Tabaco y embarazo no son en absoluto compatibles. La mayoría de las mujeres embarazadas conoce los efectos perjudiciales del tabaco durante la gestación, y aunque no siempre es sencillo dejar el hábito, merece la pena hacerlo por la salud del feto y su propia salud.
En nuestro país, por ejemplo, entre un 30% y un 40% de las mujeres son fumadoras activas cuando se quedan embarazadas y solo un 40% de ellas abandona el hábito tabáquico al inicio de la gestación. En muchos casos, además, reinician el consumo tras el parto. Por eso es importante recordar que fumar en el embarazo afecta al desarrollo físico y psíquico en la infancia.
Los riesgos del tabaco en el embarazo
En el humo de tabaco se encuentran múltiples toxinas, hasta 4.000 sustancias malignas, entre las que destacan el monóxido de carbono, el cadmio o la nicotina. Recordemos que el tabaquismo materno produce alteraciones en el desarrollo de la placenta, provocando insuficiencia de oxígeno en sangre y alterando el transporte de nutrientes. Esto repercute negativamente en el bebé propiciando un retraso del crecimiento y bajo peso al nacer. Los efectos tóxicos del tabaco pueden incluso llegar a provocar la muerte del feto.
Está comprobado que las mujeres expuestas al tabaco tienen seis veces más posibilidades de tener partos prematuros, además de estar relacionado con defectos congénitos, aborto espontáneo, mayor riesgo de problemas respiratorios y muerte súbita, además que podría afectar la fertilidad del bebé y se puede asociar a deficiencias cognitivas y trastornos de la conducta en la etapa infantil.
Un estudio realizado en 2015 registró por primera los movimientos que realiza el feto cuando su madre fuma. Los fetos de madres fumadoras mostraron una tasa significativamente más alta de movimientos de la boca en comparación con los fetos de madres no fumadoras, lo que podría indicar cierto retraso en el desarrollo del bebé.
Por su parte, fumar en el embarazo aumenta el riesgo de niños con problemas de conducta, problemas que se manifiestan a edades tan tempranas como los 3 años. Las toxinas del tabaco pueden alterar la función cerebral del feto aumenta de manera significativa el riesgo de tener hijos con problemas de conducta. Peleas, indisciplina, acoso a otros menores, hiperactividad y problemas de atención y concentración son los problemas que estaban en un porcentaje más elevado en los hijos de madres muy fumadoras.
Evitar fumar y que no fumen a tu lado
No sólo es evitar fumar, sino alejarse del tabaco. Si estás embarazada, a tu lado tampoco se fuma, pues el tabaquismo pasivo también tiene efectos perjudiciales para el bebé en gestación, algo que deben tener claro el entorno de la embarazada y toda la sociedad.
No siempre es fácil, pero es mejor dejar de fumar tarde que nunca, puesto que si se interrumpe el hábito tabáquico al inicio de la gestación se corrigen los efectos perjudiciales sobre el feto y el recién nacido.
Es fundamental brindar apoyo a la embarazada para que consiga abandonar el hábito cuanto antes. Si aún te tienda, aquí te recomendamos diez pasos para dejar de fumar en el embarazo. Pide a tus familiares que no fumen delante de tí, evita los espacios con humo, mantente ocupada si sientes la tentación de fumar, rodéate de personas que no fumen. Tu salud y la de tu bebé te lo agradecerán.
Foto | iStockphoto
Vía | Efe Salud
En Bebés y más | A cinco años de la ley antitabaco, menos asma infantil y partos prematuros