Tres preguntas para hacernos antes de ir a dormir y practicar la gratitud cada día

¿Sabías que los estudios demuestran que las personas que saben apreciar las cosas de su vida y ser agradecidas por ellas, son más felices? También así lo afirma la United Nations Office on Drugs and Crime (UNODC), agencia de la ONU.

Y es que, conectar con la gratitud nos ayuda a darnos cuenta de lo que tenemos y a ser conscientes de que, aunque haya situaciones complicadas en nuestra vida, también podemos sentirnos afortunados (y eso mejora nuestro estado de ánimo y nos ayuda a relativizar, a adquirir estrategias de afrontamiento, etc.).

La gratitud es un sentimiento de estima y reconocimiento hacia las personas que nos ayudan, hacia nosotros mismos o hacia las cosas que tenemos, conseguimos y valoramos. En este artículo te contamos qué tres preguntas podemos hacernos antes de ir a dormir (que también les podemos hacer a los niños) y practicar la gratitud cada día.

Tres preguntas para hacernos antes de ir a dormir y practicar la gratitud cada día

Estas tres preguntas nos las podemos hacer a nosotros mismos, a los niños o animarles a ellos a hacérselas a sí mismos, como parte de la rutina diaria (lo podemos pensar o escribir, en un cuaderno de gratitud). Si lo escribimos será genial porque, al cabo de unos días, podremos releer qué escribimos y volver a conectar con las emociones de agradecimiento que sentimos.

Además, la noche es un buen momento para hacerlo porque es el momento de "parar", descansar y valorar cómo ha ido el día. Es cuando el ruido del mundo se apaga y podemos conectar con aquello que nos vibra dentro, eso es, con las emociones.

1. «¿Qué es lo más gratificante que me ha ocurrido hoy?»

Empieza por preguntarte esto. Es importante, no solo reconocer qué ha sido lo más gratificante del día, sino también poder agradecer eso, reconocer hasta qué punto eso ha contribuido a nuestra felicidad, a mejorarnos el día, a darnos un chute de energía...

Tal vez ha sido ver que tu pareja te ha venido a buscar al trabajo, recibir una buena noticia, poder salir a correr, un beso de tu hijo, la llamada de un antiguo amigo... cualquier cosa, por "sencilla" que parezca, puede contribuir enormemente a sentirnos un poquito mejor (sobre todo, el hecho de agradecerlo).

2. «¿A quién debo estar hoy especialmente agradecido?»

Imagen de Freepik

Reconoce a esa persona y agradécele lo que sea, en persona si es posible. Lo cierto es que muchas de las cosas por las que tenemos que estar agradecidos, tienen que ver con las personas de nuestra vida. Ya sea nuestra familia, los amigos o el frutero de abajo de casa que nos ha guardado las mejores manzanas. Pero en esos pequeños gestos encontramos mucho.

Por ello, trata de reconocer a esas personas y agradecerles sus gestos, sus buenas palabras, cómo te han hecho sentir... Diles claramente gracias, o qué te han transmitido, cómo han mejorado tu día... Y recuerda, si es en persona, ¡mejor!

3. «¿A quién he hecho feliz hoy?»

Otra pregunta que nos podemos hacer antes de ir a dormir y así practicar la gratitud es esta: "¿A quién he hecho feliz hoy?". Seguramente, nosotros también aportamos mucho a la vida de los demás, con nuestras acciones, comportamientos, deseos, actitudes...

Analiza a quién has alegrado el día hoy; seguro que hay alguien, aunque sea con una sonrisa. Identifícalo y también reconócetelo a ti mismo, valóralo y ¡felicítate por ello!

Beneficios de la gratitud: por qué enseñar a los niños a ser agradecidos

Podemos practicar la gratitud y también enseñársela a los niños con estas tres preguntas, y esto es bueno porque es una habilidad que promueve el aprendizaje social y emocional y que conlleva grandes beneficios (y además, "cuesta bien poco" serlo).

Sabemos que las personas agradecidas son más felices y están más satisfechas con su vida, sus amistades, su familia, su comunidad y su persona. Experimentan más esperanza, optimismo y autoestima y rinden más en la escuela y el trabajo.

Además, la gratitud también está relacionada con una mayor compasión, dando lugar a relaciones más sólidas, y se asocia con un estilo de vida más saludable, un mejor descanso, un sistema inmune fortalecido y menos emociones desagradables como la envidia, la depresión, el sentimiento de soledad y el materialismo.

Por otro lado, la gratitud contribuye a la esperanza, la resiliencia y el afrontamiento de las crisis. Puede ayudarnos a gestionar emociones como la pérdida y el estrés. Por todo esto es tan importante enseñar a los niños a ser agradecidos; a que no den las cosas por sentadas, que sepan apreciarlas, darles valor, y que puedan experimentar los beneficios que esto conlleva para su vida y sus relaciones.

Foto | Portada (Freepik)

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