Cómo es la vida en el aula de un alumno con síndrome de Asperger
Hace unos días os contábamos la lamentable escena que protagonizó un grupo de madres al celebrar a través de WhatsApp la decisión del colegio de sacar de la clase de sus hijos a un compañero con síndrome de Asperger, un trastorno del espectro autista.
Desde Bebés y Más hemos querido saber cómo es la vida escolar de un niño con este síndrome, su relación con los compañeros y profesores. Para ello, hemos hablado con una psicóloga especializada y con las madres de dos niños con Asperger. Sus testimonios nos dejan claro que todavía hoy hay muchos mitos que derribar.
Hemos hablado con la psicóloga Carolina del Olmo, directora y responsable del Centro de Atención Temprana Baobaob y especialista clínica en Trastorno del Espectro Autista, atención temprana y postemprana y otros trastornos de aprendizaje e hiperactividad.
Carolina nos ha dado su visión desde un punto de vista profesional, pero también hemos querido conocer los testimonios de Martina y Sara, dos madres cuyos hijos están diagnoticados con el síndrome de Asperger.
La integración en las aulas de los niños con Asperger
Debido a las características de este síndrome, puede ser habitual que los niños que lo padecen sean diagnosticados de forma errónea con un Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) u otros problemas de aprendizaje y conducta, y que, por tanto, el diagnóstico real llegue tarde.
Este fue el caso de Bruno, de seis años, que fue diagnosticado con cinco a pesar de que su madre, Martina, sospechaba que algo le ocurría mucho tiempo atrás.
"Tardaron años en diagnosticar a mi hijo y durante un tiempo los profesores decían que lo que tenía era un retraso madurativo. Fuimos nosotros los que, gracias a la información de la disponíamos, nos movimos de un especialista a otro hasta conseguir el diagnóstico. Perdimos mucho tiempo y al principio no tuvimos la suerte de dar con buenos profesionales" - se lamenta Martina.
Sara, en cambio, es consciente de la suerte que tuvo con el diagnóstico temprano de su hijo Diego, que actualmente tiene 11 años pero fue diagnosticado con tan sólo dos. A partir de ese momento pudo ponerse en manos de profesionales y ofrecer a Diego estimulación desde su etapa en la guardería.
"Actualmente mi hijo va a un colegio público en Madrid y cuenta con apoyo en logopedia y pedagogía terapéutica donde trabajan su principal dificultad, que en su caso es la comprensión lectora" - nos explica Sara.
El pasado viernes, el hijo de Martina comenzó su etapa de Infantil en un colegio nuevo y su madre confía en que los profesores sepan guiar y tratar a su hijo. Y es que la formación del profesorado es clave para la integración de los niños con Asperger, y así nos lo cuenta la psicóloga Carolina del Olmo.
"Lo normal es que el niño con Asperger esté matriculado en una escuela ordinaria. Estos niños tienen unas características determinadas, que les hace tener dificultades en algunas áreas concretas como la socialización y la comunicación, con algunos momentos de estres. Pero si trabajan en terapia y hay una conciencia solidaria en la escuela, es posible la integración en las aulas" - explica Carolina del Olmo.
Pero el síndrome de Asperger sigue siendo un gran desconocido y las dificultades que estos niños presentan a la hora de relacionarse con el entorno, pueden suponer una gran falta de empatía por parte de los que le rodean.
"Hay mucha ignorancia y poca empatía hacia ellos" - confiesa la especialista - "Son niños con mucho ruido interno, con muchas cosas a la vez en su cabeza, que en ocasiones les perturba y es ahí cuando necesitan ayuda y por eso es importante que los maestros y todo el entorno de la escuela estén formados, preparados e informados. Una vez que los profesores comprendan las peculiaridades del Síndrome, podrán comprender los comportamientos en la clase y manejarlos de una forma adecuada y positiva para todos" - cuenta la psicóloga.
La relación entre el alumno con Asperger y el resto de compañeros
La psicóloga, Carolina del Olmo, nos explica que es labor del centro educativo y de los profesores informar al resto de los alumnos y a sus familias de las características del compañero con Asperger. Sólo así, se podrá generar entre todos un ambiente de comprensión, sensibilidad y empatía que hará que las cosas funcionen.
Para el pequeño Bruno, al que las aglomeraciones le agobian, el primer día de clase resultó ser un tanto abrumador. Sin embargo, Martina nos cuenta que su hijo está contento e ilusionado con su nuevo cole:
"Cuando le recogí estaba un poco asustado, pero me dijo que había jugado con un niño en el patio a llenar una botella de agua. Parecía contento y animado y me contó muchas cosas. ¡Eso es muy buena señal!" - nos cuenta esperanzada.
Y es que, como cualquier madre cuyo hijo comienza el colegio por primera vez, Martina está espectante, nerviosa y deseosa de que todo marche bien:
"Yo quiero que mi hijo esté integrado y tenga amigos, pero sobre todo quiero que vaya al cole a aprender y a dar lo mejor de sí mismo" - recalca.
Sara, por su partem nos explica que la mayor limitación de Diego son las relaciones sociales y aunque están muy agradecidos con el colegio y las ayudas que le prestan, echa de menos que su hijo tenga el apoyo y acompañamiento de un profesor durante el tiempo del recreo:
"Mi hijo no entiende los dobles sentidos a la hora de hablar o las bromas que le gastan otros compañeros. Le cuesta relacionarse con sus iguales y, en ese sentido, parte con desventaja" - explica.
Además del colegio, Sara lleva a su hijo a diferentes actividades extraescolares como música y tenis. Quiere que Diego lleve una vida de los más normal posible y se enfrente día a día a las diferentes situaciones cotidianas que pueden surgir.
¿Pueden tener amigos los niños con Asperger?
Para Carolina del Olmo, la relación entre los niños con Asperger y otros niños puede ser preciosa porque les hace descubrir diferentes personalidades, matices y formas de ser y les educa en el respeto y la igualdad.
"Son los niños los que nos enseñan a los adultos a aceptar a los demás tal y como son y a respetar. Los niños en ocasiones comprenden mucho mejor que los adultos los momemtos de estrés de los niños con Asperger, y se muestran empáticos con ellos"
Y así lo corrobora Sara, que está feliz de que su hijo tenga amigos en el colegio que le entiendan y le respeten:
"Sus compañeros le entienden muy bien y se ha juntado con unos chicos encantadores que saben llevarle, comprenderle y contenerle cuando se enfada. ¡En ese sentido estamos muy contentos!"
Tanto familiares como profesores coinciden en afirmar que las relaciones de amistad con un niño con Síndrome de Asperger puede aportar cosas muy positivas y de las que todos podemos aprender.
"Convivir con un niño con Asperger es convivir con un niño con unas necesidades diferentes y una percepción distinta del mundo. Eso nos ha hecho darnos cuenta de que existen muchísimas maneras de ser y de entender la vida y creo que a sus compañeros de clase les ha ocurrido lo mismo y por eso le han aceptado tan bien" - nos cuenta Sara.
"Como madre, me siento muy orgullosa de mi hijo. Tiene muchas ganas de agradarnos y agradar al prójimo. No es cierto que los autistas no tengan empatía: mi hijo es un niño tremendamente sensible y empático, a pesar de que no siempre entiende el mundo en el que vive y eso le hace responder de una forma poco aceptada socialmente. Pero es lo que él siente y así lo hace saber" - explica.
Fotos iStock
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