un acuerdo con ellos pero considero que tiene que ser flexible y no tema de discusión.
Si se pasan de la hora alguna vez está bien escucharlo, si todas las veces hay distintos argumentos habrá que consultar con otros padres por si los demás amigos se quedan un poco más de tiempo. Cuando la hora es un motivo de castigo es porque la relación con ese hijo o hija no es del todo buena, y son otras las causas que enfadan a los padres.
Los riesgos del alcohol, el tabaco y las drogas
-¿Cómo podemos gestionar este tema con nuestros hijos para prevenir problemas?
El alcohol, las drogas, el tabaco son riesgos reales a los que se exponen los jóvenes cuando comienzan a salir solos. La adolescencia es la época en la que se inician los hábitos de consumo, como el tabaco -del que tenemos la idea de que es más inofensivo-, y que pueden cambiar la vida.
Por supuesto hablar de ello es fundamental, no en el sentido de darles la charla sino preguntándoles qué opinan al respecto, qué costumbres tienen los amigos, por qué cree que algunos beben tanto, si conocen los efectos secundarios del alcohol en el cerebro adolescente. Escucharlos y conversar al respecto.
Es habitual que los grupos de adolescentes se reúnan con el objetivo de beber, casi a la manera de los antiguos rituales de iniciación, y competir entre quienes aguantan más y quienes menos, produciéndose un consumo masivo de alcohol en poco tiempo.
Estos encuentros se realizan no solo a escondidas, está tolerado en las fiestas de los pueblos y en ocasiones se reúnen en las casas de familia en las que no hay un adulto responsable a cargo de los hijos.
En este sentido soy terminante, en estos años no deben beber porque el daño que produce en el cerebro adolescente es mucho mayor que en el de un adulto, además de la serie de riesgos de accidentes, como el sexo involuntario y sin ningún cuidado.
¿Y si no nos gustan sus amistades?
-¿Qué hacer si no nos gustan los amigos con los que salen?
Este es un tema delicado porque no siempre hay una razón de peso por la que unos amigos gustan y otros no. La famosa “mala influencia” a veces está en los otros y a veces es el propio hijo quien busca el riesgo o el exceso rodeándose de gente que lo siga.
Recomiendo hablar con ellos, sin temor a que se genere una discusión, exponiendo las razones por las que uno o unos amigos no parecen los más adecuados. Al mismo tiempo, escuchar sus razones de porqué se siente a gusto en ese grupo.
Hoy me decía una chica jovencita, bastante enfadada, que su madre critica a todos sus amigos y que se ha dado cuenta que la madre no quiere que salga porque siente que la deja sola. Si no es el caso, y los amigos tienen hábitos de riesgo para la salud, no hay dudas que no conviene que salga con ellos, aunque se enfade.
Castigarles con no salir, ¿sí o no?
-¿Es recomendable utilizar el "no sales" como castigo? ¿Es útil castigarles sin salir para que modifiquen una conducta o por sacar malas notas, por ejemplo?
Primero habría que saber por qué se castiga, ¿porque dio una mala respuesta y la reacción inmediata es “¡no sales!”, o porque suspendió cinco asignaturas?
Es importante que salgan con los amigos, pero si saca malas notas habrá que regular las salidas al menos en épocas de exámenes, o en lugar de castigar habrá que averiguar si requiere apoyo escolar.
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