Enfrentados al hecho de salir de viaje con nuestro bebé, deberemos hacer un esfuerzo voluntario por reducir la cantidad de equipaje a la mínima expresión, para lo cual tendremos que redefinir qué es “absolutamente necesario llevar“.
Todos sabemos lo que involucra salir a la calle con un bebé pequeño. El gigante bolso cambiador termina convirtiéndose en una extensión más de nuestro cuerpo. Cargamos con decenas de cosas “necesarias” y otras tantas “por las dudas”.
Cuando salimos de viaje, cargar con demasiadas cosas encima nos será, en muchos casos, imposible. Pensemos que la franquicia de equipaje permitido en la cabina de un avión está perfectamente regulada en tamaño, peso y cantidad de bultos. Y todo lo que vaya despachado en la bodega, si supera lo permitido, nos llevará a pagar por todo lo “extra” casi tanto (o más) que lo que hemos pagado por el billete.
Si viajamos en nuestro coche podremos estirarnos un poco más. Pero, ¿es realmente útil y preciso mudar el cuarto del bebé entero en el maletero?
Por regla general suelo aconsejar a los viajeros ( de toda edad ) que tengan en cuenta ciertos consejos al momento de preparar el equipaje.
El consejo básico sería : sintetizar.
Recordemos que todo lo que querramos llevar, deberemos cargarlo con nosotros a lo largo de todo el viaje. Pensemos en la salida de casa, la llegada a la estación o aeropuerto, subir al tren y acomodar las maletas, colocarlas en el maletero del autobus, llegar y descargarlas, tomar taxi o metro, subir al hotel o apartamento…. ufff. Y después, el regreso.
Esta regla es más fácil seguirla cuando se trata de nosotros, los adultos. Cada vez se viaja más ligero de equipaje y con un par de mudas y un poco de ingenio nos arreglamos. Pues, ése debería ser el criterio para viajar con nuestros bebés también: no nos compliquemos. Usemos el sentido común.
Recordemos lo básico: que el bebé esté cómodo, limpio, bien alimentado, protegido, feliz. Para ello no es impescindible cargar siempre con una cuna de viaje si vamos, por ejemplo, a un hotel con servicio para familias o un apartamento turístico que ofrezcan un kit bebé.
- Comodidad. Elegiremos un sistema portátil para llevar al bebé (mochila trasera, mochila tipo canguro, sling, mei-tai, lo que elijas) que nos permitirá movernos con total libertad con nuestro pequeño bebé. Si hablamos de un niño ya un poco más grande, con un carrito plegable nos arreglaremos suficientemente.
- Aseo. Salvo que planeemos un viaje a un destino muy aislado (algo poco probable con un bebé) siempre dispondremos de las cosas mínimas para su aseo. No deberíamos cargarnos con botes de toallitas descartables. Recordemos que el agua hace milagros y una pequeña toalla nos servirá suficientemente. ¿Pañales descartables? Sí, llevaremos los necesarios para el trayecto de ida y nada más.
- Ropa. A ver: que no es un desfile de modas. Sabemos que nuestro bebé es una belleza, no es preciso llevarle 3 mudas para cada día. Prendas cómodas, livianas, combinables y frescas. Que se puedan lavar fácilmente en el cuarto el hotel o en el camping. Además, que no pasa nada por ir sin planchar unos días. Relájate.
- Comida. Dependiendo de la duración del viaje de ida y del medio elgido podremos estirarnos un poco más en este aspecto. Una pequeña heladerita en el coche será de mucha ayuda para tener agua para preparar el biberón o llevar potitos. Si es en avión, podemos contar con la ayuda del personal de a bordo que están acostumbrados a calentar comida para bebés. Si viajamos en tren podemos hacer coincidir la hora de la comida para que sea un poco antes de salir. En caso de no ser así, optemos por pedir colaboración en el vagón cafetería. Los viajes en autobus son los más dificiles de sobrellevar, por la estrechez del espacio, las pocas paradas en el camino y escaso o nulo equipamiento interior. En todos los casos, carguemos con una cantidad razonable de comida que cubra las necesidades normales del bebé durante el viaje de ida solamente.
- Salud. A este apartado le dedicaremos una entrada en los próximos días. Pero sigamos de todas formas la regla básica: ir a lo imprescindible, que no podremos cargar una farmacia en la maleta “por las dudas”. La crema para evitar rozaduras en la piel del bebé, y lo elemental para utilizar en caso de emergencia. Ya hablaremos del tema.
- Protección: Gorro, protección solar y agua. De acuerdo a la edad del niño, incorporaremos unas gafas de sol o cambiaremos el agua por el biberón o el pecho materno. Del capítulo “protección solar” ya nos ocuparemos en particular también. Atención: he dicho “gorro”, no he dicho que lleven un modelito para cada día. Síntesis, por favor.
- Un bebé feliz. No olvidemos llevar su juguete o peluche preferido. Le asegurará un grata compañía, le hará sentir como en casa, será motivo de distracción en los tiempos muertos de espera y, también en algunos casos nos servirá para no gastar de más. Un libro de cuentos o para pintar, cuando son más grandecitos, nos evitará que se aburran en los trayectos de viaje.
Resumiendo, digamos que en el kit básico lo primero que debemos incorporar es el sentido común. Tengamos en cuenta nuestro destino y la disponibildad o no de servicios y productos allí donde vayamos a estar. Si es posible, entonces evitemos cargarnos con objetos que, a poco de salir de casa ya estarán pesando y estorbándonos.
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