"Este niño tiene altas capacidades porque sus padres lo sobreestimulan demasiado". Este es uno de los mitos más extendidos en torno a las altas capacidades, y que viene a decir básicamente que el alto potencial de un niño es fruto exclusivo del trabajo que hacen sus padres criándolo y educándolo de una manera exigente para sacar su máximo potencial.
Dejando a un lado el hecho de que una crianza exigente puede provocar infelicidad y frustración en los niños, es fundamental saber que la inteligencia no depende únicamente del esfuerzo y la estimulación que el niño reciba por parte de su entorno.
Ahora bien, como sucede con cualquier otra parcela del desarrollo en la infancia, una adecuada estimulación es clave para que los niños con altas capacidades puedan desarrollarse de una forma plena.
Sobreestimulación y altas capacidades: uno de los mitos más extendidos
La inteligencia humana es sumamente compleja y son muchos los factores que la determinan, incluyendo factores genético y ambientales. Es decir, la inteligencia no depende exclusivamente de la herencia que recibimos, como tampoco de la educación y estimulación en los primeros años de vida.
Así por ejemplo, genéticamente un niño puede nacer con un alto potencial y dar señales de ello desde sus primeros meses de vida. Pero si el entorno en el que ese niño se cría y educa no responde a sus necesidades ni se le ofrece la adecuada estimulación, es posible que no llegue a desarrollar todo su talento.
Del mismo modo, si no hay una herencia genética, la estimulación por sí sola tampoco bastaría. Si así fuera, cualquier persona con un adecuado nivel de estimulación ambiental podría llegar a tener alta capacidad. Y obviamente, no es así.
Por tanto, decir que las altas capacidades de un niño son fruto de la estimulación que ha recibido es incorrecto y absurdo, y uno de los mitos más extendidos en torno a las altas capacidades.
Los niños con altas capacidades necesitan estimulación, como cualquier niño
Ahora bien, tal y como hemos mencionado en el punto anterior, un niño con altas capacidades necesita desarrollarse en un entorno que atienda correctamente sus necesidades, que sepa cómo retarle y estimularle para lograr desarrollar todo su potencial.
La estimulación debe darse tanto desde el entorno familiar, como académico. Los padres de niños con altas capacidades debemos saber cómo motivar a nuestros hijos, satisfacer sus demandas y estimularlos de forma adecuada, sin agobiar, forzar, provocar frustración o esperar nada concreto de ellos.
Por ejemplo, si nuestro hijo muestra interés en saber más acerca de un tema concreto, es importante saciar esa curiosidad natural ayudándole a explorar hasta donde quiera llegar, siempre respetando su ritmo para no caer en la sobreestimulación.
Pero como madre de niños con altas capacidades se por experiencia que no es fácil encontrar el equilibrio entre la estimulación en el entorno familiar y la que se da desde el colegio. Y es que con frecuencia, a los padres de niños con alto potencial se nos acusa de "enseñar a nuestros hijos cosas que no tocan en ese momento" o que "no son adecuadas a su edad", pese a que nosotros únicamente estamos dando respuesta a su curiosidad innata y ansias de aprender.
Esta fricción no sucedería si desde los centros educativos se atendieran las altas capacidades como se merecen; algo que, desgraciadamente, no siempre sucede. En este sentido, cabe recordar que las altas capacidades están contempladas por ley como necesidades educativas especiales, por lo que los niños con alto potencial tienen derecho a que desde el colegio se les atienda de manera personalizada según su perfil cognitivo, madurativo y de aprendizaje.
Familia y escuela deberíamos ir siempre de la mano velando por el aprendizaje y bienestar de todos los alumnos, incluidos por supuesto los alumnos con altas capacidades.