Una cama gigante. Mi sueño de toda la vida había sido tener una cama gigante para poder dormir a pierna suelta, y resulta que cuando más grande fue el lugar en el que dormir, que es cuando tuvimos una cama de 150 junto a una de 75 cm, más apretados estábamos. Éramos cuatro para ese espacio y aunque había sitio para todos, el potente imán de los niños hacia nosotros hacía que nos quedáramos muchas veces casi inmóviles.
Quizás si hubiéramos tenido algo más de espacio podríamos haber jugado un poco más con él, como ha hecho la pareja formada por Ryan Constable, un ex-jugador de rugby, y su mujer Kim, monitora de yoga, al montar en la habitación una cama de 5,5 metros para ellos y sus cuatro hijos.
Todo fue aumentando de manera natural
Sus hijos son Corey, de 11 años, Kai, que tiene 9, Maya, de 6, y Jack, que tiene 5. Ya con su primer hijo, Corey, acabaron optando por compartir cama con él porque así dormían todos mejor.
Al llegar los hijos siguientes optaron por continuar con la misma estrategia, ya que al parecer ellos también estaban mejor compartiendo espacio por las noches con sus padres. Entonces, con cada nacimiento, sucedía algo curioso: cuando los mayores dormían ya solos en sus habitaciones y llegaba el siguiente bebé, que compartía cama con los padres, se quejaban porque sentían que no era justo que ellos tuvieran que seguir solos en sus camas.
Y así fue como finalmente decidieron hacerse con** una cama enorme** en la que todos tuviera cabida.
Así están para ellos tanto de día como de noche
Ya hace tres años publicamos en Bebés y más una entrada en la que preguntábamos cómo era posible que todos los padres entendiéramos que los bebés nos necesitan por el día y no fuéramos capaces de comprender que por la noche sucede lo mismo. Y es que así como por el día nos piden contacto, cariño, atención y tiempo con nosotros, por la noche nos piden exactamente lo mismo, pero con más razón: van a dormir, van a cerrar los ojos, van a dejar de controlar el mundo y nos necesitan para saber que estarán seguros.
Algo así es lo que sienten ellos, según leemos en Belfast Telegraph, al explicar que así duermen todos mejor, que así los padres no tienen que ir de habitación en habitación atendiendo sus necesidades y que para ellos es más fácil además al poder, de un vistazo, ver que todo va bien durante la noche.
¿Y cómo lo hacen para irse a dormir?
Según explica Kim en el programa This Morning, en este vídeo, la hora de dormir para todos es entre las 22 y las 23h. Ella se acuesta sobre esa hora con los dos pequeños (los días que todo va perfecto incluso a las 21 horas), y los dos más mayores se acuestan cuando están cansados. No les obliga, les cede esa decisión, porque por la mañana no hay una alarma esperándoles: ella les está educando en casa a todos. Y lo llevan bien porque tiene claro que ellos son capaces de gestionar su sueño y su vigilia de una manera responsable.
Es más, recientemente el mayor les pidió una habitación para él con su propia cama, y los padres lo hicieron posible para que pueda dormir ahí cuando él quiera.
En lo que al sexo respecta, que es una duda que mucha gente tiene (porque no van al colegio y por la noche comparten espacio con los papás), explican que los dos son muy abiertos en ese sentido con sus hijos y que a menudo se van juntos a dormir a la habitación de invitados.
Si alguna vez los niños preguntan por qué se van, ellos les dicen que papá y mamá necesitan "acurrucarse". Aunque confiesan que a menudo alguno de los pequeños les acompaña también a la cama y tienen que esperar a que se duerma para llevarlo a la cama grande y poder tener su tiempo y espacio juntos.
Además, la pareja también se guarda un momento de un día a la semana para desayunar o cenar juntos, solos los dos.
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