La experiencia de criar se hace mucho más llevadera de la mano de profesionales que divulguen sobre el tema, de los que podemos aprender enormemente. 'Crianza Activa' es el primer libro de Nora Kurtin, fruto de toda su experiencia durante los últimos 20 años al frente de Sapos y Princesas, un libro en colaboración con prestigiosos profesionales.
Los beneficios del libro serán donados íntegramente a la Fundación Aladina dedicada a los niños con cáncer. Hemos entrevistado a la autora y estas son las interesantísimas reflexiones que nos ha compartido y de las que podemos aprender como padres, pero también como hijos.
BYM. En la era de la sobreinformación en la que los padres reciben todo tipo de consejos, ¿por qué una guía de crianza activa?
N.K. Hoy en día, los padres y madres se ven constantemente bombardeados con consejos y recomendaciones sobre la crianza de sus hijos, lo que puede generar confusión y ansiedad. Este exceso de información, que no siempre proviene de fuentes confiables, puede llevar a dudas constantes sobre si se están tomando las decisiones correctas.
'Crianza Activa' se presenta como una guía que busca simplificar este proceso, ofreciendo respuestas claras y concisas a las inquietudes más comunes durante los primeros años de vida de un niño. A través de más de 200 preguntas y respuestas, el libro pretende ser un recurso práctico y accesible.
A través de él pretendo ayudar a la pareja a tomar decisiones informadas y alineadas con sus valores familiares, permitiéndoles disfrutar de la crianza desde un lugar de seguridad y confianza. En lugar de verse arrastrados por las modas o las opiniones contradictorias, la familia puede apoyarse en un marco sólido de principios que prioriza el desarrollo físico, emocional y cognitivo de sus hijos, adaptado a las realidades de la vida moderna.
Crianza activa. 0-3 años: La guía de Sapos y Princesas para educar con coherencia, seguridad y cariño (LAROUSSE - Libros Ilustrados/ Prácticos - Vida Saludable)
BYM. ¿Cree que la crianza en la actualidad se ha vuelto más permisiva? ¿Sobreprotegemos a los hijos?
N.K. Sí, en muchos casos la crianza actual ha derivado hacia un modelo más permisivo y sobreprotector. Esto es algo que describo como un efecto péndulo tras haber crecido en generaciones anteriores con un estilo autoritario.
Muchos padres, queriendo evitar los errores del pasado, han optado por una crianza en la que se limita la imposición de normas estrictas, pero esto a veces conduce a la falta de límites claros y a una excesiva protección. Esta sobreprotección impide que los niños desarrollen habilidades esenciales para su autonomía, como la capacidad de gestionar la frustración, resolver problemas por sí mismos y desarrollar resiliencia ante las adversidades.
El reto está en encontrar un equilibrio saludable donde se establezcan límites claros con cariño y se fomenten responsabilidades, al mismo tiempo que se respeta la individualidad y las necesidades de cada niño. Es importante permitir que los hijos aprendan de sus errores y experiencias, ya que esto les ayuda a construir seguridad en sí mismos y a enfrentar desafíos futuros con mayor confianza.
BYM. ¿Qué diferencias encuentra entre las generaciones anteriores y los padres actuales? ¿Qué deberíamos rescatar y qué hemos aprendido?
N.K. Las generaciones anteriores se caracterizaban por un estilo de crianza mucho más autoritario, donde primaba la obediencia estricta y el respeto a la autoridad paterna. Las decisiones y normas eran inamovibles, y la comunicación emocional entre padres e hijos era limitada. Este modelo se basaba en la idea de que los niños debían seguir las reglas sin cuestionarlas, lo que ciertamente promovía una estructura familiar clara, pero a menudo dejaba de lado el desarrollo emocional y la independencia de los hijos.
En contraste, los padres actuales han evolucionado hacia un enfoque más equilibrado, valorando la importancia de la empatía, el respeto mutuo y la expresión emocional en la crianza. Sin embargo, este cambio ha llevado en algunos casos a una crianza más permisiva, donde la falta de límites claros y la sobreprotección han impedido que los niños desarrollen habilidades importantes como la autonomía o la resiliencia, como comentaba anteriormente.
De las generaciones anteriores, podemos rescatar el valor de los límites y la importancia de la disciplina como herramientas para guiar a los hijos en su crecimiento. Estos elementos siguen siendo fundamentales, ya que proporcionan seguridad y estructura.
Al mismo tiempo, de las generaciones actuales hemos aprendido a incorporar la igualdad de género en la crianza, fomentando la corresponsabilidad en el hogar y un enfoque más consciente de la educación emocional.
BYM. La natalidad está en mínimos históricos, ¿por qué los jóvenes de hoy no quieren tener hijos?, ¿es demasiada responsabilidad criar hoy en día?
N.K. Sí, la natalidad en España ha alcanzado mínimos históricos, con solo 322,075 nacimientos registrados en 2023, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), una cifra que representa un descenso del 2% respecto al año anterior. Esta baja natalidad responde a diversos factores, entre los que destacan la incertidumbre económica, la inestabilidad laboral y la falta de políticas eficaces de conciliación entre la vida laboral y familiar.
Las mujeres, en particular, enfrentan un dilema que las obliga a elegir entre su carrera profesional y la maternidad, lo que lleva a muchas a posponer la decisión de tener hijos más allá de los 30 años. Este retraso en la maternidad también refleja el deseo de muchos jóvenes de alcanzar estabilidad económica y personal antes de formar una familia. Solo el 9,4% de las madres en España tienen menos de 25 años, lo que evidencia este cambio generacional.
Por otro lado, la crianza se percibe como una gran responsabilidad y un sacrificio considerable, en parte por la presión social de ser "padres perfectos" y cumplir con altos estándares. Además, de la cultura individualista y las prioridades cambiantes, centradas en el desarrollo personal y profesional.
Los jóvenes de hoy valoran más su independencia y metas personales, y el tener hijos implica un sacrificio en tiempo, esfuerzo y recursos financieros que muchos no están dispuestos a asumir. Estos factores, junto con la búsqueda de una conciliación más equilibrada y la falta de apoyo institucional, han hecho que muchos opten por no tener hijos o por limitarse a tener solo uno, contribuyendo al descenso continuo de la natalidad en nuestro país.
BYM. La guía responde 200 de las dudas más habituales de los padres en los primeros mil días de vida, ¿cuáles son las que más preocupan?
N.K. Las preocupaciones de los padres varían según la etapa del desarrollo del bebé, ya que los primeros mil días son una fase en la que las inquietudes cambian rápidamente. En los primeros meses de vida, cuando el bebé aún es muy pequeño y dependiente, las preocupaciones principales giran en torno a la alimentación, ya sea lactancia materna o la introducción de fórmulas, cómo hacer que el bebé duerma bien, y cómo establecer rutinas que permitan a la familia encontrar un ritmo.
A medida que el niño crece, las inquietudes se trasladan al desarrollo motor, como cuándo debería empezar a gatear o caminar, y a la introducción de alimentos sólidos. En esta etapa, también comienzan a preguntar cómo fomentar la autonomía del niño y gestionar sus primeras rabietas, que suelen aparecer entre el primer y segundo año de vida.
Finalmente, en los últimos meses de esta etapa, surgen preguntas relacionadas con el control de esfínteres, la socialización con otros niños y cómo prepararlo para su ingreso en la escuela infantil.
BYM. Hay muchos padres más conectados a la pantalla del móvil que a sus hijos, ¿estamos viviendo una crianza distraída?
N.K. En la era digital en la que vivimos, es innegable que el uso constante de dispositivos móviles ha generado lo que muchos expertos llaman "crianza distraída". Es común ver a padres más pendientes del móvil que interactuando con sus hijos, y esta falta de atención plena tiene un impacto significativo.
Los niños aprenden a relacionarse y desarrollar su mundo emocional observando y modelando el comportamiento de los adultos que los rodean. Como bien sabemos, nuestros hijos aprenden más de lo que hacemos que de lo que decimos. Por eso, cuando no reciben la atención y el tiempo que necesitan, puede verse afectada su autoestima, la capacidad para gestionar sus emociones y su desarrollo social. De hecho, estudios demuestran que los niños requieren interacciones constantes y de calidad para construir vínculos emocionales seguros y desarrollar habilidades socioemocionales esenciales.
La tecnología no debe ser una barrera, sino un aliado que se utilice con moderación y en momentos adecuados. La clave está en crear momentos libres de pantallas, especialmente durante las comidas, el juego o la hora de dormir, donde las interacciones personales sean el centro de atención y se fomente una sólida comunicación.
BYM. La conciliación real es uno de los grandes pendientes en nuestra sociedad, ¿qué debería cambiar?
N.K. La conciliación es uno de los grandes desafíos pendientes en nuestra sociedad, y desde mi perspectiva como defensora del papel activo de la mujer, la igualdad de oportunidades en el ámbito laboral y económico es indispensable para lograr una verdadera libertad. La conciliación no es solo una cuestión de tiempo, sino de equidad.
Las mujeres deben tener las mismas oportunidades que los hombres para trabajar, progresar en sus carreras y tomar decisiones económicas, sin que esto signifique renunciar a su vida familiar. Esto no solo beneficia a las mujeres, sino a la sociedad en su conjunto, ya que cuando ambos padres pueden equilibrar sus vidas laborales y familiares, se crea un entorno más justo y productivo.
Para lograr una conciliación efectiva, es necesario un cambio tanto cultural como estructural. Las empresas deben implementar políticas que promuevan la flexibilidad laboral para ambos progenitores, facilitando así una participación activa en la crianza de los hijos sin sacrificar sus carreras profesionales.
Además, la corresponsabilidad en el hogar es crucial: tanto el padre como la madre deben implicarse de manera equitativa en las tareas domésticas y en la educación de los hijos. Solo con una implicación real de ambos podremos crear un entorno familiar equilibrado, donde el bienestar de todos sea prioritario y se promueva una igualdad de oportunidades verdadera.
Foto | Portada (Nora Kurtin, con su nuevo libro)