Solía llegar siempre tarde hasta que puse en práctica este truco de planificación. Me lleva solo cinco minutos cada mañana y ahora soy la más puntual

Solía llegar siempre tarde hasta que puse en práctica este truco de planificación. Me lleva solo cinco minutos cada mañana y ahora soy la más puntual
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La puntualidad nunca ha sido mi fuerte. Hay una anécdota de mi infancia que le encanta repetir a mi familia: mientras mi hermana menor ya estaba lista por las mañanas para ir al cole, yo todavía no me había vestido.

Claro, podemos decir que esto era porque los madrugones me eran realmente difíciles, pero mi falta de puntualidad sucedía a cualquier hora del día. Siendo mayor probé muchas estrategias para intentar mejorarla sin éxito, desde adelantar todos los relojes 10 minutos hasta comenzar a prepararme mucho antes de lo necesario.

Una fracasó porque el engaño duró poco (vamos, yo era consciente de que la hora estaba adelantada y ya no me sentía presionada), y la otra porque siempre obtenía resultados poco convenientes: o llegaba a todas partes con demasiada anticipación, o me confiaba porque veía que "tenía tiempo de sobra", me distraía con algo mientras esperaba y al final llegaba tarde.

Pero finalmente, después de décadas de impuntualidad, di con una fórmula que me ha ayudado a convertirme en una persona que siempre llega a tiempo a todos lados y que solo me toma cinco minutos planificar.

Cada minuto (literalmente) cuenta

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Foto | Luke Chesser en Unsplash

Este truco es muy sencillo: consiste en tomarte el tiempo que tardas en realizar cada cosa para llegar a tiempo. Y cuando digo "cada cosa" me refiero a literal y absolutamente a cada pequeño paso desde el inicio hasta el final de la rutina. Lo explico de forma práctica.

Supongamos que tengo que estar a las nueve de la mañana en un sitio. El recorrido de mi casa a ese sitio me lleva 15 minutos, más lo que me tarde aparcando el coche (en promedio entre 5 y 10 minutos). Pero también debo sumar el tiempo que me toma salir de casa.

Esto incluye esas pequeñas acciones que suelo realizar justo antes de salir y que rara vez tomamos en cuenta al momento de calcular los tiempos, como apagar luces, coger el bolso o lo que necesite llevar y cerrar la puerta con llave, además de tomar en cuenta el caminar al coche, subirme en él y encenderlo. En total unos cinco minutos.

Pero antes de esto debí haberme preparado, así que también vamos a calcular el tiempo que me toma hacerlo. Dependiendo del momento del día en que me encuentre y de lo que deba hacer (tomar una ducha, vestirme, peinarme, maquillarme...) esto puede variar desde 10 hasta 30 minutos o más. Si asumimos que esta es mi primera salida del día, vamos a ir con 30 a 40 minutos. Si fuera por la tarde probablemente ya estaría arreglada y solo necesitaría un retoque.

Sumamos todo esto y obtenemos así un estimado más preciso del tiempo real que me toma alistarme y llegar a un lugar, para saber desde qué hora debo comenzar a preparar todo para irme y lograr llegar a tiempo. Me ha resultado fantástico para mi día a día, pero es particularmente útil para cosas que no forman parte de la rutina, como citas médicas o compromisos eventuales.

Puede parecer enredoso al principio, pero lleva solo cinco minutos planificarlo y ha ayudado a mi mente dispersa a tener una noción más real de mis tiempos. Hoy en día es un hábito que hago prácticamente sin darme cuenta.

Naturalmente cada persona lo adaptará a sus diferentes necesidades y la gran ventaja es que no requiere de mucho para ponerlo en práctica: basta con hacer nuestro cálculo de forma mental o anotándolo en una hoja, por las mañanas o un día antes.

Foto de portada | Meruyert Gonullu en Pexels

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