Como siempre indicamos, los extremos son siempre perjudiciales, en este caso nos referimos al deporte que un niño pueda hacer. Seguro que más de un padre aspira a que su hijo sea un gran futbolista o un jugador de baloncesto, o cualquiera de los deportes del que él es muy aficionado.
En estos casos, el afán que tiene el padre para que su hijo sea el mejor y se forme rápidamente en el deporte en cuestión hace que sin querer le obligue al sobreentrenamiento y muchos esfuerzos son centrados en el ejercicio físico. Esta situación comienza cuando el niño es muy pequeño y demuestra determinadas dotes con un deporte.
Los pediatras, traumatólogos y demás profesionales indican que en sus consultas atienden en exceso casos en los que los niños han sufrido lesiones como consecuencia de la sobrecarga de ser atletas. El colectivo de especialistas indica que de momento “no es una epidemia” pero puede convertirse en un boom y darse demasiados casos. Los daños sufridos en el organismo como consecuencia del abuso de la práctica del deporte lleva a los niños a un desgaste físico y mental que les perjudicará a lo largo de su vida. La Academia Americana de Pediatría ha decidido publicar un documento alertando a los especialistas para que aconsejen a los padres sobre el peligro de estas prácticas.
Entre algunas de las recomendaciones se encuentra la necesidad de no entrenar más de dos días por semana para que así el organismo se recupere adecuadamente. Respetar los meses de vacaciones para que el niño no continúe entrenando o fomentar los programas educativos entre padres y entrenadores para que conozcan perfectamente las necesidades nutricionales de sus hijos y adoptar las medidas de seguridad necesarias que eviten el sobreesfuerzo y el sobreentrenamiento.
Todo debe realizarse en su justa medida, sólo así lograremos una perfecta armonía entre el desarrollo del niño y su formación física e intelectual.
Vía | El Mundo Más información | American Academy of Pediatrics Más información | Pediatrics