Padecer un trastorno de la conducta alimentaria (TCA) es un tema muy serio que conviene abordar de forma adecuada. No es fácil gestionar esta situación si es nuestro hijo quien lo padece.
Las comidas y cenas familiares propias de las celebraciones, o de cualquier momento del año, pueden tornarse especialmente complicadas, ya que es un evento que genera mucha ansiedad en los adolescentes con un TCA.
Por ello hemos elaborado estas pautas para familiares (especialmente, para padres), que pretenden ser una guía orientativa. Eso sí, siempre recomendamos pedir ayuda profesional antes de nada, y actuar en función de las premisas básicas que éste proporcione.
Mi hijo tiene TCA: aspectos a tener en cuenta y pautas para las comidas familiares
Para un adolescente con TCA, debido a los síntomas de su enfermedad, que son principalmente el temor a engordar, la obsesión por restringir la ingesta (unido al gran estrés que sufre ante las comidas) y una distorsión de su imagen corporal, el momento de las comidas es especialmente complicado, y más si son comidas familiares, delante de mucha gente.
Y es que, no es lo mismo comer solo "los de casa" que comer con toda la familia por celebraciones (por ejemplo, en Navidad, Reyes...). Esto puede generar mucho estrés en los adolescentes que sufren un TCA, y de ahí la importancia de tomar consciencia y poner en práctica algunas pautas que pretendemos, sirvan a modo de orientación:
1. Pedir ayuda especializada
El primer punto es pedir ayuda de un psicólogo clínico especializado en TCA, que ayude a nuestro hijo y nos brinde, a los padres, pautas de actuación específicas.
Además, hay algunos hospitales que cuentan con unidades específicas de TCA, con equipos multidisciplinares donde trabajan también psiquiatras, enfermeras, nutricionistas, etc.
Por ello, si tenemos la sospecha de que nuestro hijo padece un TCA, el primer paso será pedir ayuda profesional y, por supuesto, hablar con él. Dicho esto, vamos a profundizar en cómo hablar con nuestro hijo y cómo actuar ante las comidas o cenas familiares.
Nota: estas pautas que proponemos son genéricas, y se recomienda que sean supervisadas por el profesional que realice el seguimiento de nuestro hijo, para que se adapten a cada caso en particular.
2. Abordar el tema con nuestro hijo
La Guía de "Trastornos de la conducta alimentaria: cómo actuar desde la familia", elaborada por la Comunidad de Madrid, ofrece algunas pautas para los familiares de adolescentes afectados por un TCA.
Son pautas de actuación que no se circunscriben tanto al ámbito de las comidas, sino que se aplican ante la sospecha de un TCA de nuestro hijo, pero que creemos interesante incluirlas aquí:
- Explicarle nuestra preocupación: debemos transmitirle nuestra preocupación y señalarle que estamos abiertos a cualquier cosa que quiera decirnos, mostrando nuestra disposición a ayudarle.
- Abordar el tema en el momento adecuado: no es recomendable iniciar la conversación sobre el tema del TCA a la hora de las comidas, sino esperar al momento adecuado en el que el hijo esté en disposición de escuchar, el clima emocional no esté sobrecargado y no estén otras personas presentes.
- Escuchar atentamente su punto de vista: no rebatirlo ni entrar en confrontaciones directas o discusiones violentas. Posponer la conversación para otro momento si la conversación sube de tono.
- Proponer la necesidad de ponerse en tratamiento: puede hacerse una aproximación inicial de darle alguna información relativa al TCA. Si lo rechaza, se le puede plantear que acuda a la consulta para que todos os quedéis tranquilos y que un profesional asegure que está bien.
3. Hablar con los familiares
No hace falta explicarles a todos el problema de nuestro hijo; esto dependerá del grado de confianza que tengamos con nuestros familiares. Sin embargo, sí es importante anticiparles ciertas cuestiones, o pedirles ciertas acciones, antes de la comida.
Por ejemplo, pedirles que no presionen a nuestro hijo para comer más o menos. Y sobre todo, que no hagan ningún comentario en relación a si comen mucho o poco, a su cuerpo, figura, peso, físico, etc.
Esto es muy importante porque los adolescentes con TCA tienen una gran obsesión con su cuerpo, con el que tienen una relación muy negativa (presentan distorsión de la imagen corporal y baja autoestima), y cualquier comentario les puede afectar enormemente.
Además, son comentarios que siempre deberían evitarse, con cualquier persona, porque son una falta de respeto, y por ello nunca debemos normalizarlos.
4. Antes de la comida, hablar con nuestro hijo: apoyarle y llegar a acuerdos
Puede ser beneficioso hablar con nuestro hijo antes de la comida familiar. Esta conversación depende mucho del punto en el que se encuentre (ya con el diagnóstico, en tratamiento...), y deberemos adaptarla a cada caso.
Sea como sea, esta conversación puede servir para decirles que queremos que se sientan cómodos durante la comida, que ante cualquier situación que les moleste, o les agobie, nos lo pueden contar, y que estamos a su lado.
Que estén tranquilos, que no se agobien con la cantidad de comida. La conversación también servirá para acordar con ellos cuánto van a comer (qué cantidad) y qué platos vamos a cocinar, para anticiparles.
5. Durante la comida: no insistir
La pauta de los familiares también deberemos aplicárnosla a nosotros mismos, pero con matices. Si hemos pedido ayuda especializada, ya sabremos qué cantidad debe o no comer nuestro hijo, y cómo gestionar este tema con él. Sobre todo es importante acordar las cantidades antes y no hacer comentarios sobre la comida delante de todos.
Por supuesto, no chantajearles con la comida o recriminarles que no están comiendo suficiente. Esto solo les hará sentirse intimidados y violentados delante de los demás, los cuales quizás ni siquiera conocen su problemática.
Después de la comida o cena, y en un momento íntimo y tranquilo, ya podremos hablar con ellos sobre la cantidad, si han comido lo suficiente o lo pactado siguiendo las pautas profesionales, etc.
6. No juzgar
De igual forma, debemos evitar juzgarles o cuestionarles, ni intentar persuadirles de cosas que para ellos son muy difíciles de entender (y mucho menos, delante de los familiares).
Por ejemplo, de nada sirve decirles "si estás delgadísima, ¿cómo te puedes ver gorda?", "¡estás estupenda!", etc., porque insistimos, los adolescentes con un TCA presentan una distorsión de la imagen corporal que les hace ver otra realidad (totalmente sesgada), y que deberán trabajar en terapia.
Nosotros, como padres, lo que podemos tratar de hacer es escucharles y entenderles, pero sin reforzar la visión negativa y distorsionada que tienen (es decir, tampoco "darles la razón").
7. Observar y acompañar
Muchos adolescentes con TCA presentan, además de la restricción de la ingesta (dejar de comer), conductas compensatorias como provocarse el vómito. Por ello es muy importante observar, no solo que coman, sino también que acto seguido no van al baño, o acompañarlos si van.
Eso sí, todo esto deberemos acordarlo con ellos previamente; no se trata de imponer, sino de consensuar y acompañar.
8. Reforzar los avances
Finalmente, es muy importante reforzar los avances después de las comidas y recordarle a nuestro hijo que estamos a su lado.
Por ejemplo, un avance o un logro puede ser que se hayan acabado su cantidad de comida pactada, o que hayan evitado pesarse después de la comida o pesar los alimentos (ya que esto forma parte de la sintomatología del TCA, siendo conductas de comprobación). Podemos reforzarles verbalmente, con un abrazo, muestras de afecto, etc.
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