La creatividad es algo innato en los niños. Nacen siendo seres libres y creativos por naturaleza, todos lo fuimos y algunos de mayores lo siguen siendo en mayor o menor medida. Pero a medida que el niño va creciendo, e influenciados por diferentes ambientes, tanto en la escuela como en casa, la creatividad es una aptitud que poco a poco van perdiendo o reprimiendo, según las directrices de los adultos de su entorno.
Como padres, es importante permitir y fomentar el desarrollo de la creatividad de nuestros hijos. Y entender que esa creatividad que pone un niño en colorear un dibujo, esa misma creatividad que refuercen de pequeños, será la que les permitirá resolver eficazmente situaciones de su vida cotidiana en el futuro. Os damos entonces once consejos para no "matar" la creatividad de un niño.
Nos hace reflexionar sobre el entorno en el que estamos criando a nuestros hijos. ¿Estamos ayudando al niño a que desarrolle su propia creatividad o estamos minando esa habilidad natural?
En ocasiones, los métodos educativos estandarizados puestos en marcha en algunos colegios o incluso los padres, a través de frases que repetimos una y otra vez, sin dejarles que se equivoquen y aprendan de sus propios errores, también estamos coartando su creatividad, su propia forma de hacer.
Las escuelas "matan" la creatividad
Sir Ken Robinson en una de las mejores charlas Ted para padres, una magnífica charla titulada "La escuela mata la creatividad". Según él, una eminencia en creatividad y educación, los niños son creativos por naturaleza, y somos los padres con nuestra manera de criarlos y la escuela, quienes los alejamos de esa creatividad.
Los niños no temen correr riesgos ni equivocarse, es el sistema educativo (habla en general) y los padres quienes, sin quererlo, vamos moldeándolos hasta que acaban haciendo lo que nosotros consideramos que está bien hecho. Una charla estupenda, que ha sido vista por muchísimas personas, y que es imprescindible ver si eres padre o madre.
Once consejos para no "matar" la creatividad de los niños
Y ahora sí, hablaremos de cómo conseguir que nuestros hijos mantengan siempre viva esa creatividad innata en los pequeños. Cómo ayudarlos a potenciarla.
Déjalo que experimente y se equivoque
El niño necesita deducir de su propia experiencia que ha hecho algo mal, que se ha equivocado. Déjalo que use su propia creatividad para resolver los problemas. Si antes de que haga algo estamos los padres detrás diciéndole "cuidado, te vas a caer", "cuidado, te vas a manchar", "cuidado, te puedes hacer daño" no le estamos dando la posibilidad de equivocarse y aprender de sus errores. Hablamos de sentido común, si el niño va a meter los dedos en el enchufe, no se lo permitimos, obviamente.
Fomenta su curiosidad
Los niños son curiosos por naturaleza, no dejes que pierda esa cualidad. Es maravilloso ver el mundo con la curiosidad de un niño, y se aprenden muchas más cosas que desde la visión de un adulto. Los ojos de un niño ven las cosas por primera vez, observando y preguntándose todo.
Déjalo expresarse libremente
La pintura y el dibujo, también el baile, son las formas que tienen de expresarse los más pequeños. Allí plasman sus emociones, sus preocupaciones, sus miedos. No les dirijas con temas, ni formas, ni con los colores que tienen que usar, ni con las líneas que no pueden pasar. Tampoco impongas tiempos.
Ofrécelo todo tipo de materiales
Pon a su disposición todo tipo de materiales: rotuladores, ceras, acuarelas, plastilinas... Incluso déjalo que pinte en diferentes superficies, no siempre en un folio en blanco. Pero no sólo hablamos de pintar, sino de crear en general, así que dale acceso a diversos materiales, siempre que sean seguros, para que experimenten con objetos de diferentes formas y texturas. No tengas miedo a que se manchen, es parte del proceso creativo.
Acércalo a la lectura
Leer les hace descubrir todo un mundo de posibilidades. Les abre la mente a nuevas aventuras y escenarios, imaginan historias. Todos los formatos son permitidos, tebeos, poesía, cuentos, aventuras... Déjalo elegir libremente qué leer y cuando aún sea muy pequeño, leele tú.
No intentes encasillarlo
Algunos padres, y también algunos profesores, son muy adeptos a encasillar a los niños dentro de sus propios cajoncitos con etiqueta y todo. Tú eres así y tú eres asá. Fulanito es el creativo, Menganito el racional. Esas etiquetas hacen que los niños se crean su propio rol y teman ser otro cosa. Déjalo ser, sin etiquetas ni juicios de valor.
No sólo se aprende en la escuela
Hay muchísimas cosas que el niño puede aprender fuera del entorno académico. Viajar, visitar museos, ver películas, e incluso a través del juego, los niños se llenan de experiencias enriquecedoras que les aportan conocimiento.
No juzgues sus creaciones
Que un dibujo esté bien o mal hecho es un concepto totalmente subjetivo, por lo tanto evita criticar o juzgar las creaciones de tu hijo. Si te pide tu opinión, podéis hablar de lo que ha hecho, pero calificarlo en bien o mal o ponerle nota no contribuye al fomento de la creatividad.
Aprender con diversión
Divertirse es clave para aprender. Es importantísimo que se diviertan haciendo lo que les gusta. Algunos grandes creativos nunca tomaron clases en sus respectivas disciplinas, sino que aprendieron a través de la propia experiencia, aprendiendo de la frustración y también de sus propios logros, pero siempre mantuvieron intacta la pasión.
Educa en valores
Los valores que inculcas a tus hijos son más valiosos que las normas en sí. Las normas son arbitrarias, se olvidan o transforman, en cambio los valores que aprendan desde pequeñitos siempre quedarán en ellos y sin duda les ayudarán a resolver muchas situaciones que se les presenten a lo largo de su vida.
Apóyale siempre
Entender, acompañar y apoyar siempre a tu hijo es también una forma de ayudarle a ser creativo. No estés ahí imponiendo o corrigiendo a cada paso. Déjalo ser, déjalo experimentar, déjalo que se equivoque.
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