Seis señales de que los niños están siendo víctima de parentificación y las graves consecuencias que tiene para los hijos asumir el rol de padres

Lo 'normal', deseable o esperable es que los padres cuiden de sus hijos y velen por su bienestar, tanto a nivel físico como psicológico, cubriendo sus necesidades básicas. Sin embargo, desafortunadamente esto no siempre sucede así; a veces los roles familiares se invierten, y es cuando la estructura familiar se tambalea, produciendo efectos negativos en el desarrollo de los niños.

Hablamos de la parentificación, un término que fue acuñado por primera vez en 1973 por el psiquiatra húngaro-estadounidense Ivan Boszormenyi-Nagy, quien describió este fenómeno como lo que sucede cuando se invierten los roles de padre e hijo y, en consecuencia, esto altera el proceso natural de desarrollo infantil.

También encontramos el término descrito en un artículo de la revista científica ScienceDirect del 2011, como: "el fenómeno en el que los niños asumen responsabilidades de cuidado y ejercen ese papel para sus padres, hermanos u otros miembros de la familia, a expensas de sus propias necesidades de desarrollo". Hablamos de las causas de este fenómeno, de las señales en niños y de sus consecuencias.

Por qué los niños acaban asumiendo el rol de cuidadores de sus padres

Según un estudio publicado en 2023 en el National Library of Medicine de Estados Unidos (NLM, por sus siglas en inglés), las causas más comunes de este fenómeno son:

  • Enfermedades de los padres o pérdida de uno o ambos progenitores (por muerte, divorcio o encarcelamiento).
  • Enfermedades mentales y discapacidades físicas de los padres.
  • Crisis económica.
  • Desplazamiento por desalojo.
  • Desempleo.
  • Dinámicas familiares disfuncionales, como violencia intrafamiliar.
  • Cultura que se transmite de generación en generación (cuando los progenitores fueron parentalizados y 'esperan' que sus hijos hagan lo mismo.

Señales de parentificación en niños

1) Los roles familiares se invierten

El niño asume roles parentales, como dar órdenes a sus hermanos, hacer de mediador en las discusiones familiares o incluso cuidar de los padres, como si fuera su propio cuidador.

2) Aparece una preocupación excesiva por los padres

Además, muestra una preocupación constante (y excesiva) por el bienestar físico o emocional de sus padres (que 'no le toca' por edad). Se evidencia por ejemplo con preguntas constantes sobre su salud, estado de ánimo o necesidades.

3) La responsabilidad hacia los padres es inapropiada

El niño asume responsabilidades que van más allá de su nivel de desarrollo. Por ejemplo, asume tareas domésticas pesadas, gestiona las finanzas familiares o hace de intérprete para sus padres en situaciones sociales o médicas.

4) No hay límites entre los roles de hijo y de adultos

Por otro lado, el niño no tiene límites claros entre su papel como hijo y el de los padres como adultos responsables. Por ejemplo, participa excesivamente en las decisiones familiares, como el dinero o la disciplina de los hermanos.

5) Tratan de proteger a sus padres

Otra señal de parentificación es que el niño trata de proteger a sus padres de preocupaciones o conflictos externos. Puede mentir sobre problemas familiares o minimizar situaciones difíciles para evitar estresar a los padres.

6) Son más maduros de lo que 'les toca' por edad

Muestra una madurez emocional o cognitiva inusual para su edad. Puede ser demasiado serio, preocupado o actuar como un adulto en situaciones sociales o familiares.

7) Descuidan sus propias necesidades

El niño descuida sus propias necesidades emocionales, físicas o sociales para priorizar las de los padres o hermanos. El resultado es la falta de autocuidado, como descuido en la higiene personal o el rendimiento escolar.

Cómo afecta a los niños la parentificación

Las consecuencias de la parentificación en niños son innegables. Encontramos, por ejemplo, que la falta de límites jerárquicos claros entre padres e hijos conlleva implicaciones importantes en el desarrollo moral y conductual de los menores, según el estudio ya citado del NLM. Por otro lado, se produce:

  • Estrés, ansiedad, tristeza...

Al asumir responsabilidades y preocupaciones propias de los adultos, el niño puede experimentar altos niveles de estrés, ansiedad y presión emocional. Esto se evidencia en síntomas como tristeza, irritabilidad, miedo o problemas de sueño.

  • Dificultades a nivel social

También afecta el desarrollo de habilidades sociales y relaciones interpersonales del niño. Al estar tan centrados en las necesidades y problemas de los padres, experimentan dificultades para mantener relaciones sanas con ellos. Puede carecer de habilidades para comunicarse eficazmente, resolver conflictos de manera apropiada o marcar límites personales.

  • Repercusiones académicas y profesionales

El estrés emocional y las responsabilidades adicionales pueden interferir con la capacidad del menor para concentrarse en la escuela y completar sus tareas escolares.

A largo plazo, esto puede afectar su rendimiento académico y limitar sus oportunidades educativas y laborales futuras. Pueden, además, surgir dificultades para marcarse metas personales y profesionales claras, ya que están demasiado enfocados en las necesidades de los demás.

Foto | Portada (Película Nowhere Special, 2020)

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