Alimentos que los niños no deben comer crudos

Alimentos que los niños no deben comer crudos
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Hay alimentos que para los niños y para toda la familia es muy sano comer crudos, como algunas verduras de ensalada. Sin embargo, hay algunos alimentos que es necesario cocinar para los más pequeños. ¿Cuáles son las comidas que no se pueden dar crudas a los niños?

Algunos alimentos presentan un riesgo higiénico de su consumo crudo, y en este caso la cocción es la mejor solución para eliminar riesgos. El calor ejerce una función microbicida, eliminando las bacterias y destruyendo otras sustancias perjudiciales presentes en muchos alimentos en estado crudo.

  • Los moluscos, especialmente los de cocha externa como mejillones, almejas, ostras… En general, no conviene comer marisco crudo por el riesgo de Annisakis, un parásito en forma de pequeño gusano que anida en mamíferos marinos, peces y crustáceos. Los mariscos crudos y poco cocinados (los marinados, en aceite, salazón…), además de dificultar la digestión, pueden contener bacterias y virus que pueden ser tolerados por los adultos sanos, pero hacer que los niños pequeños enfermen gravemente.
  • Respecto al pescado crudo, aunque es digestivo y ligero, es un alimento con un elevado riesgo higiénico, y además existe igualmente el riesgo de Annisakis, por lo que habremos de escoger pescados muy frescos, grandes (se degradan con menor facilidad) y proceder a su congelación. Aunque personalmente considero que el pescado crudo puede esperar para los más pequeños.
  • Algunas hortalizas como las patatas y berenjenas, que resultan indigestas si están crudas.
  • Los huevos se han de consumir cocidos para evitar el riesgo de transmisión de enfermedades si quedan crudos o poco hechos.
  • La leche de vaca cruda. La pasteurización mata los microorganismos, como las bacterias que crecen rápidamente en la leche, pero si la leche no es pasteurizada éstos se mantienen. Por ello la leche cruda ha de hervirse al menos a 70 grados durante 15-20 segundos.
  • Las legumbres secas (habichuelas, garbanzos, lentejas...) requieren una cocción prolongada para destruir los factores antinutricionales que poseen: componentes que el organismo no pueden digerir o que incluso resultan tóxicos.
  • La carne de ave y de cerdo. A diferencia de determinadas carnes rojas magras que sí se pueden consumir a modo de carpaccio, la carne blanca de ave o de cerdo si no se cocina al punto tiene un sabor desagradable y exponen a riesgos higiénicos. Sin embargo, en todas las carnes hemos de tener en cuenta que determinados tipos de cocinado de la carne, como los que se producen a temperaturas muy elevadas (plancha, fritura) pueden favorecer la producción de aminas heterocíclicas, unas sustancias que con el tiempo, si se acumulan, pueden ser perjudiciales. Por ello es mejor cocciones más suaves (vapor, brasa, guiso, horno).

Si bien estas comidas no pueden darse crudas a los niños, algunos como los moluscos o pescados ahumados cuando crezcan podrán tomarlos con moderación, del mismo modo que los consumimos los adultos en ocasiones.

Foto | f_mafra (Flickr)
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