Los niños tienen que someterse a varios pinchazos durante su infancia debido a las vacunas del calendario infantil que se aplican en los primeros años de vida, así como a procedimientos médicos que deban realizarles ocasionalmente.
Es normal que los niños tengan miedo a las agujas, especialmente a partir de que empiezan a tener conciencia de que esas agujas pinchan y duelen.
Si tienen una experiencia traumática, o si ese temor pasa a ser irracional, puede convertirse en una fobia. Pero para que eso no pase, y para que sea lo más llevadero posible para los niños recibir los pinchazos, os damos siete consejos para ayudarles a superar el miedo a las agujas.
Cómo ayudar a los niños a superar el miedo a las agujas: siete consejos
1) Prepara al niño
Es importante anticiparse y explicarle al niño lo que va a pasar, sin sorpresas ni llevarlos a traición. Adelántale lo que va a suceder con información veraz pero sin asustarlo. Responde todas las dudas que tenga sobre el procedimiento.
No es buena idea hacerlo con demasiada anticipación ni mentirle sobre el procedimiento o decirle que no le va a doler. Un poco duele, pero será rápido y mamá o papá estarán ahí para hacerlo más llevadero. Conviértelo en un reto o una "misión" a superar, y luego recompénsale con algo especial.
Si el niño es pequeño, podéis jugar en casa a los médicos y poner vacunas a los muñecos y peluches.
2) Explícale los beneficios del pinchazo
Cuando hablemos al niño sobre las vacunas, debemos evitar incidir en el dolor que le va a producir el pinchazo y en cambio destacar los beneficios de recibir esa vacuna, o lo necesario que es hacerle una extracción de sangre o un determinado estudio. Por qué le pondrán esa vacuna, qué enfermedades previene, etc...
3) Técnicas de distracción
Las técnicas de distracción son la medida más eficaz para todas las edades en el momento del pinchazo, dado que ayuda a reducir el estrés antes o durante el procedimiento.
Si es un bebé y toma el pecho, es momento de ofrecérselo ya que la lactancia materna distrae, conforta y ayuda a calmar el dolor. Si es un niño pequeño, podemos ofrecerle un juguete, un peluche, leerle un libro, o distraerlo con dibujos o vídeos en el móvil.
En niños mayores pueden llevarse una consola, el móvil o la tablet. Oír su música favorita, y entretenerse con juegos o vídeos les ayudará a desviar la atención del pinchazo. Las respiraciones profundas también pueden ayudar.
4) No minimizar su miedo
Hay niños que aunque sean ya algo "mayorcitos" siguen sintiendo auténtico miedo a las agujas. No debemos caer en el error de ridiculizarlos enfrente de otras personas o decirles cosas como "pareces un bebé" o "ya eres mayor para tener miedo" porque solo les haremos sentir peor.
Hay que tener mano izquierda, trasmitirles que entendemos y validamos su temor, pero a la vez darles seguridad y apoyo para ayudarles a superarlo. No debemos caer en decirle cosas como "pobrecito van a pinchate", sino "vas a lograrlo".
5) Evitar estar tumbado
En el caso de bebés es mejor que esté en brazos en el momento del pinchazo, y en niños pequeños, mejor en posición erguida sentado sobre la camilla o mejor aún, en brazos de sus padres, sujetándolo con firmeza pero suavemente.
En niños mayores y adolescentes, la posición de sentado es la más recomendable en estas edades, pues combina las ventajas psicológicas de la posición erguida del tronco, a la vez que previene el riesgo de mareo que supone la incorporación desde la posición de acostado o estar de pie.
6) Anestésicos tópicos
También está la opción de aplicar crema analgésica en el muslo o en la pierna, dependiendo de dónde se vaya a aplicar la o las vacunas, media hora antes del pinchazo.
Cuando son mayores, el uso de estos anestésicos pueden aportar también un efecto psicológico preventivo del estrés por temor al pinchazo y podrían ayudar en el caso de niños y adolescentes con “fobia a las agujas”.
7) Transmítele seguridad y apoyo
Por último, tu actitud es muy importante a la hora de acompañarle. Somos su espejo, así que no te muestres intranquilo o temeroso porque el niño se sentirá inseguro.
Dale la mano o mantén contacto físico con él durante el pinchazo mientras le dices qué bien lo está haciendo. Cuando hayas terminado de decirlo, el pinchazo ya habrá pasado.
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