Los bebés no necesitan un método para dormir, solo paciencia

Durante el primer año de vida del bebé, se calcula que los padres pierden más de 700 horas de sueño, por lo que es normal que este tema preocupe especialmente, sobre todo si eres primerizo. Esto lleva a muchos padres a buscar métodos y fórmulas mágicas para conseguir que su hijo duerma toda la noche del tirón, o a lo sumo varias horas seguidas.

Pero es fundamental entender que el patrón de sueño de un bebé es muy diferente al de los adultos, y que tan solo necesitan dos cosas para comenzar a dormir mejor: tiempo y paciencia.

Entendiendo el patrón de sueño de los bebés

Todos sabemos que existen diferentes fases y ciclos de sueño por los que vamos pasando cuando dormimos. Sin embargo, en el caso de los bebés estas fases son muy diferentes a las de los adultos y mucho más simples, pues ellos tienen únicamente dos: una fase de sueño profundo y otra de sueño ligero o REM.

En sus primeros meses de vida, los bebés alternan ambas fases durante toda la noche, con la peculiaridad de que pueden salir fácilmente de la fase de sueño profundo. Este patrón le permite despertarse varias veces a lo largo de toda la noche para comer o demandar protección y cobijo; es decir, para cubrir sus necesidades más básicas y garantizar su supervivencia.

Entender esto es fundamental para comprender por qué intentar modificar el patrón de sueño de un bebé es ir en contra de su propia naturaleza.

Entre el cuarto y el octavo mes, aproximadamente, el bebé incorpora el resto de fases de sueño, aunque lógicamente necesitará tiempo para adaptarse a ellas. Esto hará que los periodos de sueño diurnos se vayan acortando, y por la noche sea capaz de dormir más horas seguidas. Sin embargo, el patrón de sueño nocturno todavía es muy variable, y habrá días en los que duerma mejor y otros en los que se despierte incluso mucho más que antes.

Alrededor del año, es habitual y natural que los bebés tengan varios microdespertares a lo largo de toda la noche. A estos microdespertares se le sumarán algo más tarde la típica fase de miedos nocturnos y pesadillas por la que pasan la mayoría de los niños. En definitiva, hasta los dos o tres años los niños no dormirán toda la noche del tirón, aunque esta edad es orientativa pues cada niño tiene su propio ritmo.

¿Y no es posible intervenir para 'enseñarles a dormir' antes?

Llegados a este punto, y sobre todo si te encuentras en una etapa de 'mal dormir' por los continuos despertares de tu peque, es posible que te preguntes si existe alguna forma de conseguir que tu bebé duerma toda la noche del tirón lo antes posible.

Hay métodos conductistas que tienen como objetivo "enseñar" a dormir a los bebés desde muy corta edad. Pero, tal y como acabamos de mencionar, el sueño de los niños es un proceso evolutivo que irá cambiando a medida que su cerebro madure.

En este sentido, pretender que un bebé cuyas fases de sueño son muy diferentes a las de un adulto duerma como nosotros es ir en contra de su naturaleza, forzar su desarrollo y saltarse todos los pasos que se requieren para adquirir los patrones de un sueño saludable.

Así pues, lo único que un niño necesita para dormir varias horas seguidas es tiempo para madurar, grandes dosis de paciencia y algunos trucos que podrían facilitar su descanso:

El colecho puede practicarse hasta que la familia decida, pues en contra de lo que puede pensarse, los niños más mayores también pueden tener la necesidad de estar en contacto con sus padres durante la noche, lo que beneficiaría su descanso.

  • Crear rutinas que se repitan diariamente antes de dormir contribuye a mejorar el sueño del bebé. Así, por ejemplo, es recomendable que la hora de dormir sea siempre la misma, evitar que el bebé se sobre estimule antes de ir a la cama y procurar un ambiente cálido, confortable y acogedor de la habitación.

El baño previo y un suave masaje también pueden ayudar a relajar al bebé y conciliar mejor el sueño.

  • Satisfacer siempre su necesidad de contacto. Hay bebés que necesitan tener a sus padres cerca antes de irse a dormir. Necesitan que les acaricien, les den la mano, les balanceen en su cuna o simplemente se calman sintiendo cerca su olor y su respiración. Otros bebés solo consiguen dormirse en brazos.

Es importante satisfacer sus necesidades para que el bebé esté relajado, confiado y tranquilo, de manera que cada familia elegirá lo que mejor se adapte a sus circunstancias.

Poco a poco el bebé irá madurando y también lo harán sus patrones de sueño. Pero aunque cada bebé es único y tiene sus propios ritmos, es importante comprender que la adquisición de unos patrones de sueño similares al adulto llevará tiempo.

Mientras tanto, los padres debemos respetar sus ritmos con paciencia y proporcionarle todo lo que necesita para que siempre se sienta protegido y confiado.

Fotos | iStock

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