Una de las cosas que más me gusta de los niños es su capacidad de asombro y de ver belleza en todas las cosas. Desgraciadamente, con el tiempo acabamos perdiendo esa cualidad tan bella y pura, pero es precioso verles admirar todo lo que les rodea a través de su inocente mirada.
Este hermoso don no solo les lleva a coleccionar todo tipo de objetos, sino a regalarnos cosas que para ellos son especiales y tienen un potente significado, como por ejemplo las piedras.
Las piedras ejercen un singular magnetismo sobre los niños, por lo que nos es raro verlos en el parque o en el campo admirándolas de cerca y guardando en sus bolsillos algunas, para después regalárnoslas.
Te explicamos qué significan para ellos las piedras y qué es lo que realmente quieren decirte cuando te regalan una.
Los niños y su conexión con la naturaleza
El ser humano está íntimamente conectado con la naturaleza, pero en la mayoría de las ocasiones el estilo y ritmo de vida que llevamos nos acaba alejando de ella y de los muchos beneficios que nos aporta, tanto a nivel físico como emocional.
Esta conexión está especialmente latente durante la infancia.
Los niños son muy felices en contacto con la naturaleza, disfrutan del juego al aire libre, de la experimentación natural y del aprendizaje que conlleva, y sobre todo disfrutan admirando la belleza que les rodea. Por ello, métodos educativos como Montessori abogan por el contacto con la naturaleza y el uso de materiales naturales para estimular el aprendizaje en la infancia.
Lamentablemente, a medida que vamos creciendo vamos perdiendo esta capacidad impagable de asombro y de valorar la esencia de las cosas más pequeñas. Pero como vemos, los elementos naturales tienen para los niños un importante y poderoso valor.
¿Por qué les gustan tanto las piedras?
Ahora bien, de entre todos los elementos que pueden encontrarse fácilmente en la naturaleza, los niños muestran una especial predilección por las piedras. ¿A qué se debe?
Las consiguen por sí mismos
Para empezar, las piedras son materiales que pueden encontrarse en cualquier sitio; tanto en pleno campo o montaña, como en el parque, en la calle o de camino al cole cada mañana. Pero además (y esto es especialmente asombroso para ellos) no hay dos piedras iguales.
Puede que nosotros, como adultos, no encontremos apenas disparidad entre una piedra y otra del mismo entorno, pero los peques sí son capaces de apreciar sutiles diferencias en color, forma, reflejos o tacto que las convierten en únicas.
Duran para siempre
Los niños también tienden a regalarnos flores, pero enseguida se dan cuenta de que se marchitan y afean. Sin embargo, las piedras son casi indestructibles y permanecen inalterables con el paso de los días, por lo que se convierten en el regalo perfecto.
Pueden personalizarlas
Pero si el niño considera que la piedra por sí sola no es lo suficientemente bella como para regalárnosla, siempre podrá decorarla a su gusto. Las posibilidades de decoración son infinitas, y todas ellas requieren de su máxima creatividad, ingenio e imaginación para obtener el mejor resultado.
Tiene un significado emocional
Todas las peculiaridades arriba mencionadas podrían resumirse en una sola: el poder eterno, único e inquebrantable que tienen las piedras para los niños; características que las convierten en el mejor regalo que pueden hacernos para demostrarnos su amor puro e incondicional.
Así pues, cuando tu hijo te regale una piedra valora el amor tan grande que hay detrás, así como el esfuerzo que ha empleado para buscarla y seleccionarla en exclusiva para ti. Esa piedra es la más especial de todas las que haya visto, y seguro que tiene cualidades asombrosas que la hacen merecedora de estar en tus manos.
Foto portada | Tatiana Syrikova en Pexels