Alimentación complementaria: las legumbres

Alimentación complementaria: las legumbres
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Tras repasar varios de los grupos de alimentos más comunes llegamos hoy a las legumbres. Se trata de un alimento que está desapareciendo poco a poco de nuestras mesas y sin embargo es uno de los más sanos que podríamos consumir.

Las legumbres son alimentos ricos en hierro, vitaminas y fibra y una importante fuente de proteínas. Son legumbres las lentejas, las judías, los garbanzos, los guisantes, la soja,…

Cuándo empezar

Pueden empezar a darse a los seis meses y de hecho se recomienda hacerlo por tratarse, junto a la carne, de alimentos ricos en hierro. Lo ideal al principio es retirar la piel o bien comprarlas sin ella para evitar riesgo de atragantamiento y flatulencias (la piel es fibra insoluble y las produce).

Las legumbres contienen también fibra soluble, que también provoca flatulencias, por lo que si aún quitando la piel nuestro bebé está más molesto de lo habitual sería recomendable esperar un poco para volver a dárselas.

La soja es uno de los alimentos considerados altamente alergénicos, por lo que se recomienda empezar a ofrecerlo a los 12 meses.

La AESAN (Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición) indica que el bebé con alergia o con alto riesgo de padecerla deberá esperar a los dos años para empezar a comer legumbres.

Mejor acompañadas

Las proteínas de las legumbres son de origen vegetal y si las tomamos solas se absorben bastante mal. Es preferible combinarlas con otros alimentos como medida para que sus nutrientes sean mejor asimilados.

Se recomienda tomar algún alimento que contenga vitamina C para favorecer la absorción del hierro de las legumbres y comerlas con cereales o patata para que la calidad de la proteína sea mayor (el típico plato de lentejas con arroz es un ejemplo magnífico de una buena preparación de estos alimentos para su correcto aprovechamiento).

Las proteínas que se obtienen de esta combinación (cereal-legumbre) son de una calidad equivalente a las de la carne o el huevo con el beneficio de prescindir de las grasas saturadas de los alimentos de origen animal.

Preparación

Se cocinan hervidas y se pueden dar aplastadas con el tenedor o dejándolas ante ellos para que las vayan cogiendo con las manos (básicamente los guisantes, los garbanzos y quizás las judías, aunque pueden quedar demasiado blandas y resbaladizas).

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