Fil'Up: probamos el fular de malla para el verano

Fil'Up: probamos el fular de malla para el verano
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Es verano, hace calor y tenemos la “suerte” de tener un bebé anticochecito que sólo quiere ir pegado al cuerpo de sus progenitores, mayormente junto a la piel de su madre. Esto hace que ya a las dos semanas decidiéramos jubilar el cochecito y que desde ese momento lo llevemos siempre colgado (que no nos digan que no lo intentamos, aunque sí pueden decirnos que no insistimos mucho).

El caso es que a medida que ha ido llegando el calor el sudor ha ido aumentando y Miriam y Guim llegaban a casa siempre achicharrados, sudados y molestos, por eso hace unos días compramos un fular que no hace mucho tiempo que está en España cuyo nombre es Fil’Up y que tiene la particularidad de ser una malla.

Dos tallas de fular

Hay dos tallas de fular, una de ellas es para las personas que habitualmente utilizan ropa talla S o M, que mide 4,20 metros y la otra es para personas que utilizan las tallas L y XL y mide 4,60 m. Lo que varía es el largo del fular, pero no el ancho, que siempre es el mismo.

Nosotros tenemos el corto, porque tanto Miriam como yo somos pequeños y con el largo nos sobraría fular por ambos lados después de realizar el nudo.

De algodón 100%

El tejido es algodón 100% y está diseñado de manera que la parte central, donde va el bebé, es la más ancha del fular (70-80 cm), haciéndose más estrecho a medida que se llega a los extremos, para que sea más cómodo anudarlo y para que los nudos no sean demasiado grandes.

Es muy elástico, pero lo es hacia lo largo y no hacia lo ancho. Si fuera así el bebé cedería hacia abajo, iría poco fijado al cuerpo de mamá o papá y sería más molesto que otra cosa.

Fresquito, muy fresquito

No hay más que ver la foto de Miriam con Guim para ver que mamá y bebé van muy fresquitos, así que ahora vamos por la calle con él con la tranquilidad de saber que nadie se va a cocer (pese a que el contacto, inevitablemente, aporta calor) y con la comodidad de saber que nadie te va a decir aquello de “y con el calor que hace, ¿no crees que pasará mucho calor?”, frase que nos decían a diario con los fulares de tela habituales.

El precio depende del sitio donde lo compres. Nosotros lo compramos en Crianza Natural, donde el pequeño cuesta 75 euros y el grande 80. Hay 6 colores para elegir: amarillo, naranja, azul, rosa, salmón y verde.

Lo mejor es ver la cara de la gente cuando paseas con el bebé ahí metido. Yo creía que esto de los fulares era ya el pan de cada día en el mundo, pero veo que muchísima gente se sigue sorprendiendo y haciendo comentarios al respecto.

Por cierto, no he hablado de ello porque considero que es un tema conocido ya por los lectores y lectoras, pero el llevar a los bebés encima es una práctica más que recomendables: los bebés están a gustito cerca nuestro, sus caderas se forman en una posición perfecta (evitando displasias o tratándolas), los papás disfrutamos con el contacto y les llenamos de besos, ellos se estresan menos y en consecuencia sufren menos cólicos. Pero no insisto más porque, como digo, todo esto ya lo sabíais.

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