El lado más amoroso y políticamente correcto en esto de la maternidad lo conocemos de sobra y además lo aprobamos, lo compartimos y lo asumimos como propio pero… ¿hay espacio para el arrepentimiento en esto de la maternidad?
Sí, debe haberlo cuando no son pocas las mujeres que se arrepienten de haberse convertido en madres.
No es tan público y notorio, no se va predicando a los cuatro vientos pero haberlas haylas y en esto como en tantos otros aspectos, el hecho de que no coincidan con mi postura no significan que no tengan derecho a sentir y a opinar lo que les pida el cuerpo ¿verdad?
Hace unos meses salía a la luz el estudio que ha realizado la socióloga israelí Orna Donath sobre este aspecto de la maternidad: el arrepentimiento de haberse convertido en madre.
“Regretting mothehood: A sociopolitical analysis” se titula el polémico y controvertido estudio de esta socióloga para el que ha contado con los testimonios de 23 mujeres israelíes a las que el hecho de convertirse en madres no les ha supuesto el nirvana de la felicidad sino más bien todo lo contrario.
La conclusión a la que llegan ellas mismas es que el hecho de haberse convertido en madres “ha sido el mayor error de sus vidas”. Sí, una afirmación contundente, sin lugar a dudas.
No significa no querer a sus hijos
No, no es lo mismos según explican las 23 mujeres que aportan su visión sobre la maternidad en este estudio. No es una cuestión de amor por sus hijos sino más bien de lo que el concepto “ser madre” ha representado en sus vida, la propia experiencia de la maternidad.
Quizás para muchas el amor a los hijos va implícito a la experiencia de ser madres pero para otras, desde un punto de vista analítico, si pudiéramos separar ambos conceptos, el amor a los hijos es incondicional y sin embargo la experiencia de la maternidad, no ha podido ser una decisión más nefasta y una realidad más negativa para el transcurso de sus vidas, tal y como las estaban desarrollando hasta ese momento.
La presión social, la supuesta necesidad biológica, la lógica del propio sistema económico y cultural en el que vivimos, hace que muchas mujeres se sientan de una forma más o menos sutil, empujadas a introducir la maternidad en sus vidas y una vez que la están viviendo, se dan cuenta de que realmente no fue una decisión tomada por ellas desde la libertad y el pleno convencimiento personal.
El estudio de la socióloga israelí, Orna Donath, se publicaba a principios del año pasado en una conocida revista de la Universidad de Chicago pero todos sabemos que estos temas son muy atractivos para miles de mujeres en todo el mundo así que no fue complicado que superara los límites universitarios a través de las redes sociales y con el hashtag #reggrettingmotherhood, se desarrollara un interesante debate en esas mismas redes sociales durante semanas.
Se abrió con este estudio un ágora en el que muchas mujeres expresaron esos sentimientos negativos que les provocaba su propia maternidad pero que por incomprensión de su entorno o por presión social no podían exteriorizar. Unos sentimientos negativos que al no poder compartir con nadie las hacían sentirse extrañas, raras y sobre todo muy solas.
Para muchas de esas mujeres este estudio y la controversia generada a posteriori ha supuesto un mundo, una esperanza, un replanteamiento de su situación y de su forma de afrontarla, puede que no sea su mejor momento vital pero es en el momento en el que están viviendo, por lo que lo mejor es adaptarse y sacar, en la medida de lo posible, el lado más soleado de la vida.
La presión existe
En torno a la misma época en la que se publicaba el mencionado estudio, la actriz española Maribel Verdú presentaba la que era en ese momento su última película como protagonista “Sin hijos” una comedia en la que ella interpreta a una mujer que quiere ser muchas cosas en la vida pero no quiere ser madre, algo que coincide con el propio planteamiento vital de la actriz.
Maribel Verdú siempre ha mantenido que la maternidad no era uno de sus deseos vitales pero no por ello se considera una persona “anti-niños” y sin embargo sí reconoce abiertamente sentirse cansada de que siempre se le pregunte por el hecho de que no haya querido tener hijos, como si fuera un comportamiento incomprensible propio de una extraterrestre.
Algo que no ocurre con compañeros suyos de profesión, varones, que tampoco han querido tener hijos y a los que nunca, ni por error, se les pregunta por esa decisión, no entra nunca entre los planes de los periodistas que les entrevistan tratar de resolver esta duda categórica que en el caso de las mujeres es inevitable.
Así que sí, es evidente que en todas las esferas y en mayor o menor medida esta presión existe y para algunas mujeres esa presión ha sido quizás la que les ha empujado a una maternidad que no tenían tan claro que las hiciera felices y que después ha demostrado que no, que de felicidad no tenía nada.
Vía | laizquierdadiario.com | smoda.com Fotos | iStokphoto | IG Maribel Verdú En Bebés y más | No a todo el mundo le tiene que gustar ser padre: parejas que tienen hijos y luego se arrepienten | Tras decidir que no quería tener hijos cumple a los 30 su sueño de ser estéril