Como seres sociales que somos, nos gusta tener amigos, pareja, poder contar con la familia, poder compartir... Sin embargo, todo esto no es incompatible con cultivar la independencia emocional, algo que nos permite ser personas autónomas y libres, y no depender (al menos, no siempre) de alguien para hacer las cosas o incluso, para ser felices.
Reflexionamos sobre seis comportamientos de las personas emocionalmente independientes y sobre cómo estos comportamientos les ayudan a tener una vida más plena y feliz, tanto con ellas mismas como con los demás. También, damos algunas ideas clave para cultivar cada aspecto.
1. Hacen cosas por ellas mismas y las disfrutan
Las personas emocionalmente independientes encuentran alegría y satisfacción en actividades que hacen por su cuenta. No necesitan compañía constante para disfrutar de la vida; pueden pasar tiempo solas leyendo, practicando un hobby o simplemente reflexionando.
Este comportamiento les permite ser autosuficientes y encontrar satisfacción en su propio ser, lo que reduce la dependencia de los demás para su felicidad. Para cultivar este hábito, identifica actividades que disfrutes y dedícales tiempo regularmente, apreciando la paz y el crecimiento personal que pueden aportar.
2. También necesitan los vínculos, pero sin perder esa independencia
Aunque disfrutan de su propia compañía, las personas emocionalmente independientes también valoran y disfrutan las relaciones. Entienden la importancia de los vínculos y saben cómo nutrirlos, pero no dependen de ellos para sentirse completas.
De esta forma, son capaces de equilibrar el tiempo en solitario, haciendo sus planes, con el tiempo con amigos, familia o pareja si la tienen, de manera sana. Gracias a este equilibrio (que van actualizando o reajustando, según la época de su vida o las necesidades), pueden tener relaciones más sanas y auténticas, porque escogen muy bien de quién se rodean.
3. Saben decir que no cuando algo no les apetece
Una de las habilidades más valiosas que tienen las personas emocionalmente independientes es la capacidad de decir "no" sin sentirse culpables (la llamada asertividad). Reconocen sus propios límites y priorizan su bienestar.
Esto les permite evitar el agotamiento emocional y mantener su energía para las cosas que realmente les importan. Decir "no" cuando algo no les apetece les ayuda a vivir de manera más coherente con ellas mismas. Para practicar la asertividad, empieza a decir 'no' en cosas pequeñas, tolerando la tensión interpersonal que se genera cuando lo haces (esa sensación incómoda también pasará).
4. No buscan complacer a los demás
Por otro lado, las personas con independencia emocional no viven tratando de complacer a los demás. No buscan la aprobación constante ni se preocupan excesivamente por lo que otros piensen de ellas, tratando de satisfacer las expectativas que los demás depositan en ellas, y que no les pertenecen.
En cambio, actúan de acuerdo a sus propios valores y deseos, algo que estimula su libertad. Esta independencia de la validación externa les libera de una carga emocional considerable y les permite vivir de acuerdo a sus propios términos o criterios.
Puedes trabajar en este aspecto reflexionando sobre tus verdaderos deseos y valores y tomando decisiones basadas en ellos, en lugar de en la aprobación de los demás (o de lo que esperan de ti).
5. Saben gestionar sus emociones
La gestión emocional es una habilidad clave en la independencia emocional. Estas personas tienen la capacidad de reconocer, entender y gestionar sus emociones de manera efectiva. No dejan que las emociones complicadas dominen su vida, y tampoco las reprimen; en cambio, buscan formas constructivas de procesarlas y de aprender de ellas.
Esto les ayuda a mantener una perspectiva equilibrada y a no ser arrastradas por impulsos emocionales. Para mejorar tu gestión emocional, puedes empezar por dedicar tiempo a practicar técnicas de mindfulness o meditación, así como reflexionar sobre tus reacciones emocionales para comprenderlas mejor.
6. No buscan la aprobación ajena para tomar decisiones
Finalmente, estas personas, aunque también se dejan aconsejar cuando lo necesitan, y son capaces de pedir ayuda (algo también positivo, que también denota independencia, en realidad), suelen tomar decisiones basadas en sus propias convicciones y no en la necesidad de aprobación externa.
Confían en su juicio y, aunque también se equivocan, se sienten seguras tomando decisiones que reflejan sus valores y metas personales. Esto les permite avanzar con confianza y evitar el estrés y la incertidumbre que conlleva buscar constantemente la validación de otros.
Para potenciar esta habilidad, una forma de hacerlo es practicar la toma de decisiones pequeñas basadas en tu criterio personal y aumentar gradualmente la confianza en tus propios juicios. Te equivocarás, como todo el mundo, pero ganarás seguridad al aprender de tus propios errores (y al descubrir que no pasa nada por equivocarte).
Foto | Portada (Película 'Come reza ama', 2010)