Estos son los nueve comportamientos que tienen los niños con una buena autoestima

Todos queremos que nuestros hijos tengan una buena autoestima, pero, ¿sabemos realmente lo que implica tenerla? ¿Cómo saber si nuestro hijo tiene una buena autoestima?

Como veremos, una buena autoestima no es una autoestima perfecta; no significa no sentirse inseguro a veces, o no tener complejos. Significa reconocerlo y afrontarlo, y reconocer también todas las cosas buenas que somos.

Y es que, más allá de "quererse a uno mismo", este concepto de la inteligencia emocional entraña otros significados que tienen que ver con el autoconocimiento, la aceptación o la iniciativa, entre otros. Hablamos sobre nueve comportamientos que tienen los niños con una buena autoestima.

1. Se conocen a sí mismos

Los niños con una buena autoestima gozan de un buen autoconocimiento; es decir, se conocen, saben lo que les gusta y lo que les hace felices, lo que no, con lo que se sienten cómodos, con lo que no...

Porque, para tener una buena autoestima, antes tienes que conocerte a ti mismo (no puedes querer algo que no conoces). Sin embargo, aunque sepan cómo son, están en constante aprendizaje y descubrimiento de sí mismos (es algo que en realidad, dura toda la vida).

Para que los niños tengan una buena autoestima, antes tienen que conocerse a sí mismos; es muy difícil querer algo que no se conoce.

2. Reconocen sus fortalezas

Por otro lado, también saben identificar bien cuáles son sus fortalezas, o sea, aquello que se les da bien, aquello en lo que destacan. Y aprovechan ese conocimiento para potenciar sus habilidades, para mejorar o para conseguir aquello que se proponen.

Así, a parte de reconocer sus puntos fuertes (y de valorarlos), los utilizan para mejorar y aprender, es decir, les dan un buen uso.

3. Se sienten orgullosos

Una buena autoestima también tiene que ver con sentirnos orgullosos de nuestros logros, y reconocer nuestro esfuerzo para llegar a ellos. Por ello, los niños con buena autoestima se sienten orgullosos de aquello que hacen bien (y también se sienten importantes, para su familia, sus amigos...).

Son capaces de decir "¡qué bien me ha salido!", y de sentirse satisfechos por ello, sin quitarle importancia o atribuir sus logros a la suerte o a los demás (como ocurre en el síndrome del impostor, del que ya hemos hablado).

4. Perseveran

Son niños que, ante las dificultades, perseveran. ¿Por qué? Porque se sienten seguros y capaces de hacerlo. No porque no tengan miedo a fracasar o a equivocarse, sino porque aceptan esa posibilidad, y aún así, luchan por conseguir sus objetivos.

Esto es señal de una buena autoestima; confiar en los propios recursos, afrontar las adversidades y seguir, a pesar de que a veces cueste (o que a veces "flaqueen").

Otra señal de buena autoestima es confiar en los propios recursos, afrontar las adversidades y seguir, a pesar de que a veces cueste.

5. Piden ayuda

Tener una buena autoestima tampoco es sinónimo de "poder con todo". Al contrario, tener una buena autoestima significa reconocer la vulnerabilidad, ser conscientes de que a veces solo no se puede y es bueno pedir ayuda.

Por eso estos niños son capaces de pedir ayuda cuando no pueden hacer las cosas solos o cuando, simplemente, la necesitan, y no les da vergüenza hacerlo.

6. Tienen iniciativa

La autoestima está ligada a la seguridad personal, y por ello, estos niños suelen tener iniciativa a la hora de relacionarse (por ejemplo, les gusta conocer gente nueva y salir de su zona de confort), iniciar una conversación, empezar una actividad, responder una pregunta en clase, proponer un juego nuevo... Lo hacen porque tienen seguridad para ser ellos mismos y dar su opinión personal.

Así, el tener iniciativa es un rasgo muy positivo, que además les servirá para conocer otras realidades, ser más flexibles, etc.

7. Son valientes

En línea con el punto anterior, son también niños valientes. Esto no significa que no tengan miedo a nada, en absoluto. Significa que, aunque tengan miedo, por ejemplo a hacer el ridículo, a no ser aceptados, a que se rían de ellos... aunque sientan ese miedo, esto no les para a la hora de actuar y de ser ellos mismos.

De hecho, ser valiente tampoco significa serlo siempre, en todos los escenarios, pero sí significa ser capaces de afrontar esos miedos y de, aún así, probar a ver qué ocurre (en cierta manera, ponerse a prueba).

8. Son flexibles

Como dice el psicólogo y Doctor en Psicología Walter Riso, "ser flexible es ser capaz de ser uno mismo". La flexibilidad mental es sinónimo de apertura mental, y es la habilidad que permite adaptarse a los cambios y a las circunstancias y no verlo todo como "blanco o negro". Es lo contrario de la rigidez.

Y esa flexibilidad alimenta la buena autoestima, porque el niño, al ser flexible, será capaz de ver que lo que hace mal no es tan malo, y que lo que hace bien, tampoco, lo que le permitirá ser realista pero positivo.

9. También tienen inseguridades

Finalmente, y como decíamos en la introducción, una buena autoestima no es una autoestima perfecta. No caigamos en el error de pensar que los niños con una buena autoestima siempre se sienten bien consigo mismos, o no tienen conflictos, inseguridades o dificultades.

Justo todo lo contrario, los tienen como cualquier otra persona, lo que cambia es su forma de afrontarlo o de convivir con ello. Aceptan sus defectos e inseguridades, los conocen, y aunque a veces les perjudiquen o no sepan gestionarlos, esto no les lleva a pensar que son poco válidos.

Foto | Portada (Freepik)


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