Llegan los meses estrella para pasar las vacaciones y las playas y piscinas se convierten en destinos favoritos de muchas familias. Por desgracia, también llegan los meses en los que se produce un mayor número de ahogamientos infantiles, por eso vamos a ver cuáles son las pautas para un baño seguro.
La OMS señala que los ahogamientos provocan más de 150 muertes en España cada año, cerca de 5.000 en Europa y 388.000 en todo el mundo y como en tantos otros peligros la clave puede estar en que no pensemos que no nos puede pasar a nosotros. Y es que el exceso de confianza, no seguir las normas y la falta de atención son los principales factores de riesgo.
Según datos de la Policía, los principales afectados de ahogamientos en piscinas, ríos, playas o recintos hinchables son los niños, víctimas de descuidos y falta de prevención. Por otro lado, en 2013, siete de cada diez accidentes se produjeron por despiste momentáneo de los padres o cuidadores, según la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria.
Las estadísticas dicen que las lesiones en la infancia se triplican durante el periodo estival, siendo los ahogamientos el principal peligro. El 70% de los ahogados son menores de seis años, la franja de edad que nos ocupa en Bebé y más, la franja de edad de nuestros niños y niñas. ¿No nos podría pasar a nosotros?
Hay datos que señalan que solo en 20 segundos se puede ahogar un bebé, en 30 un niño y si el cerebro no recibe el oxígeno suficiente, pueden producirse daños graves en pocos minutos (tres o cuatro). La pérdida de conocimiento sucede en dos minutos.
Otro dato estremecedor: aunque solo nos suelen llegar las cifras de fallecimientos, por cada niño que muere ahogado, otros cuatro están hospitalizados. Muchos nunca se recuperan del daño cerebral que ocurre en la inmersión.
La importancia de las campañas de prevención
Con estas cifras, no es de extrañar que cada cierto tiempo se quiera actuar para ponerles freno, a través de distintas campañas institucionales y anuncios encaminados a la prevención de los ahogamientos.
Estas fechas, como se viene haciendo en los últimos años, la Policía Nacional ha lanzado una campaña de concienciación e información para reducir la siniestralidad en playas y piscinas, con el lema 'Tu seguridad es lo primero, también en el agua', que nos recordará cuáles son las pautas de seguridad.
Además, también están en marcha iniciativas de cambio como la que pide evitar muertes infantiles por ahogamiento en piscinas, promovida por la Asociación Nacional de Seguridad Infantil y dirigida al Ministerio de Industria.
Su objetivo es lograr evitar muertes absurdas, y hacerlo mediante una medida tan sencilla como la obligación del vallado de todas las piscinas públicas y privadas, una medida que en Francia ha logrado reducir las muertes infantiles por ahogamiento en un 75%.
En definitiva, estos días vamos a encontrarnos con noticias que nos hablan de descuidos fatales, de accidentes, de muertes por ahogamiento. Muchas son evitables. Veamos los consejos de seguridad para evitar los ahogamientos infantiles y deseamos de todo corazón que este tipo de noticias sean menos.
Consejos para evitar ahogamientos infantiles
El primer y principal consejo es extremar la vigilancia en los niños. Pocos segundos son necesarios para que se produzca el ahogamiento, de modo que no hemos de dejar pasar muchos sin mirarlos. Lo mejor, bañarnos con ellos o muy cerca de ellos, sin permitirles que se alejen.
En el caso de los bebés, no dejarlos solos ni un momento, ni siquiera en la bañera, ni siquiera en pocos centímetros de profundidad. Cuanto más pequeños, más indefensos están. Su cabecita no se sostiene, puede resbalar y no reaccionar porque es incapaz de moverse...
Cuando crece, háblale a tu hijo sobre las normas de seguridad. Si no saben lo que tienen que hacer o lo que es peligroso, probablemente no sentirán ningún riesgo. Las normas en las playas y piscinas, los peligros de las corrientes, del ahogamiento, de lanzarse al agua en zonas de poca profundidad, los juegos peligrosos... No se trata de asustarlos sino de promover su prudencia, incluso aunque estemos vigilándolos en todo momento.
Recuerda que los flotadores y manguitos tienen sus riesgos, pueden estar defectuosos, no adaptarse a la edad del niño, pueden pincharse... Por eso la vigilancia prevalece sobre cualquier otro elemento de "seguridad" que podría fallar. El mayor peligro que entrañan estos manguitos y flotadores es que promueven un exceso de confianza.
Respeta las zonas de baño permitidas, reguladas y escoge lugares con socorrista, siguiendo en todo caso sus indicaciones y las normas de baño (banderas, normas de la piscina...).
Previene el corte de digestión evitando que el cambio de temperatura sea brusco, entrando poco a poco al agua, evitando comidas copiosas antes del baño (o viceversa)...
Previene el golpe de calor que pueda provocar una perdida de consciencia cerca del agua (permanecer a la sombra, protección solar, hidratación correcta...).
Valla las piscinas privadas y exige que se vallen las públicas, comunitarias... También son necesarias puertas de seguridad que no pueda abrir un niño con un simple movimiento. No dejes juguetes en los alrededores o el interior de la piscina.
Evita que los niños corran en zonas resbaladizas, rocas, por el borde de la piscina, que se bañen en zonas de corrientes...
Cuando el niño aprende a flotar o a nadar, hay que seguir vigilándolos y procurar que ellos no confíen demasiado en sus posibilidades (el exceso de confianza también podría darnos un susto a nosotros). Como vemos, en pocos segundos pueden sufrir cualquier percance y no darnos cuenta de que no están en la superficie.
Las piscinas hinchables, por poca profundidad que tengan, también son peligrosas: no bajes la guardia. La mayoría de las muertes infantiles en piscinas hinchables se deben a lapsos breves en la supervisión y otras suceden porque los niños superan las barreras que se colocan para mantenerlos seguros.
Si observas una situación de peligro y no puedes actuar, pide auxilio a los socorristas, a otros bañistas en su ausencia y al 112 en casos de gravedad.
Además, os recordamos cómo actuar ante el caso de ahogamiento de un niño, sacándolo del agua inmediatamente.
Si está consciente y respira, lo tumbaremos de lado en el suelo para que salga el agua que ha tragado al toser o vomitar y de este modo impedimos que las vías respiratorias puedan volver a obstruirse.
Si el niño no respira, hay que comenzar la reanimación cardiopulmonar básica (RCP) sin demoras. Llamar al servicio de urgencias 112 y no interrumpir las maniobras de reanimación por más de un minuto.
Esperamos que con todos estos recordatorios acerca de cómo prevenir muertes infantiles por ahogamiento nos ayude a pasar un verano más tranquilo y seguro., a disfrutar al máximo de estos meses en los que apetece refrescarse, pero sin riesgos ni sustos.
Más información | Policía, Know before you go
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